Hay coches que pasan a la historia por su espectacularidad y otros por su sencillez y robustez: vehículos pequeños aptos para casi todo tipo de bolsillos que se vendían por millones y que se veían por todas las carreteras, tanto en ciudad como en campo, durando décadas en buen estado y con versiones posteriores para seguir estirando su éxito comercial. Uno de ellos es el Fiat Panda (en España se vendió principalmente como Seat Panda), un utilitario que la firma italiana comenzó a fabricar en 1980 y que sigue a la venta después de casi 7 millones de unidades puestas en circulación, aunque el modelo más icónico fue el primero.
Transformación extrema
Uno de esos Panda de la primera generación, de principios de los años 80, ha sido transformado por un joven italiano, Andrea Marazzi, creando una versión inédita, muy curiosa, que se ha hecho muy popular en el país transalpino: “Es el Panda más estrecho del mundo”, asegura orgulloso. “La idea me vino porque con el paso de los años había visto todo tipo de Pandas: alto, bajo, largo, corto…, pero nunca nadie había hecho uno estrecho. Y entonces me dije: ¿por qué no lo hago?. Intentémoslo”.
Y así lo hizo, tomando como referencia las medidas de su tórax para convertir el coche en un microvehículo de 50 centímetros de ancho y apenas 30 centímetros de espacio interior. Mirándolo desde los lados, el Fiat Panda es absolutamente reconocible, sin cambios respecto a la carrocería original, que ha sido cortada y reensamblada en las partes delantera y trasera para estrecharla hasta límites nunca vistos.
Casi todos los elementos interiores también son los originales, incluyendo el asiento y la tapicería, con un volante en miniatura para que pudiera caber en el habitáculo. Detrás, en el pequeño espacio del maletero, está ubicada una doble batería eléctrica que sustituye al motor, que no podía caber. Delante va la dirección, que ha sido tomada de una scooter, y cuenta con un minifaro y los intermitentes de serie, al igual que los frenos y bujes originales.
Eléctrico y funcional
“Es un coche completamente eléctrico”, explica Marazzi, un apasionado del motor y la mecánica, afición que le viene de su padre y que le ha permitido ser capaz de realizar esa increíble transformación en un año de trabajo. “He usado el Panda para este proyecto por un simple motivo: es un coche, una marca, un modelo que conocemos todos. Ha hecho historia y por qué no seguir escribiendo la historia”.
Eso sí, aunque el coche es totalmente funcional, no es apto para un uso habitual ni para largas distancias, sino para exhibiciones puntuales. Además, siendo tan estrecho, un fuerte viento o un giro brusco podrían hacerlo volcar.