Allá por el año 2007, por desgracia, ciclismo y dopaje iban tan de la mano que a la hora de informar sobre este deporte nos tocaba mezclar ambos conceptos día a día. La era de Lance Armstrong había terminado dos años antes con su (primera) retirada, para ser desposeído de sus siete Tours en 2012 por un dopaje sistemático que él acabó admitiendo. Pero en 2007 las aguas ya estaban muy revueltas en un Tour que en su 16ª etapa, última de alta montaña, iba a pasar por Navarra once años después de aquel triste 1996 en el que en la meta de Pamplona no se pudo festejar el sexto triunfo de Miguel Induráin.

Rasmussen sentenció el Tour en la etapa que pasó por Navarra, pero a medianoche fue expulsado

Un pequeño escalador danés con pinta de enfermizo, Michael Rasmussen, del Rabobank, llegaba como líder con más de dos minutos sobre Alberto Contador (Discovery Channel) y con la polémica sobre sus hombros por no haberse presentado a un control antidopaje. Un día antes había sido expulsado de la carrera el kazajo Vinokourov (y todo el Astana), al dar positivo por una transfusión sanguínea.

Portada del periódico informando sobre la llegada del Tour a Navarra en 2007. Redacción DNN

La carrera entraba a Navarra por Larrau y, tras pasar por Uztárroz e Isaba, retornaría a tierras galas a través de la Piedra de San Martín con Larra-Belagua como aperitivo. Era miércoles 25 de julio y se anunciaba un día espectacular en el Pirineo navarro, con nada menos que seis navarros (Vila, Verdugo, Arrieta, Egoi, Azanza y Chente) en carrera y la marea naranja en apoyo al Euskaltel. Desde la Delegación del Gobierno se había anunciado que la Guardia Civil cortaría los accesos a Belagua y Larrau desde las 9 de la mañana del mismo miércoles y el que escribe estas líneas y el fotógrafo Javier Bergasa, para asegurarnos poder cubrir la jornada, fuimos a Isaba la tarde del martes (cuando arrancaban sus fiestas) y pernoctamos en una tienda de campaña. Una noche diferente que dio paso a una larga mañana (la carrera debía pasar por Belagua, el punto elegido por la mayoría de espectadores, cerca de las 14.00 horas) con buen ambiente pero con enfado de muchos aficionados. Llamaba la atención lo vacías que estaban las cunetas en la ascensión a Belagua de coches, caravanas y bicicletas.

ETA hizo explotar dos pequeños artefactos en Belagua, los primeros tras el final de la tregua

La cuestión es que, pese a lo anunciado, no se permitió acceder con vehículos desde las 16.00 horas del martes, con lo que numerosos aficionados se vieron obligados a subir (y bajar) andando, porque tampoco se permitía pedaleando. Más allá de ello, se vivió una jornada festiva con un agradable sol al paso de los ciclistas. La etapa terminó en el Aubisque con un Rasmussen que ganó y metió 35 segundos más a Contador, con lo que sentenciaba la carrera a falta de cuatro etapas. Pero aún quedaban muchas cosas por pasar. La primera, la explosión de dos pequeños artefactos en Belagua, lejos de la carretera, las primeras bombas que colocó ETA tras finalizar la tregua y que no afectaron a la carrera, aunque sí a que el descenso de vehículos hacia Isaba fuera mucho más lento. Eso retrasó nuestro regreso hasta Huarte, al periódico, para escribir las siete páginas previstas, una labor a contrarreloj que se prolongó hasta altas horas de la noche con noticias de última hora como el positivo del italiano Cristian Moreni y el abandono de su equipo, el Cofidis.

Casi a medianoche, cuando uno ya se disponía a regresar a casa día y medio después, saltó la noticia: el Rabobank expulsaba a Rasmussen por mentirles antes del Tour diciendo que estaba entrenando en México (cuando estaba en Italia) y se había saltado dos controles antidopaje. Contador pasaba a ser el líder y acabaría de amarillo en París. Había que rehacer, o casi empezar de cero, las páginas a toda velocidad, con la rotativa esperando para imprimir el periódico, que en verano se tira antes para llegar a los destinos vacacionales. Cosas del periodismo y de aquella oscura época en la que informar de ciclismo se convertía en una crónica de sucesos.