Aunque es un dispositivo que despierta controversia, cada vez son más los Cuerpos policiales de Navarra que se están dotando de pistolas eléctricas para equipar a sus agentes. La Policía Foral y las Policías Municipales de Pamplona, Tafalla y Egüés ultiman la puesta en servicio de estas armas incapacitantes, previstas para reducir a personas violentas sin recurrir al uso de fuerza letal (armas de fuego). Se unirán a otros ocho servicios de Policía Local y de agentes municipales (antiguos alguaciles) que ya disponen de ellas en la Comunidad Foral: Peralta, Funes, Falces, Azagra, San Adrián, Cintruénigo, Cascante y Valtierra.

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Un DEC (Dispositivo Electrónico de Control) o táser es un arma con forma de pistola que, al activarla, dispara dos dardos conectados con el dispositivo mediante cables que aplican una descarga eléctrica al hacer impacto en el cuerpo de la persona. La descarga es un impulso eléctrico de unos 50.000 voltios y 0,0019 amperios, de una duración limitada (normalmente de unos 5 segundos) que confunde al sistema nervioso y produce una paralización muscular que incapacita temporalmente a la persona.

ARMAMENTO REGLAMENTARIO

La Orden Foral que regula el armamento reglamentario de las Policías de Navarra no específica expresamente las pistolas eléctricas, pero deja la puerta abierta al uso de táser, ya que en ella se establece que "se aplicará la normativa general sobre armas en todo aquello no regulado expresamente". En este sentido, la normativa general sobre armas, es decir, el Reglamento de Armas general prohíbe la venta y tenencia de defensas eléctricas, excepto para funcionarios especialmente habilitados, que para su capacitación deben recibir 16 horas de formación anual que incluyen prácticas de disparo.

Con un coste unitario que ronda los 6.000 euros, incluida la instrucción, los táser se encuentran plenamente operativos en servicios de policía como los que prestan los Ayuntamientos de Peralta, Funes, Falces, Azagra, San Adrián, Cintruénigo, Cascante y Valtierra, los táser. No obstante, la interpretación jurídica genera dudas en algún Consistorio, como el de Tafalla, que está a la espera de que el Gobierno de Navarra aclare si se van a incluir estos dispositivos expresamente en una nueva orden foral que regule el armamento reglamentario de las Policías de Navarra, mientras que en Egüés aguardan a la suscripción de un seguro de responsabilidad civil para activar su uso.

POLICÍA FORAL Y PAMPLONA, PRÓXIMAMENTE

En el caso de la Policía Foral, que ha adquirido tres dispositivos, el Gobierno de Navarra está ultimando un nuevo decreto foral que regulará el uso de las cámaras personales que se usan junto a los táser para grabar las intervenciones. "Se quiere ser muy escrupuloso en la normativa que afecta al uso de estos dispositivos", indican desde el Cuerpo autonómico, que lleva meses trabajando en los procedimientos y en la formación necesarios para su puesta en servicio.

Roberto Valencia, portavoz del sindicato mayoritario CSIF-SPF en la Policía Foral, advierte de que "llevamos tiempo reclamando a Interior y a la jefatura del Cuerpo que saquen los táser a la calle. Hemos tenido casos de compañeros de Policía Foral que han sido apuñalados en Alsasua y Marcilla, en 2011 y 2013. También ha habido situaciones recientes en Cuerpos de Policía Local, como ha pasado en Estella-Lizarra, donde un varón atacó con un machete a unos agentes, o en Noáin, donde cuatro fueron lesionados en una trifulca. Ante eso, el táser habría sido una herramienta muy útil, ya que reduce el riesgo para los policías y para el propio ciudadano, porque si se te abalanza alguien con un cuchillo, sólo te queda el arma de fuego".

Por su parte, la Policía Municipal de Pamplona, que ha comprado tres dispositivos, también sacará los táser a la calle en los próximos meses. Javier Goya, jefe del Cuerpo, asegura que es "un material necesario, porque nos estamos encontrando cada vez más con más intervenciones con personas muy agresivas. Nuestra idea es esperar a que se actualice la orden foral que específica el armamento reglamentario de las Policías de Navarra y, sino es así, será el propio Ayuntamiento el que lo regule motu proprio, con la idea de sacarlas a la calle de cara al verano, después de los Sanfermines".

EXHIBICIONES A JUECES Y SANITARIOS

Durante las últimas semanas, jueces y fiscales han asistido a una demostración en el Palacio de Justicia sobre su uso. También personal sanitario del Gobierno de Navarra ha presenciado una actividad similar para conocer su funcionamiento, que se usa preferiblemente por la espalda de la persona que se va a reducir, debido a la mayor presencia de musculatura, y si se dispara de frente, se deben evitar zonas como la cabeza, el pecho y los genitales.

Precisamente, las principales críticas a estos dispositivos están relacionadas con sus efectos sobre la salud. Así, Amnistía Internacional "pide que estén sujetas al mismo criterio que se aplica al uso de armas de fuego, debido a los riesgos que pueden tener en la integridad física y mental de la persona sobre la que se emplean", ya que "la mala utilización puede llevar a casos de trato cruel, inhumano o degradante o incluso tortura, en casos en los que su uso no ha estado justificado o ha tenido una intención de castigo".

Hay perfiles de personas que por determinadas condiciones físicas son más vulnerables frente a este tipo de armas. Entre ellas se encuentran los menores de edad, las personas mayores, personas con riesgos cardíacos como arritmias o personas que usan marcapasos y las embarazadas, grupos para los que de forma general, el uso de estos dispositivos está totalmente desaconsejado.

Aparte de las lesiones secundarias que pueden derivarse de la caída al suelo de la persona a la que se reduce, como un traumatismo craneoencefálico, los dardos de las pistolas eléctricas pueden causar lesiones penetrantes en la piel, los ojos, la cabeza y los órganos internos, que pueden ser graves, de ahí la importancia de la formación y de realizar un uso adecuado.

La descarga puede ser continua y prolongada si se mantiene el gatillo apretado (5 segundos como máximo) o reiteradas tantas veces como se apriete y suelte el gatillo. También se pueden utilizar como arma de contacto directo, pues hace saltar una chispa entre los electrodos que en contacto con el cuerpo de la persona produce una dolorosa descarga eléctrica localizada, un uso que Amnistía Internacional pide que sea prohibido.

Comunidades como Canarias hacen uso de defensas eléctricas desde hace 15 años, y en otras regiones de España la formación habilitante para su uso se da en el curso básico de policía. En Madrid, la Policía Local tiene 600 táser en la calle, mientras que la Policía Nacional adquirió 1.000 dispositivos para toda España y la Guardia Civil está en proceso de compra.