donostia - Balento, como le conocía todo el mundo, se dejó la vida haciendo lo que más quería. A sus 81 años, este vecino de Bergara, deportista de pies a cabeza, seguía siendo un portento físico a pesar de su avanzada edad. Acostumbraba a cuidar tanto de su salud como de sus amistades. Activo y servicial, lo mismo se ponía a cortar el césped de la Sociedad Altzasu que echaba una mano en lo que hiciera falta. "Era de pueblo, muy social, le conocía todo el mundo", confesaba ayer a este periódico un amigo, apenado por su inesperada despedida. La montaña se cobró su vida a media mañana. La peña Mugarra, con su esbelta silueta y sus 965 metros de altura, ya había quedado atrás en una mañana soleada que parecía un regalo caído del cielo. La fatalidad aguardaba a la bajada.

Luis Mari Mujika, veterano miembro de la sociedad de montaña Pol Pol, descendía de este conocido pico del Duranguesado en compañía de una de sus hijas. El fatal accidente tuvo lugar cuando resbaló a la altura del collado de Mugarrekolanda, a unos 760 metros de altura. Cayó por un barranco, según indicaron fuentes del Departamento vasco de Seguridad consultadas por este periódico. Todo ocurrió sobre las 11.20 horas.

Inmediatamente se dio la alerta al teléfono de emergencias SOS Deiak. Balento, curtido en tantas modalidades deportivas, como el fútbol, la pala y el ciclismo, yacía sin dar señales de vida. Se desplazaron al lugar efectivos de la Er-tzaintza, entre ellos un helicóptero de la Unidad de Vigilancia y Rescate (UVR).

A pesar de no ser una cima compleja, no resultó sencillo acceder hasta el lugar donde se encontraba su cuerpo. El escarpado paraje impidió que la aeronave pudiera tomar tierra junto a él, y varios miembros del operativo tuvieron que descender en una zona próxima para desplazarse a pie. No tardaron en atender al vecino de Bergara, del caserío Balento, de donde le viene el sobrenombre por el cual todos le conocían.

Los intentos por reanimarle fueron baldíos. Los ertzainas le practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar pero Luis Mari Mujika había fallecido. El cuerpo del esperimentado montañero fue trasladado por un helicóptero de la UVR hasta la base de la Ertzain-tza en Iurreta. Entretanto, en Bergara la noticia corría de boca en boca, con un irreprimible sentimiento de pérdida.

Era muy conocido, y no solo en el núcleo urbano. Se da la circunstancia de que durante muchos años Balento trabajó en Laboral Kutxa en una época muy diferente a la actual en la que, según recordaba ayer un amigo, no había sucursales. El hombre recorría con su furgoneta todos los barrios y zonas rurales para facilitar los trámites de los vecinos, como hoy pueden hacerlo en cualquiera de las entidades bancarias. "Era un hombre siempre dispuesto y muy popular", aseguraba un conocido.

El malogrado deportista estaba casado y tenía tres hijos, dos mujeres y un varón. Una de ellas le acompañaba ayer. La misa funeral por el montañero se celebrará mañana en Bergara.

El siniestro tiene lugar un día después del fallecimiento de otro montañero de Iruñea, de 68 años, que murió el sábado en las faldas del monte Olano, en el municipio alavés de Asparrena.

Pese al despliegue de un dispositivo de emergencias, no fue posible la reanimación del hombre, aquejado de "un fuerte dolor en el pecho". Eran las diez y media de la mañana cuando una llamada alertaba al Servicio de Emergencias SOSDeiak 112 de que un montañero, que se encontraba en las faldas del monte alavés, parecía aquejado de una insuficiencia cardíaca.

Rápidamente se movilizarnon diferentes recursos del Servicio de Emergencias, entre ellos el Grupo de Montaña de la Unidad de Vigilancia y Rescate, y un helicóptero de la Ertzaintza. El acceso a la zona resultó en esta ocasión también complejo.

Al lugar acudieron servicios sanitarios que se trasladaron en otra aeronave, así como una dotación de bomberos. Nada pudo hacerse por salvar su vida.

más rescates en gipuzkoa Sin un desenlace tan trágico, la jornada de ayer que animó a tantas personas a salir al monte dejó un reguero de intervenciones en Gipuzkoa. Hacia las 17.00 horas en Oñati, de Aran-tzazu a Urbia, los servicios de emergencias tuvieron que atender a una persona que sufrió una indisposición. Otro tanto ocurrió en la playa de Mendata, en una pequeña cala de piedra formada por el impacto de las olas bajo los acantilados. Hubo que rescatar aquí a una persona que recorría el flysch y se lesionó. En el Adarra también fue necesario movilizar efectivos, así como en Txindoki. Miembros de la la Unidad de Vigilancia y Rescate evacuaron a una menor que se lesionó un tobillo y fue trasladada en helicóptero al Hospital de Zumarraga.