No es habitual en los tiempos que corren presenciar el ensayo de un gran espectáculo y encontrarse con que hay una ausencia total de divismo. Con que todos y cada uno de los participantes, desde el niño más pequeño hasta el cantante más veterano, ponen las mismas ganas, el mismo empeño y la misma ilusión, porque saben que tanto uno como otro tienen el mismo valor. Que el espectáculo lo hacen todos, y que hay que trabajar en equipo para que la magia del arte, una vez en escena, llegue al público y le contagie.

Eso que hoy es difícil de encontrar caracteriza la manera de trabajar del elenco -técnico y artístico- de la Ópera de Cámara de Navarra (OCN), que estos días ultima en el Auditorio Barañáin los ensayos de Alí Babá y los 40 ladrones y El Flautista de Hamelin. Dos obras musicales compuestas por Íñigo Casalí que se representarán esta Navidad entre Pamplona, Barañáin y Bilbao. En concreto, Alí Babá -estrenada en 2007 y que ahora se repone por la demanda del público- podrá verse en el Teatro Gayarre los próximos 23 y 26 de diciembre, ambos días en doble función (a las 12.00 y a las 18.00 horas), y en el Auditorio Barañáin los días 27 y 28 (ambos a las 18.30 horas). Y de El Flautista de Hamelin -estrenada originalmente en 2002 y renovada por completo en 2008- se harán cinco funciones en el Teatro Arriaga de Bilbao entre el 3 y el 5 de enero.

Los ensayos transcurren con las mismas dosis de profesionalidad que de buen humor. "Llevamos ya años trabajando juntos y somos como una familia", cuenta el director de escena, Pablo Ramos, mientras da indicaciones al coro de niños ladrones para que escuchen la música con atención, porque su ritmo les indicará dónde y cuándo pararse. "En estas dos óperas la música es el cien por cien. Es la que marca la puesta en escena, la que narra y nos dice cómo contar la historia", explica. El creador de esa música es, en las dos obras, el tenor y compositor navarro Íñigo Casalí, quien además interpreta a Alí Babá, el leñador que descubre por casualidad la morada con el tesoro de los ladrones. "Son dos obras con todos los elementos típicos de una ópera: oberturas, arias, recitativos, concertantes... Dos óperas infantiles basadas en cuentos bastante duros, que hemos suavizado dándoles un toque divertido, pero sin perder el trasfondo que tienen", cuenta Casalí. En el caso de Alí Babá, por la manera en que Osman, el rey de los ladrones, trata a estos pequeños bandidos, "hay un punto de reflexión sobre lo que es la explotación infantil", dice Pablo Ramos. Y en El Flautista de Hamelin se reseñan todos los defectos de la sociedad que sólo se mira a sí misma: la avaricia, la envidia, la soberbia, la codicia... "Y esos defectos se representan plásticamente por el tipo de nariz que lleva cada miembro del pueblo", cuenta el director de escena.

lo mejor, según los niños

"Actuar y hacer amigos"

Para los niños participantes en las óperas -en una son el coro de ladrones y en otra el coro de ratas de Hamelin-, lo mejor del trabajo en estas representaciones es "estar en el escenario y hacer amigos", señalan Iñigo Etayo, María Lakunza, Sofía Esparza y Eduardo García. "Al principio cuesta preparar todo, pero luego te lo pasas muy bien", dicen. Y cuentan que sus escenas preferidas de Alí Babá son "la primera, que es la de la salida de los ladrones, y la del gran motín". La soprano pamplonesa de 24 años Amaia Azcona, que interpreta a Zulema, la hija de Alí Babá, destaca de su personaje "la inocencia", y asegura que disfruta interpretando este tipo de óperas, aunque exigen un trabajo importante. "Y no sólo a nivel vocal, también a nivel interpretativo y de conjunción", apunta su compañero de reparto Txema Lakunza, barítono que interpreta a Osman en Alí Babá y al flautista en la ópera ambientada en Hamelin. "Además, para varios de nosotros este trabajo supone el incorporar a nuestros hijos a una actividad cultural, formativa y de disciplina maravillosa", apunta Lakunza. Sus dos hijas participan en las óperas, como los hijos del tenor Alfonso García-Noáin y una hija de Pablo Ramos. La Orquesta de Ópera de Cámara de Navarra, con cerca de 20 músicos participantes en cada una de las obras, es la encargada de hacer realidad esa música creada para narrar. Otro pilar imprescindible de este trabajo coral. Patxi Ruiz, percusionista, afirma que lo mejor es "lo bien que nos lo pasamos. Y que son obras muy agradecidas de tocar por el público al que se dirigen". Un público familiar que disfrutará una vez más en fechas navideñas del resultado de horas y horas de arte en equipo. ¿Quién dijo que la ópera no es para todos?