Como ocurre en muchos países, hay listas negras de nombres que pueden atentar contra la dignidad del menor o implicar connotaciones negativas. Por lo tanto, estos apelativos quedan automáticamente vetados del registro. Por ejemplo, algunos de los que están prohibidos en España son Hitler, Stalin, Bin Laden o Loco. En cuanto a Australia, no ha sido así, dando lugar a una situación de lo más extravagante.

En este país de Oceanía, la periodista Kirsten Drysdale, nada más dar a luz a su tercer hijo, decidió poner a prueba al Registro Civil australiano para ver qué criterios se respetan, puesto que algunos pueden suponer mofas y burlas para el menor. Después de reflexionarlo con su marido, decidieron llamar a su hijo ‘Metanfetamina Mola’. Para la sorpresa de la familia, el registro terminó aceptando este alocado nombre. De este modo, quedó patente cómo una barbaridad de tal calibre podría pasar el filtro.

La madre de ‘Metanfetamina Mola’, en unas declaraciones al programa de la ABC del país, reveló el motivo de su decisión: “Pensamos en presentar el nombre más escandaloso que se nos ocurriera, asumiendo que sería rechazado”. La razón de esto es porque Australia no dispone de una lista negra de nombres, permitiendo que el sistema puede dar por válidos disparates como tal. Unos días más tarde, Kirsten Drysdale se puso en contacto con el Registro Civil, donde un portavoz de la institución le respondió argumentando que la validez del nombre se debía a un “error” del sistema. Una vez solucionado, la familia Drysdale ha comenzado los trámites para cambiar el nombre de su hijo.  

Otros casos en España

En España también se han vivido episodios parecidos, aunque menos raros que en Australia. En 1988, Ramiro Pinto y Yolanda Prieto intentaron llamar a su hijo Rayo, usando la unión de la primera sílaba de sus nombres. Pese a que en un principio la petición fue rechazada, necesitaron de la intervención del Defensor del Pueblo en el Congreso para lograr finalmente el registro del niño. Se trató, sin duda, de un caso que copó titulares y portadas.

Al de unos años, en 2003, un niño en Barcelona quedó registrado como Lobo. Según afirmó recientemente el joven, esto no le ha supuesto “ningún problema” en su día a día: “Es más, la gente me dice que les gustaría llamarse así”. Sin embargo, en 2016, unos padres de Madrid quisieron bautizar a su hijo con el mismo nombre. Esta vez el intento no tuvo éxito, dado que fue denegado al tratarse de un apellido, pero estos recurrieron y finalmente se aceptó.