HELVETIA ANAITASUNA 29

BADA HUESCA 29


Helvetia Anaitasuna (13+16) Juan Bar (portero), Gastón (1p), Bazán (1), Edu Fernández (3), Ganuza (4), Meoki (1) y Bonanno (2) –siete inicial–. También jugaron Cancio (portero), Aitor García (1), Redondo (6, 3p), Pereira, Elustondo (3), Joao Pinto (4), Chocarro (3) y Xavi Castro.

Bada Huesca (17+12) Daniel Arguillas (portero), Iván Montoya (8), Adrià Pérez (1), Domingo (2), Cordies (3), Miguel Malo (1) y Hackbarth (4, 1p) –siete inicial–. También jugaron Ian Moya (1), Suárez (2), Pere Arnau (2), Diógenes Cruz (1), Rodrigo (4) y Gucek.

Marcador cada cinco minutos 3-4, 5-8, 5-9, 8-12, 10-15, 13-17 –descanso–; 15-20, 18-21, 21-22, 22-26, 25-28 y 29-29. 

Árbitros José Manuel Iniesta Castillo y Alberto García Rodríguez (Comunitat Valenciana). Excluyeron a Bazán (2), Meoki y Xavi Castro por los locales; y a Gucek (2) y Montoya por los visitantes.

Pabellón Anaitasuna. 1.040 espectadores. Antes del partido, Antonio Bazán recibió el trofeo como mejor jugador del mes de febrero en la Liga de manos de Eduardo Rosales, coordinador de la zona noreste de Plenitude Iberia.

No era lo habitual esta temporada, así que ya tocaba. Esta vez los puntos no se esfumaron en el último suspiro, sino que se quedaron. Se arañaron. Más bien uno, el del 29-29 con el que el Helvetia Anaitasuna finalizó su partido ante el Bada Huesca después de que todo se le pusiera del revés. Los navarros fueron perdiendo durante todo el encuentro, con desventajas considerables de hasta seis goles, y sin embargo el último balón, ese que tantas veces se resistía a entrar este curso, entró. Fue gol.

El tanto de Mikel Redondo después de robar en defensa, galopar y superar a un Arguillas que en la segunda parte desesperó con sus paradas –9 firmó– supuso el empate y acabó por dar un punto a un Helvetia ávido ya de buenas noticias tras el batacazo copero y varios partidos sin levantar la cabeza.

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Balonmano | Helvetia Anaitasuna - Bada Huesca IÑAKI PORTO

No fue fácil, ni mucho menos. El Bada Huesca, que llegaba a Pamplona con los mismos puntos que su rival, plantó batalla y buen juego. Llevó la iniciativa en el marcador durante prácticamente todo el choque, hasta los últimos diez segundos en los que Redondo le aguó la fiesta. El pivote Iván Montoya, con goles imposibles hasta de espaldas, demostró por qué es el máximo artillero de su equipo. Se colgó 8 dianas y dio más de un quebradero de cabeza a la defensa navarra.

La temprana exclusión de Bazán en el m.4 fue el caldo de cultivo perfecto para que los de Nolasco abriesen la primera brecha (3-8, m.8). A ello hay que añadir un Helvetia errático, con pérdidas de balón e imprecisiones de las que el Huesca sacaba provecho.

Los nervios parecieron atenazar a Anaitasuna poco después, sobre todo a raíz del 5-8 que colocó Ganuza en el m.9. Los navarros no atinaban en ataque, el pase no llegaba a su receptor y los tiros acababan fuera. Aunque Bar fue capaz de detener un 7 metros e incluso los oscenses se estrellaban con el travesaño, el equipo pamplonés parecía noqueado.

Con el 5-10 (m.16), Quique Domínguez paró el tiempo y puso calma. El portugués Joao Pinto, que ayer se sacó de la manga una extraordinaria actuación, desenredó el hilo y marcó para su equipo después de ocho minutos de sequía.

El Bada Huesca seguía a lo suyo, superando con relativa facilidad la defensa de un Helvetia que, pese a quedarse sin Meoki en el tramo final de la primera parte por una exclusión, estuvo más avispado a la hora de gestionar la casi simultánea de Gucek para los oscenses. Un arreón final con goles de Aitor García, Chocarro y Bonnano redujo la distancia a tres tantos después de haber ido perdiendo hasta por seis (10-16, m.26). Una renta que se quedó en cuatro al descanso (13-17).

Antes del partido, Bazán recibió el trofeo como MVP de febrero de la Liga. Iñaki Porto

En la segunda parte, si hubo un protagonista inesperado ese fue Daniel Arguillas. Tres paradas seguidas suyas cortaban de lleno el ímpetu de un Helvetia que quería y necesitaba remontar. Y pareció que lo iba a hacer. Redondo, Edu Fernández, Gastón y Ganuza aparecieron para poner un 4/0 de parcial y colocar el 20-21 en el marcador (m.41), aprovechando además la superioridad por la exclusión de Montoya.

Sin embargo, esa remontada no terminaba de llegar. Menos aún cuando el Huesca aprovechó de nuevo los dos minutos a Bazán para sacar beneficio. Así, gracias al acierto de su pichichi y del buen hacer de su portero, ampliaba de nuevo la renta de forma peligrosa hasta cuatro goles (23-27, m.51). Anaitasuna varió su defensa, pasó a la 5/1 con Ganuza de avanzado para intentar darle la vuelta a un partido que parecía pintar muy mal. Incluso, el meta rival era capaz de detener un 7 metros a Gastón y el choque encaraba sus últimos cinco minutos con un 25-29.

Pero esa variación defensiva acabó dando sus frutos. Anaitasuna fue capaz de parapetar su portería y conquistar la contraria. Primero con Elustondo, luego con Ganuza, más tarde con Bazán y finalmente con un Mikel Redondo providencial que llenó de alegría a su equipo con un mágico gol. Un empate que bien valió una sonrisa.

DOMÍNGUEZ: "ES UN PUNTO QUE NOS DEJA UN SABOR DE BOCA MUY DULCE"


“¡Por Dios, por Dios, por Dios!” Es lo que Quique Domínguez iba pensando conforme Redondo encaraba la portería de Arguillas. “Ya estaba dentro. Este año ya hemos tenido varias de esas que han acabado en poste y esta ha ido dentro”, añadía y recordaba el técnico gallego, quien visto el devenir del partido daba más que por bueno el empate.

“Es un punto que nos deja un sabor de boca muy dulce”, aseguraba. “Hemos estado con desventajas muy grandes, luego hemos tenido una gran remontada, pero sin que llegar al empate, y más tarde ellos han despegado y ese sí ha sido un momento crítico. A pesar de eso, el esfuerzo y la lucha hasta el final han tenido su premio”, decía. En un partido “difícil”, quiso destacar a los tres jugadores “que no han entrenado durante la semana, que lógicamente se les ha notado, pero hay que agradecerles ese esfuerzo”.