cuando se realiza cualquier análisis del sector teatral en una comunidad, el apartado referido al público siempre resulta complicado, seguramente por su diversidad de orígenes, perfiles, gustos y pretensiones, pero igualmente es, o debería ser, el eslabón más importante de una cadena que se inicia cuando un dramaturgo tiene una idea para una obra. A partir de ese momento, sobre todo si hay calidad, suerte, medios y voluntad, se van implicando otros profesionales, edificando, cada uno en su rol, el montaje escénico. Pero no es hasta que sube el telón de un escenario, hasta que se escuchan las primeras risas, suspiros o murmullos desde el patio de butacas, cuando se produce el hecho teatral mismo. Para saber un poco más de cómo piensan quienes se sientan ante la cuarta pared, y con motivo del Día Mundial del Teatro, ocho profesionales de distintos ámbitos de la sociedad navarra expresan sus opiniones acerca de esta expresión cultural intrínsecamente humana.
universidad
Julio Lafuente, desde "Estudio 1"
El rector de la Universidad Pública de Navarra, Julio Lafuente, cuenta que su primer contacto con el teatro tuvo lugar en la infancia, como actor y espectador de obras escolares. "Qué nervios actuar y qué divertido verlo hacer a los demás", recuerda. Posteriormente, la afición se fortaleció gracias a otro medio, la televisión. Y es que, como reconoce el recto, el programa Estudio 1 "hizo mucho por el teatro" en la España de los años 60 y 70 del siglo pasado. No en vano, suma más de 400 obras representadas. Y si tiene que citar a un autor, Lafuente se queda con Enrique Jardiel Poncela. "Siempre me gustaron mucho sus obras", porque son "muy divertidas" y tienen "un sentido teatral extraordinario". De lo que ha visto recientemente destaca El guía del Hermitage, de Herbert Morote, que pudo ver en el Teatro Gayarre con una "magistral interpretación de Federico Luppi".
Por supuesto, para el rector de la UPNA, hoy es un día para la celebración por cuanto el teatro es una manifestación artística amplia que acoge a todo el mundo, ya que puede ofrecer "desde simple entretenimiento hasta la más profunda denuncia social". "La cercanía que permite apreciar el esfuerzo y las dotes de los actores, compartida con todo el espectáculo en directo, es siempre un acicate y un ejemplo de del valor del trabajo", afirma Lafuente, que percibe bastante interés por el teatro en Navarra. Además de las compañías aficionadas, "que producen obras de gran mérito", tenemos "buenos actores en activo y una muy interesante cantera", con intérpretes que "seguro que aprovecharían magníficamente una mayor posibilidad de actuar", apunta y no obvia el "esfuerzo" que han hecho muchos ayuntamientos para proporcionar un conjunto de espacios escénicos "nada desdeñable".
poesía
Marina Aoiz Monreal, cerca de Shakespeare
Hay varias obras del dramaturgo inglés que fascinan a la poeta Marina Aoiz. Como Macbeth, "con sus protagonistas en un continuo claroscuro hasta la oscuridad total, y desgarrador argumento sobre la ambición por el poder y la absoluta falta de escrúpulos".
Para no alejarse de Shakespeare, Aoiz escoge el Sueño de una noche de verano, en la versión de Ur Teatro. "Lo vio en el Gayarre en 1993 ó 1994 y me pareció un espectáculo muy hermoso", dice, y apunta otro título que le dejó huella: Los palos, de Salvador Távora y José Monleón, interpretado por La Cuadra de Sevilla en 1976, también en el escenario pamplonés. Más recientemente, recuerda Te duele, del Teatro de los Andes, que pudo verse en la Escuela Navarra de Teatro y en la casa de cultura de Tafalla el año pasado.
Le gusta el teatro porque "es un espejo donde nos podemos mirar nosotros mismos". "Aporta sueños, reflexiones, vocabulario, acción, diversión, conocimiento...", defiende la escritora tafallesa, para quien actores y actrices pueden llegar a "traspasar los límites del espacio y tiempo hasta desenmascararnos".
