El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido este jueves aumentar el volumen de las compras de deuda de emergencia frente a la pandemia de covid-19 en 600.000 millones de euros, hasta alcanzar 1,35 billones, por la revisión de las previsiones de inflación.

La entidad ha informado de que el Consejo de Gobierno también ha decidido prolongar su duración, "al menos hasta finales de junio de 2021", cuando hasta ahora había asegurado que compraría deuda en cualquier caso hasta final de este año.

En cuanto a los tipos de interés, ha decidido mantener el de las operaciones principales de financiación en el 0%, el de la facilidad marginal de crédito en el 0,25% y el de la facilidad de depósito en el -0,50%.

Desde el final de marzo, el BCE compra deuda de la zona del euro para hacer frente al impacto de la pandemia de coronavirus en las condiciones de financiación de los países que comparten el euro y planea reinvertir el principal de los valores adquiridos para hacer frente a la pandemia hasta, al menos, finales de 2022.

Hasta el 29 de mayo, ha adquirido deuda por valor de 234.665 millones, de los que 186.603 millones han sido deuda pública, 35.384 millones pagarés y 10.579 millones bonos corporativos.

La peculiaridad del nuevo programa de compra de deuda es que es flexible y el BCE puede comprar más deuda de un país en un momento dado si su prima de riesgo se dispara en el mercado.

"Estas compras continuarán realizándose con flexibilidad a lo largo del tiempo, entre distintas clases de activos y entre jurisdicciones", ha reiterado hoy el BCE.

El Consejo de Gobierno espera que los tipos de interés continúen en los niveles actuales, o en niveles inferiores, hasta que observe que las perspectivas de inflación alcancen un nivel algo por debajo del 2%, y se reflejen en la evolución de la inflación subyacente.

Asimismo, el BCE mantiene su anterior programa de compra de deuda a un ritmo mensual de 20.000 millones, unas compras que espera que finalicen poco antes de que comience a subir los tipos de interés oficiales.

LAGARDE: "HAY SÍNTOMAS DE UNA RECUPERACIÓN TIBIA"

La economía de la zona euro ha registrado una caída sin precedentes en el segundo trimestre del año, tras registrar una contracción del 3,8% en los tres primeros meses de 2020, que parece haber tocado fondo en el pasado mes de mayo, lo que sugiere un rebote de la actividad en la región a partir del tercer trimestre, según ha anunciado la presidenta de la institución, Christine Lagarde, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del banco central.

"Existen síntomas de una recuperación tibia", ha señalado la presidenta del BCE, destacando que las últimas encuestas sugieren que el desplome de la actividad tocó fondo en mayo y anticipan un rebote en la segunda mitad de 2020 a medida que se levantan las medidas de confinamiento, aunque la velocidad y escala del rebote "siguen siendo inciertas".

En este sentido, Lagarde ha subrayado que el Consejo de Gobierno del BCE mantiene su compromiso para hacer todo lo necesario para cumplir su mandato y hacer que la política monetaria de la entidad se transmita sin dificultades a todos los rincones de la eurozona. Asimismo, la francesa ha reiterado la disposición del BCE para ajustar sus instrumentos en función de las necesidades.

De este modo, los economistas del BCE han ajustado sus proyecciones macroeconómicas y en su escenario base ahora anticipan una caída del PIB de la eurozona del 8,7%, que en 2021 pasará a ser un rebote del 5,2% y en 2022 se moderará al 3,3%.

En el caso de la inflación, el deterioro de la economía y la caída de la demanda y de los precios de la energía han llevado al banco central a revisar a la baja sus estimaciones, hasta el 0,3% en 2020 y el 0,8% en 2021, mientras que para 2022 prevé que los precios subirán un 1,3%.