Arnedillo y Blanchart, con todos los europeos a sus espaldas
Juan Luis Arnedillo y Pep Blanchart, que han acudido a todos los Campeonatos de Europa desde 1994, hacen balance del Europeo de Alemania
El Europeo de Alemania ha batido todos los récords: más de un millón de espectadores se han dado cita en los seis recintos que han acogido el evento. Pocos de todos esos asistentes podrán decir que han asistido a los 16 Campeonatos de Europa que se han celebrado. Todos desde 1994 en Portugal.
Los de Pep Blanchart y Juan Luis Arnedillo son dos rostros habituales en las citas internacionales, de máxima categoría o formativa. El primero (1959) conoció al Granollers en el frontón Uranzu de Irun y participó en el primer partido que se jugó en Artaleku en enero de 1987, un Elgorriaga-Cacaolat. Hombre clave del club vallesano, en el que fue gerente y lo que hiciera falta durante casi 40 años, también ha participado en eventos internacionales, bien como delegado de los organismos o como parte de la organización, como en el Mundial femenino de 2021.
Con Gasteiz como eje de su vida, hablar de Arnedillo (1950) es hacerlo de las categorías formativas del balonmano en Euskadi. Desde su localidad natal, Funes, donde empezó a entrenar, hasta las selecciones vascas (21 años con los cadetes) y llegó a la División de Honor Plata, al Villa de Aranda como miembro del cuerpo técnico. Hoy forma parte de la Comisión Delegada de la Federación Española de Balonmano (RFEBM) en representación del estamento de entrenadores.
Cuando les digo ‘Europeo de 1994’, ¿qué es lo primero que les viene a la mente?
JUAN LUIS ARNEDILLO (J.L.A.): Mi primer recuerdo es coger el Ford Fiesta que tenía en 1994 e ir a Oporto a ver el primer Europeo. Había doce equipos y no sabíamos lo que íbamos a ver.
PEP BLANCHART (P.B.): En mi caso, cogí un avión con dos amigos que Juan bien conoce, Manolo Montoya y Manel Mañas, a Vigo, alquilamos un coche y allí fuimos. Era muy diferente, porque entonces eran doce equipos y hoy son 24…
Treinta años de Europeos. ¿Cuál es la principal diferencia?
P.B.: La principal cuestión para mí es que antes se jugaba con doce jugadores y ahora, con 16. El balonmano del 94 no es el de ahora: participan 16 y se pueden inscribir 18. Antes se inscribían doce y si se lesionaba alguno, tararí que te vi. Ahora es mucho más táctico o fuerte, pero la clave es que antes eran doce jugadores y ahora son 16.
J.L.A.: Está condicionado por los 16 jugadores y los cambios que se pueden hacer. La velocidad de juego ha incrementado. Ahora entran nuevas naciones hasta conformar el Europeo de 24 equipos, pero sigue siendo superior al Mundial.
P.B.: Antes todo el mundo jugaba a atacar y defender, no había cambios ataque-defensa...
J.L.A.: ¡Menos los rusos!
P.B.: Bueno, sí. Y ahora se tiende a lo mismo, a reducir cambios para ganar velocidad en el juego.
¿Cuál es el partido de un Europeo qué más recuerdan?
P.B.: Todavía estoy impresionado en Zagreb con un Croacia-Eslovenia. Se jugaban la plaza olímpica, el quinto puesto del Europeo. Creo que había unos 1.500-2.000 eslovenos fuera sin entrada. Es el partido que más he sufrido, gente sangrando, la rivalidad Croacia-Eslovenia… Más que por lo deportivo, es el partido que más recuerdo. Creo que era el año 2000, porque allí fiché a Peter Gentzel (ríe).
J.L.A.: Estoy con Pep, porque fue muy espectacular ese partido de rivalidad, ver cómo Eslovenia ganaba y los aficionados croatas en el mismo Dom Sportova donde el Bidasoa había ganado la Champions, volvimos a revivir el mismo lanzamiento de sillas. A un periodista, Manel Serra, que trabajaba en El País, le saltó la gafa y se libró por los pelos. Deportivamente, el partido que más me impactó fue la final de 2002 entre Suecia y Alemania, con aquella prórroga y aquel arbitraje...
P.B.: Deportivamente también nos ha llenado mucho cuando España ha quedado campeona, claro.
¿Cómo han visto este Europeo de Alemania?
P.B.: Todo ha ido sobre lo previsto, salvo que España no se clasificara a la Main Round. Había previsto en semifinales a Dinamarca y Suecia por un lado; y a Francia y Alemania o España por el otro, por lo que ha sido un Europeo previsible.
J.L.A.: Nos han faltado los nuestros, sí. Medio sorpresilla puede ser Portugal, que no termina de dar ese salto de creerse que tienen una selección potente. Austria hemos visto que a partir del quinto partido son lo que son.
¿Y en cuanto a la organización?
P.B.: ¡No sé ni qué decir! El Lanxess Arena es un templo del balonmano y esto es tanto o más que la Final Four de la Champions. Es el sitio ideal. Mejor que no se haga cada año aquí como la Final Four, pero es el sitio ideal para ver una competición de balonmano.
J.L.A.: La primera vez que vine fue en el Mundial de 2007 a Mannheim. Allí me quedé impresionado cómo en un partido Argentina-Ghana el SAP Arena tenía sus 13.000 asientos llenos. Esto no puede ser, me dije, pero sí, es Alemania, sin ninguna duda.
El Europeo de 2028 se disputará en España, Portugal y Suiza. ¿Qué lecciones se pueden extraer de este Europeo 2024?
PB: Primero, permíteme una cuestión personal. Estoy encantadísimo de que el Europeo se celebre en España, porque es algo merecido. Ahora bien, compartir los Europeos y Mundiales con dos o tres naciones, no me gusta, aunque entiendo por qué. El año pasado, por ejemplo, no sabíamos hasta el final si tendríamos que seguir en la siguiente fase en Polonia o Suecia. Dicho esto, España está capacitada para hacer un gran Europeo. La capacidad de organización queda demostrada en el último Mundial femenino (2021), el masculino (2013), los Juegos Olímpicos… Es evidente que no existe la capacidad de pabellones como Mannheim, Hamburgo o Colonia, pero hay que intentar buscar las máximas capacidades e intentar llenarlos al máximo. Aquí están siempre llenos y allí cuesta un poco más.
J.L.A.: Como ha dicho Pep, el Mundial femenino de 2021 da unas pautas: se trabajó muy bien y se llenaron pabellones. Granollers se llenó en las semifinales y en la final. Hubo un trabajo de fondo importante. Igual también es buscar ciudades balonmaneras, sitios donde se pueda captar el balonmano. No digo estos pabellones de 15.000 asientos, pero igual hay que buscar ese pabellón medio, como Granollers, con 6.000. Hay suficiente capacidad organizativa para hacerlo.