La entrevista de Jordi Évole al exmiembro de ETA Iñaki Rekarte supuso todo un revuelo a todos los niveles como consecuencia de un programa de televisión. Desde luego, no ha pasado desapercibido. Demuestra, eso sí, que Évole es capaz de sacudir conciencias y hurgar en los asuntos más delicados. Posee la valentía de quienes saben que el espectador asume todo, menos la mentira. Por buscar esos temas que superan en muchos casos las normas de la prudencia, es por lo que su Salvados triunfa cada semana incluso cuando, de vez en cuando, hacen un programa con temas normales como para pasar el rato. La entrevista al exetarra Rekarte tiene mucho mérito. Y habrá que reconocer que el mérito sea compartido por ambas partes. Primero por lanzar uno y recoger el otro el guante de las preguntas. Segundo, porque no puede haber más intensidad en una entrevista en la televisión, un medio al que le hacen falta este tipo de iniciativas tanto como el agua de mayo a los cultivos. Esos silencios más propios de obras dramáticas y que eran como cuchillas que abrían en canal la experiencia del espectador. Jordi Évole se va como siempre el primero y eso que llegó el último. Es como si sus programas fueran de esos cursos que acaban tan pronto en algunas universidades europeas ya que luego ocupan el resto del verano en investigaciones. Salvados es uno de los programas más interesantes que se emite entre todos los canales de nuestra televisión. Quizá por eso, nunca debería desaparecer tan rápido. Y al que alguna asociación pide que lo hagan desaparecer es al tigre -o la tigresa- del videoclip de Edurne, la candidata a Eurovisión. Aparecía junto a la cantante que el próximo 23 representará a TVE con la canción Amanecer en el concurso europeo que se celebrará en la ciudad austriaca de Viena. Ese toque de tigre sabe a horterada. Ya veremos cómo resulta la canción en este circo de Viena.