El pasado 19 de septiembre se cumplieron 40 años del peor sismo en la historia de México. Su paso desmoronó la metrópoli provocando alrededor de 35.000 decesos y en la actualidad cada caso es recordado por las familias que avivan el recuerdo de sus fallecidos en la serie Cada minuto cuenta, que busca “hacerles justicia para cerrar heridas” y que, con motivo del aniversario, estrenó su segunda temporada, que consta de diez episodios, en Prime Video.

“No es tan fácil para el público voltear a ver sus propias heridas. Y mucho menos cuando esas heridas se repitieron hace tan poco tiempo con otros sismos”, explica el director, Jorge Michel Grau, recordando el terremoto de 2017.

El proyecto tendría que ser minucioso, pues retratar la catástrofe es un viaje “muy difícil” de producir. “Era un riesgo que queríamos correr, pero lo queríamos correr porque la serie trata de honrar a esa comunidad que reaccionó para ayudar el día del terremoto y al día siguiente en la famosa réplica que en realidad fue otro terremoto”, desvela.

Uno de los temas que se perciben en la serie es la deficiente actuación del gobierno –encabezado por el entonces presidente Miguel de la Madrid (1982-1986)–, que maquilló las cifras al situarlas entre 3.000 y 4.000 muertos ante la posibilidad de perder la organización del Mundial de Fútbol de 1986.

“Tenemos dos deportes nacionales en este país: uno es el fútbol y el otro es ocultar cifras. Estos se combinaron en el 85. Tenemos esta tendencia a no responsabilizarnos por lo que hacemos, estés en el equipo de la autoridad como administrador público, pero también como miembro de la sociedad”, argumenta el realizador.

Filmar con rigor

Este ocultamiento de casos e historias, por parte de medios como la cadena Televisa, provocó que muchas historias quedaran en el limbo con grandes héroes que surgieron a mitad de la catástrofe.

“Era importante poner todos los rostros de la sociedad, porque la autoridad tardó en reaccionar, sí decidió ocultar cifras, pero también hubo autoridades que reaccionaron. Sin duda alguna las menos, pero hubo entonces la pretensión en la serie de darle voz a todos, pues también merecían ellos un espacio de voz”.

Para lograr este rigor histórico, la serie contó con pantallas LED durante el rodaje en las que proyectaron diversas recreaciones de edificios a las que se sumó la ambientación de hasta “el orden en el que estaban aparcados carros”, lo que logró un mayor respeto hacia las víctimas por ser más “realista”, recuerda Jorge Michel Grau.

“El rigor histórico de la serie viene por el respeto a las víctimas. Es una ficción y un drama sin duda alguna, pero es lo más cercano a lo que realmente pasó“, concluye.