Dice la actriz de Juego de Tronos, Emilia Clark, que le gustaría ser recordada por su actuación y no por sus pechos. Algo difícil de entender, ya que la serie norteamericana triunfa allá donde va. No creo que nadie sienta ningún deseo de modificarla, por más pudor que le entre a esta actriz, quien insinúa que las escenas de sexo deberían ser más sutiles. Vamos, que si la dejan a ella de guionista nos planta una versión de Isabel. Sus intentos por que el público se fije en su actuación y no en sus tetas chocan directamente con el éxito de Juego de Tronos en las premios Emmy, donde ha competido y ganado a la mismísima Mad Men. Juego de Tronos se llevó los galardones de mejor guión y mejor dirección, así como el premio al mejor actor de reparto para Peter Dinklage y el de mejor serie dramática. Lo cierto es que Emilia y sus pechos no ganaron el Emmy y hoy anda enfadada: “Ya está bien de enseñarlo todo y que no me den ni un mísero Emy”, pensará. ¿Qué enseña Jon Hamm en Mad Men? Un buen mentón y ese aplomo de ejecutivo de la publicidad pero nada de desnudos. El actor había estado nominado durante ocho ocasiones y hasta el domingo nunca le habían premiado su papel de Don Draper, que, por cierto, dejan ya de producirlo. Y sin enseñar mucho, la triunfadora de la noche fue Uzo Aduba, de la serie Orange is the new black. En años anteriores esta serie participaba como comedia, pero un cambio de normas la hicieron competir como drama. Y así consiguió el premio en otra modalidad diferente. Esto vendría a ser como si al papel de Blanca Suárez en Carlos Rey Emperador nos diera la risa floja porque más que en un papel histórico lo escucháramos como si estuviera en El Club de la Comedia. Y es que, tras Isabel, estos dramas históricos más parecen comedias de lo que pudo ser pero nada de lo que cuentan fue así. La historia que nos quieren contar tanto en de Carlos e Isabel no la arreglan ni obligándoles a enseñarnos sus respectivas partes.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
