Un conductor de 52 años de edad que conducía drogado por la N-121-A en Bera, al haber ingerido sustancias estupefacientes, tales como anfetamina y cannabis, ha sido condenado por la Sección Primera de la Audiencia Provincial a una multa de 2.400 euros y a quedarse dos años sin permiso de conducir. El fallo viene a ser confirmatorio de un pronunciamiento anterior del Juzgado de lo Penal 1 de Pamplona.

Los hechos ocurrieron en pleno confinamiento, el 26 de marzo de 2020 cuando el acusado, que conducía una Peugeot Partner, se detuvo en una señal de ceda el paso en el kilómetro 63 de la N-121-A. El procesado llegó a la confluencia de dicha carretera con la que serpentea el puerto de Belate, la NA-1210, y se detuvo en el lugar permaneciendo parado delante de ella unos dos minutos, pese a que no pasó nadie por la vía a la que iba a acceder.

Este extremo, refleja la sentencia, llamó la atención de una patrulla de la Policía Foral, que pudo ver igualmente que su vehículo realizaba luego un adelantamiento de forma arriesgada, por lo que le instaron a que se detuviera, a lo que el procesado accedió, bajándose del coche sin ponerle el freno de mano, lo que provocó que éste se deslizara unos metros.

A la vista de tales circunstancias y dado que presentaba ojos enrojecidos, cambios de estado de ánimo, lentitud de reacción, dificultades de expresión, constante parpadeo y mirada distante, los agentes decidieron someterle a la prueba indiciaria de detección de estupefacientes. A las 11.40 horas arrojó resultado positivo en cannabis, anfetamina y metanfetamina.

Sin freno de mano y aspecto adormilado

El acusado recurrió la condena inicial a la Audiencia y reclamó la absolución alegando que la prueba de detección practicado no había sido realizada con las debidas garantías, ya que se tardó un mes en enviarla al laboratorio, y que si dejó sin activar el freno fue por los nervios de la interceptación de los agentes. Asimismo alegó que no había dormido en toda la noche porque había estado trabajando y de ahí el aspecto que observaron los policías.

El tribunal ha desestimado su recurso y ha confirmado la condena. La Audiencia recalca que ese solo retraso en el envío de las pruebas de droga al laboratorio, por sí solo, “no afecta a la cadena de custodia, ni obsta a la apreciación de la integridad de la muestra. Y la defensa tampoco solicitó aclaración alguna de posibles consecuencias en el informe emitido”. Por ello, confirman la validez de las pruebas y añaden que, sobre el resto de irregularidades al volante, los policías actuantes apreciaron “una serie de síntomas” en el acusado de los que concluyeron su afectación por el consumo de sustancias.

Destacaron, además de los síntomas físicos antes descritos, el fuerte olor del cenicero a marihuana y que tenía dos colillas ya fumadas a lo que el conductor respondió que serían de marihuana. La Sala concluye que por todo ello, sin género de dudas, las citadas sustancias que había ingerido el acusado mermaban sus facultades para la conducción del vehículo de un modo tan importante como para producir la afectación de facultades, poniendo en peligro la seguridad vial.