El jugador de Helvetia Anaitasuna Ander Torriko aseguró que su objetivo es "volver a disfrutar" después de tres lesiones consecutivas de ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que le han mantenido apartado de la competición durante 1.029 días.

"La espera ha sido muy larga. He pasado muchas horas fuera de la pista viendo los entrenamientos y al equipo crecer. La palabra es ganas, ganas de demostrar, de sentirme de nuevo jugador, de disfrutar y de ayudar al grupo", cuenta Torriko después de sufrir tres graves lesiones seguidas de ligamento en la rodilla derecha que no frenaron su pasión por el balonmano.

El 27 de marzo de 2021, el de Zumaia sufrió en Puente Genil, Córdoba, el primero de los tres infortunios. Era su primer curso en Pamplona y el cruzado le dijo basta. Nueve meses después, el 8 de diciembre de ese mismo año, llegó la recaída cuando ya acumulaba tres semanas entrenándose con sus compañeros.

Tras operarse nuevamente, llegó el tercer varapalo a finales de agosto de 2022. Ocurrió una semana antes de comenzar la Liga, con toda la pretemporada completada a buen nivel con el equipo. Consultó su situación con el doctor Manuel Leyes en Madrid. Le explicó que podía seguir jugando, pero con un periodo de tres meses con un injerto óseo quitándose el cruzado. Por fin, el 16 de diciembre tuvo lugar la última operación.

"Noto que va muy bien. Leyes optó por un refuerzo extra articular que consistió en coger un trozo del tibial anterior y mi isquiotibial, conocido como pata de ganso, que es lo que está haciendo de cruzado, mientras que las dos anteriores fueron rotulianas", explica sobre un refuerzo que "da estabilidad, pero que limita algo la flexión".

A sus 26 años, más allá de las horas en el gimnasio, destaca la "constancia, la paciencia y la continuidad" demostrada este tiempo para "escuchar a mi cuerpo y saber cuál era el momento de volver a competir".

"El campo mental es incluso más importante que el físico en este tipo de lesiones que son de larga duración y que te ponen a prueba a ti mismo. He tenido baches y días peores, pero si aprendes a entender esto, creo que ahí está la clave, conocerte y saber gestionarte", continúa.

De la posibilidad de dejar el balonmano ante la magnitud de su mala fortuna, Torriko se muestra seguro de su decisión: "No, siendo sincero. Es algo que me he planteado, qué mala suerte estoy teniendo, el porqué de ello, una explicación. Te vienen a la cabeza recuerdos de si volveré a ser el mismo de antesâ nunca me planteé tirar la toalla".

"Soy una persona animada, el balonmano me ha dado mucho y creo que ha merecido la pena luchar por ello. En ningún momento me he planteado dejar el balonmano", añade.

Probablemente sea el único deportista de élite que haya vivido tres lesiones de tal magnitud de manera consecutiva: "Ha sido un palo tras otro. Cuatro operaciones en tres años que hay que asimilarlas. Cuesta, pero bueno, aquí sigo y estoy muy satisfecho de la forma en la que lo he llevado".

Agradece "el apoyo" recibido desde casa, donde siempre ha existido "la cultura del balonmano". Tanto sus amigos como su novia también han sido una parte fundamental de una montaña rusa de emociones que el deportista vasco ha logrado superar.

"El balonmano está muy bien, pero el pensar que hay muchas más cosas en la vida y que, por ejemplo, te tienes que seguir formando. Valoras que tarde o temprano el deporte profesional acaba, te hace cambiar la perspectiva al ver que somos muy vulnerables y que te puedes lesionar en cualquier momento", reflexiona el central verdiblanco.

1.029 días después, el '10' de Anaitasuna volvió a sentirse jugador el pasado sábado ante el Bidasoa Irun: "El míster me dijo que me veía preparado. Salió la cosa bien, ganamos y fue muy emotivo el tener a todo mi pueblo y mi familia en el lugar donde me crié".

"Al principio estaba muy nervioso, bastante tenía con lo mío, en estar enfocado. La segunda parte me fui soltando más. Agradezco mucho a mis compañeros la reincorporación. Al final se notó que llevaba mucho tiempo entrenando con ellos", recuerda sobre el 29-35 firmado el sábado pasado.

Su entrenador, Quique Domínguez, ha sido otro de sus grandes pilares durante este oscuro tiempo: "Tengo palabras muy buenas sobre él. Desde que me lesioné noté que tomó esto como algo suyo. Agradezco que me haya tenido presente en las ruedas de prensa, me ha dado confianza y valor para encarar las rehabilitaciones. Es una persona muy empática".

"Mi objetivo principal es volver a disfrutar como jugador de balonmano. Ya he empezado a hacerlo en estos dos amistosos y de aquí al final tengo que ser inteligente en saber que el equipo es el equipo y que el rol que tendré será diferente al de antes", afirma.

"Cuando volví a coger el balón sentí que la magia no se pierde, se mantiene. En aspectos físicos y tácticos puedes perder cosas, pero lo que lleva uno dentro permanece", dice un Torriko "contento" por la renovación hasta final de curso anunciada por el club este jueves.

Sobre su equipo, antes del regreso liguero la próxima semana tras el parón, señala: "En Liga se puede hacer un balance muy positivo de la primera vuelta. Estamos séptimos, está muy igualada la cosa y creo que el equipo está en buena dinámica. El parón nos está sirviendo para coger sensaciones".