Un jugador de fútbol de 14 años que compite en la liga Cadete Preferente de Navarra sufrió el pasado mes de septiembre un fuerte golpe en la cabeza al chocar con la base de cemento de un cartel publicitario. El accidente le supuso un grave y alarmante traumatismo craneal, una semana de hospitalización con varios días en la UCI, una recuperación sin secuelas y no poder volver a pisar un campo de juego hasta enero.

Para cuando llegue ese momento, el padre del jugador le habrá comprado una cinta protectora para la cabeza que afirma llega a absorber hasta el 93% del impacto de los golpes que estos jugadores pueden recibir a lo largo de un partido. Esta decisión de protección individual no le ha hecho olvidar una reclamación urgente y general, la de poner protecciones en los elementos estáticos de los campos que eviten accidentes como el de su hijo. “En Sarriguren lo hicieron con motivo de la visita del Zaragoza al Valle de Egüés en Copa del Rey y me parece bien, pero para todos, porque me parece increíble que solo se tenga en cuenta esto para los jugadores profesionales”, concluyó.

Los remates de cabeza pueden producir pequeñas lesiones cerebrales que, de forma acumulativa, acaben desencadenando algún tipo de enfermedad neuronal. Efe

Tecnología para proteger el cerebro de los futbolistas

La cinta de la que habla es la que el pasado 24 de octubre llevó el jugador del Sevilla Nemanja Gudelj en el partido de Liga contra la Real Sociedad.

Al margen de accidentes como el sufrido por el cadete navarro, ya jugar al fútbol implica recibir numerosos impactos en la cabeza, empezando por los remates de cabeza, que, a largo plazo, pueden provocar daños cerebrales y contribuir al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, párkinson o ELA. Según un estudio de la Universidad de Glasgow, los futbolistas tienen cinco veces más probabilidades de desarrollar alzhéimer y tres veces más riesgo de sufrir enfermedades de la neurona motora, además de una mayor propensión al párkinson. Un caso paradigmático fue el del exfutbolista inglés Jeff Astle, mítico jugador inglés de las décadas de los años 60 y 70 cuya especialidad era el juego aéreo y de cabeza, cuya autopsia en 2002 reveló un grave deterioro cerebral derivado de los impactos repetidos en su carrera profesional.

Protección básica y sencilla

Ante esta evidencia, Proteckthor, que así se llama esta cinta protectora desarrollada por la compañía tecnológica española encabezada por Carlos Pelayo, se perfila como alternativa real frente a medidas insuficientes, como la simple prohibición del remate de cabeza que federaciones de fútbol como las de Estados Unidos, Inglaterra, Escocia o Irlanda, por ejemplo, han implantado para los futbolistas menores.

La novedosa cinta protectora para futbolistas que también se puede emplear en otros deportes. Proteckthor

Se trata de una banda similar a la que los tenistas utilizan sobre la frente. La parte frontal, la protectora, se coloca sobre la parte superior de la frente y cuenta con una cinta ajustable en la parte de la nuca. Esta cinta está hecha de termoplástico unificado, dura pero más blanda que el cráneo, que absorbe el 93% del impacto recibido en la cabeza, reduciendo así las probabilidades de sufrir enfermedades de la neurona motora. Además, también protege de golpes contra el suelo, cabezazos entre jugadores o patadas accidentales.

Además, al rematar con la cinta Proteckthor, el balón conserva la práctica totalidad de la velocidad, el 99%, por lo que apenas tiene efecto sobre el juego. No impide ni dificulta el control y golpeo de cabeza contra el balón.

El protector propiamente dicho tiene una longitud de entre 50 y 56 cm, mientras que la cinta ajustable trasera es de unos 32 cm. Esto hace que sea una talla única para todos los jugadores de todas las edades y categorías. El protector tiene una anchura de 3–3,5 cm y un grosor de 7 mm. El peso es de 40 g. En sus versiones más avanzadas puede registrar también en tiempo real los impactos, su gravedad y, por tanto, lo que está sufriendo el cerebro. Con esta información se puede decidir en el momento si un futbolista puede seguir jugando o no.