“Vino una ola que nos rompió la puerta del almacén y rajó el escaparate. Una cosa es que te entre el agua y otra que te entre todo el río”, explicaba Edurne Araiz, ayer en torno al mediodía en la entrada de su negocio, en la plaza de Sancho Abarca de la Rochapea. Araiz era la cara visible ayer de esta empresa familiar arraigada en el barrio desde hace años. Sus esfuerzos y los de amigos y empleados se centraban en sacar del local todo lo dañado, decenas y decenas de objetos, y de terminar de achicar el agua del interior.

En el 2013 también sufrieron la entrada del Arga, desde entonces, afirmó, cuando escuchan que abundará la lluvia, se ponen a temblar. Entonces, los daños expresa Araiz con la ayuda de su contable, Silvia Iriarte, “superaron los 150.000 euros, pero esta vez seguramente serán más, pero no sabemos aún cuánto”. Solo el cristal de su escaparate, rajado con una enorme grieta, estiman que puede costar unos 9.000 euros. “Esto es una empresa familiar y no podemos parar. El lunes vamos a estar abiertos sí o sí”, sostuvo Araiz con determinación, mientras añadía que “antes de que el río llegue hasta aquí seguro que hay medidas que se pueden tomar”, concluía diciendo fueron los propios trabajadores de su empresa los que tomaron la iniciativa para levantar las arquetas de las alcantarillas y facilitar la evacuación del agua. “Todas están cegadas con hojas porque no se limpian”, sentenció.

Pared con pared, la empresa Global Servicios Culturales también vio entrar con fuerza el río. “A una compañera le pilló en el piso de arriba y no podía salir”, afirmaba la gerente, Saioa Erro, mirando la marca dejada por el agua de unos 30 centímetros. En 2013 solo se cubrió Toda la planta baja fue inundada durante horas y, aunque les falta de un recuento definitivo, los daños serán de miles de euros. “Se nos han dañado 4 CPU, una fotocopiadora, una cámara de fotos nueva y un ordenador portátil nuevo. Al menos el servidor lo tenemos arriba y podemos seguir trabajando”, detallaba Erro, confiada de ser capaces de revertir la situación.

Esta inundación les obligará, de nuevo, a adoptar medidas de teletrabajo. “Al menos todo el personal de oficina tendremos que trabajar desde casa, mientras limpiamos esto”, afirmó Erro. Su empresa, dedicada al mundo cultural, con servicios de sonido e imagen en lugares icónicos de Pamplona como Baluarte o las exposiciones de la Ciudadela, emplea a 25 personas de manera estable.