Ya hemos hablado en esta columna alguna vez de Risto Mejide. Un tipo al que todavía se le nombra como publicista aunque lleva media vida de jurado de televisión. Una profesión para la que todavía ni la universidad Juan Carlos I ha pensado en sacar un máster. O eso creo. Pero a Risto, cuando le quieren poner una profesión le llaman publicista, algo para lo que seguramente sí existen los máster y, si me apuran, los postgrados. Risto Mejide es entonces publicista y ocasionalmente periodista, entrevistador y jurado. El otro día en el concurso -o lo que sea Factor X- tuvo una actuación de las que dan que hablar. O sea de las que fabrica en calidad de publicista y ejecuta en su doble papel de analista y jurado. Puso un vaso de agua a la altura de la nariz de un concursante y luego le dio media vuelta y lo vertió en el suelo. Unos creen que fue un momento poético porque comparó el agua derramada con el talento del chaval, vamos que estaba utilizando una metáfora a la altura de la que en su día escribiera García Lorca: “Eras rosa, / te pusiste alimonada. ¿Qué intención viste en mi mano que casi te amenazaba?” Puede que en el currículum de Mejide también haya que añadir lo de poeta y ya sabemos que con esa popularidad y ese pico no tardaría mucho en ocupar algún asiento en la Real Academia de la Lengua. Aunque no todos entendieron la metáfora. Más bien hubo mucha gente que pensó que aquel gesto desparramando el agua, fue el típico de un abusón de colegio, un cargo que no suele constar en los currículum y que tampoco cuenta con universidades dispuestas a ofrecer un título ni siquiera en YouTube y por ahí fuera. También es cierto que hay muchos que defienden a Risto y piensan que lo del otro día fue escrito por un guionista malvado y él solo lo interpretó. Vamos, que Risto Mejide es también actor. Ahora, si les parece, votemos sobre cuál es la profesión que se merece Risto. Y el que no quiera pues que busque el poema de Federico.