santander. Fito & Fitipaldis volverán este viernes a la carretera con 80 conciertos por delante, una banda renovada y un puñado de canciones nuevas que tocar en directo en una de las giras más esperadas, Antes de que cuente diez, para la que ya hay vendidas más de 90.000 entradas.

El Palacio de Deportes de Santander, a punto de colgar el cartel de no hay localidades, será la primera parada de la gira del nuevo éxito discográfico de Fito Cabrales y su banda, que han liderado las listas de ventas durante cinco semanas consecutivas, hasta que ha llegado David Bisbal. Le seguirán Castellón, Alicante, Coruña y Vigo dentro de un largo recorrido que en diciembre llegará a Madrid, con dos conciertos en la plaza de las Ventas, y finalizará, tras un parón veraniego, en el último trimestre de 2010. A Fito Cabrales le espera un trabajo intenso antes de reencontrarse con su público. Durante los próximos días se encerrará con su banda en el Palacio de Deportes para hacer, a fuerza de ensayos, que todo salga bien el viernes. "Tenemos un plan de trabajo increíble, porque vamos a intentar hacer dos o tres conciertos al día" durante estos días de ensayos previos, explica a los periodistas el cantante y compositor. Según el rockero bilbaíno, una de las "cosas más difíciles" a la hora de plantear la gira ha sido elegir qué canciones de sus discos anteriores van a seguir sonando en sus directos. Es consciente de que hay temas que no se pueden "apartar del repertorio", porque "es normal que la gente quiera escuchar esas canciones", pero "hay que hacer sitio a lo nuevo".

Antes de poner un pie en el escenario, ya se han agotado las localidades para el primero de los dos conciertos que Fito & Fitipaldis ofrecerán en Barcelona, en Madrid y en Bilbao, donde harán doblete por primera vez. "Es una recompensa en muchos sentidos y no porque pago el piso ni nada de eso", señala el cantante, quien cree que la fidelidad de su público le da "cierta seguridad" ante una apuesta "muy arriesgada" como es una gira "autogestionada", que implica a mucha gente. Las expectativas que ha levantado no le dan vértigo, aunque sí volver al escenario y tener "a diez mil tíos delante". Y reconoce que el directo engancha: "¿Por qué, si no, haríamos esto? Con lo tranquilo que se está en casa", se pregunta.