La audacia, la valentía y el arrojo fijan el marco del ciclismo moderno, donde no existen los campeones perezosos, tampoco hay mucho espacio para la mezquindad y los cálculos. Las estrellas siempre pretenden brillar. Es su razón de ser.

Por eso, Primoz Roglic lanzó su destello en Cota de La Colle-sur-Loup, con sus rampas del 15%, que guionizaron la París-Niza cuando aún restaban 30 kilómetros. Se compite desde la larga distancia.

La Carrera del Sol fue de lluvia y frío, pero en el final fue la hoguera de las vanidades. Ardiente, Mattias Skjelmose se estrenó en la carrera francesa en una fuga formada tras el fogonazo de Roglic.

El danés levantó los brazos y Brandon McNulty, que compartió plano con el danés y Matteo Jorgenson, recuperó el amarillo en el mismo fotograma de un final alocado, emparentado con el de una clásica.

Roglic, en su debut en el curso, agitó el avispero de los mejores en una carretera estrecha y picuda. El toque de corneta reunió a la aristocracia. Brotó Pello Bilbao, que después tuvo que esperar para cuidar de Buitrago, con problemas en el cambio tras una caída.

El gernikarra le ofreció la bici mientras la carrera se precipitaba en ese diálogo de emergencia. Entre las palabras y las rampas barrigudas, Skjelmose, Jorgenson, que contraatacó a Roglic, y McNulty se unieron.

Plapp pierde el liderato

Se entendieron entre las urgencias de las persecuciones, donde sobran las palabras y se zapatea con saña. Firmaron una alianza en una jornada que era una clásica y en la que Luke Plapp, el líder, fue mudando el color entre sofocos. Estaba con los mejores, con Evenepoel, Roglic o Bernal, pero McNulty estaba por delante, imaginando mundos mejores.

El danés y los dos norteamericanos se abrieron paso con firmeza en el frenesí. Los patricios, en sus butacas chester, se espesaron por la desconfianza y las miradas de parpados entrecerrados. Se medían unos a otros, trataban de leerse la mente.

Amainada la rebelión primigenia de Roglic, se ovillaron pendientes de sí mismos los que piensan en el domingo. En el trío, la colaboración regía la fuga. El interés era compartido. McNulty, Jorgenson y Skjelmose agarraron un buen racimo de segundos para apresurarse camino de Tourrettes-sur-Loup.

El descenso contribuyó para fijar una distancia más que suculenta. La victoria era un baile a tres. En ese escenario, el danés percutió con fuerza y se santiguó victorioso. Apuntó al cielo. Gloria. También cogió un trozo McNulty, líder de la París-Niza, que espera el caos. En ese ecosistema, Evenepoel y Roglic siguen persiguiendo.

París-Niza


Sexta etapa

1. Mattias Skjelmose (Lidl) 4h36:51

2. Brandon McNulty (UAE) m.t.

3. Matteo Jorgenson (Visma) m.t.


General

1. Brandon McNulty (UAE) 22h15:58

2. Matteo Jorgenson (Visma) a 23’’

3. Luke Plapp (Jayco) a 34’’