stoy harta de esta mierda", gritó Beatriz Aldivar, amiga de Sara Pina, al terminar la concentración silenciosa celebrada en su localidad natal Cortes, para mostrar la "repulsa" y "rechazo" para todas las formas de violencia contra las mujeres. "Reclamamos el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencias", afirmó el alcalde, Fernando Sierra, "¡hoy todas y todos somos Sara!", concluyó haciendo referencia a la pancarta que, entre lágrimas , sujetaban las amigas de Sara Pina. En su nombre colocaron 13 rosas rojas y velas moradas en el centro de la plaza, una por cada amiga, simbolizando el amor que le tenían y la ausencia que deja. "Jamás pensamos que hoy estaríamos aquí", leyó Beatriz, "los maltratadores se esconden muy bien. Siento rabia, mucha rabia y un dolor insoportable. Nos han arrebatado tu amor como hija, como hermana, como nieta, como prima, como amiga... Tenías toda una vida por delante, llena de proyectos con un trabajo que te hacía feliz y un asesino machista te lo ha arrebatado todo. ¡Hasta siempre amiga, te quiero muchísimo. Te queremos! Ni una menos. Nos queremos vivas", gritó ante cerca de 500 personas que se habían acercado hasta la plaza del Duque de Miranda.

La localidad ribera guardará tres días de luto y las banderas permanecerán a media asta por la pérdida de su hija Sara Pina que hubiera sido la primera en estar en esa concentración, como siempre hacía. Tan concienciada estaba contra la violencia machista que el pasado 25N (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres) ella iba a leer el comunicado delante de un mural ante cientos de niños y niñas en el colegio Dos de Mayo de Castejón donde trabajaba, pero la lluvia impidió realizar el acto. Todo un símbolo.

Muchos recordaron a Sara como "sensata", "animada" y "muy trabajadora y comprometida" hasta el extremo de que barajaron su nombre para que integrara una nueva candidatura municipal en Cortes hace dos años. Entre lágrimas y abrazos se podía escuchar el sonido de la desesperación y gritos de amigas y parientes ante la pancarta "¡quién me lo iba a decir a mí!" o lamentando, entre sollozos, que al supuesto asesino lo hayan encontrado vivo.

En Cortes estuvieron presentes alcaldes, concejales, parlamentarios, senadores de toda la Ribera, ya que el asesinato de Sara ha impactado a toda la comarca. No en vano, siendo de Cortes, vivía en Tudela y trabajó en Corella y Castejón.

El vicepresidente del Gobierno, Javier Remírez, destacó que esperaba que "pronto sea puesto a disposición de los juzgados de Navarra para que la justicia haga su trabajo. No la van a devolver pero si se podrá hacer justicia cuanto antes y si se prueba que pague las consecuencias de sus actos". Remírez destacó que se trataba de una "servidora pública" por cómo se entregaba y ayudaba en su trabajo de profesora de Educación Especial. También los ayuntamientos de Corella y Castejón hicieron público comunicados mostrando su dolor y repulsa por el salvaje crimen.

En Tudela, donde vivía y fue asesinada Sara el pasado fin de semana, la Plataforma 8M organizó una concentración a la que acudieron unas 600 personas y en la que pidieron que " todas aquellas mujeres que estén enredadas en la trampa de la violencia patriarcal se organicen, se encuentren en redes de apoyo mutuo, de cuidado y de autodefensa". En su comunicado señalaron que "desde muy temprana edad, somos expuestas y educadas para soportar ciertas actitudes que no pongan en riesgo el modelo heteropatriarcal en el que se sustentan la mayoría de nuestras relaciones" y recordaron que "la violencia machista se construye también desde el silencio y la complicidad de una estructura social que invisibiliza y minimiza cualquier tipo de comportamiento violento machista no explícito".