La asociación Hegoak, referente en Navarra en la lucha contra las drogas, ha anunciado este miércoles la suspensión de su actividad social después de 28 años de andadura.

La entidad, que acompaña a personas con graves problemas relacionados con las drogas desde 1994, cuando nació para combatir el fenómeno del consumo de heroína bajo el nombre “Asociación de familiares y amigos de drogodependientes”, pone fin a sus acciones tras debido a una “asfixia económica” que ha tenido a la pandemia como protagonista final.

A pesar de que la entidad llevaba años “debilitada” tras diversos cambios en los planes forales de drogodependencias que les hizo sufrir “oscilaciones de ingresos” que debilitaron “enormemente” su estructura -en 2012 recibieron un 65% menos de ingresos en subvenciones y tuvieron que reducir un 30% su actividad-, la asociación se mantuvo en el limbo durante entonces debido a una financiación europea y al apoyo de la red de profesionales de servicios sociales que continuó apostando por su labor.

Sin embargo, y a pesar de una “pequeña recuperación” en 2018, cuando se volvió a apostar por la “prevención y estrategias de reducción de riesgos y daños”, finalmente Hegoak se ha visto abocada al cese tras algo más de dos años en los que su actividad se había visto muy reducida por las distintas restricciones derivadas de la situación de alerta sanitaria.

“La pandemia ha trastocado todos los ámbitos de ocio, la posibilidad de intervenir en ellos ha desaparecido y no hemos tenido apoyo. Nadie se ha acordado de las organizaciones sin ánimo de lucro mientras se ha dado ayudas a sectores que estaban cerrados por las medidas”, ha lamentado en rueda de prensa Floren Luqui, miembro de Hegoak.

La escasez de intervenciones en lugares como bajeras o centros educativos y en contextos como fiestas patronales, todos ellos ámbitos ampliamente restringidos por la alerta sanitaria, ha privado a Hegoak durante estos dos años de subvenciones, e incluso les ha obligado a devolver alguna partida -con una cantidad de ella ya gastada- ante la falta de justificación de una actividad que se tuvo que paralizar.

El respeto, su filosofía

“Siempre hemos trabajado dando libertad, aceptando a las personas como son. Respetando sus situaciones, y trabajar con ellas a partir de ahí. Eso ha sido fundamental en nuestra filosofía. Por eso hemos tenido una conexión tan importante con los jóvenes”, ha explicado este miércoles Floren Luqui, mientras ambientaba el anuncio del fin de la actividad de Hegoak con la canción Txoria Txori, el himno de Mikel Laboa sobre la libertad que establecía un paralelismo entre el nombre de la entidad -que significa alas en euskera- con el título, traducido como “el pájaro es pájaro”.

“Como pájaros hemos ido volando, pero hubo un momento en el que hemos volado sobre el océano. En ese tránsito encontramos algunas islas y barcos en los que coger aire, pero hemos acabado agotados al no dejar batir las alas y hemos caído al mar”, ha afirmado Luqui.

Un camino de casi tres décadas

Hegoak comenzó su actividad hace casi tres décadas, cuando la heroína destrozó a una generación entera de jóvenes navarros y del resto del Estado. “La realidad era muy concreta, y la asociación se creó para responder a esa necesidad”, ha explicado Itziar Martínez, integrante de una entidad que se ha tenido que ir “adaptando” tanto a las sucesivas generaciones como a los diferentes tipos de drogas y de consumos.

“Esa es la definición de Hegoak, la de adaptarnos”, ha resumido Martínez, que recordó que a partir del año 2000 las relaciones de la sociedad con las drogas cambiaron y ya no solo hubo situaciones de dependencia, sino también de convivencia.

“Entonces nos acercamos a ámbitos de ocio, bajeras y fiestas. Nos hemos ido haciendo hueco tratando este tema tan delicado, dejando de demonizar a las drogas y tratándolas como una realidad con la que hay que convivir”, ha desarrollado Martínez, que a pesar de lo triste del momento se queda con una sensación de gratitud. “Nos quedamos en muchos espacios, y dejamos una juventud más válida de lo que a veces se cree la sociedad”, ha apuntado.

“No nos queda duda de que, aunque hoy dejamos un vacío, se han quedado semillas de nuestro trabajo”, ha concluido Floren Luqui, visiblemente emocionado al acabar su intervención, al igual que sus compañeras que han formado parte de una aventura que, tras 28 años, puso su punto final.