Marina Aoiz califica de "rico y variado", aunque "desigual", el nivel teatral que hay en Navarra. Opina que es una disciplina artística "no muy bien tratada por las instituciones", que han impulsado una Red de Teatros que "no sé hasta que punto trabaja en red" y "con la ENT en la cuerda floja". A cambio, hay hechos positivos como los 40 años de funcionamiento de colectivos no profesionales como Gabalzeka, la "buena gestión" de los coordinadores y un público "interesado y con buen criterio".
política
Patxi Telletxea, impresionado con "Urtain"
Para el parlamentario de NaBai y director de la Escuela Oficial de Idiomas de Pamplona, Urtain, de Animalario, es una de las mejores propuestas que ha visto últimamente. "Me parece moderna, elegante, actual", y alaba el trabajo de Roberto Álamo en la piel del boxeador. Telletxea, que admite que prefiere el teatro actual al clásico, destaca también la obra en euskera Euskarazetamol, por "atrevida y rompe esquemas".
Al representante de la coalición le gusta el teatro porque aporta "frescura y actualidad y critica a la fofa y acomodada sociedad en la que vivimos". "¡Qué sería de nosotros sin la fina ironía que destilan las obras teatrales!", dice, y añade: "El teatro se ocupa de los temas de siempre, colocándolos en el contexto en el que estamos viviendo, para el público de aquí y ahora". Sobre la situación actual en Navarra, Telletxea cree que actores y compañías están "necesitados de crear con rabia y ambición dentro y fuera de aquí". Pero para ello "hay que ayudarles, hay que dejarles hacer y con poco creo que podrán volar libres y mejorar con el tiempo". "Contenedores tenemos, ahora tenemos que apostar por los contenidos; la pena es que hay un estamento que está apolillado y es el que tiene que tomar las decisiones", lamenta.
deporte
Marta Mendía, "Romeo y Julieta"
Para la atleta navarra, hay clásicos que nunca pasan de moda. Su preferido es Romeo y Julieta, de Shakespeare, autor que "seguirá adaptándose y readaptándose a los tiempos y escenarios". Además, le encanta la versión que hizo en el cine el australiano Baz Luhrmann.
Para Mendía, "la sencillez y originalidad de una buena obra supera, en muchas ocasiones, la producción y los alardes técnicos de obras con mayor repercusión mediática". Esto es algo de lo que encontró el pasado fin de semana en el Teatro Alfil de Madrid, donde vio Te quiero, eres perfecto... ¡ya te cambiaré!, una comedia musical "divertidísima", de la que destaca la "calidad" de los actores, el guión, el "precioso acompañamiento musical" y la "optimización" de los medios técnicos. Y es que, en su opinión, el teatro es un medio interesante, "más alternativo, menos manipulado y más crítico".
música
Ekhi Ocaña, Lorca
"Por lo que me ha influido en mi dedicación a la música, me quedaría con Federico García Lorca", dice el miembro fundador de Zorongo, que cita títulos como la "entrañable" Doña Rosita o El Público y Así que pasen cinco años, "por cómo están tratados los grandes temas de su obra poética y por cómo los convierte en algo vivo sobre el escenario mediante el surrealismo". Hace un par de veranos, tuvo ocasión de ver la adaptación de Poeta en Nueva York de Blanca Li, nada menos que en el teatro del Generalife, en la Alhambra.
Sobre el sentido del teatro, Ocaña cree que, igual que el arte en general, "nos puede ayudar a comprender el mundo, la vida y a nosotros mismos". "Nos permite disfrutar de nuestras propias pasiones y nos hace desarrollar un sentido estético y una sensibilidad necesaria para no alejarnos del ser humano en este mundo que se está desbocando hacia un mundo incierto", dice, y subraya la gran cantidad de actores y compañías "muy válidas" que hay en Navarra, donde, sin embargo, se desaprovecha este "gran caudal humano y artístico". "Hay muchos espacios escénicos modernos y equipados, pero no se les da casi uso y están vacíos por falta de programación", lamenta.
artes plásticas
Verónica Eguaras, gusto por la innovación y el riesgo
Para esta artista, la mejor obra es la que está por hacer. Cuando va al teatro, espera ver "una reflexión nueva y actual, independientemente de si el texto es contemporáneo o clásico; espero innovación, vigencia, belleza y/o riesgo". Hamlet, dirigida por Tomaz Pandur y protagonizada por Blanca Portillo en el Matadero de Madrid, le resultó "sugerente y acertada" por la interpretación, el espacio escénico, el espacio sonoro, el vestuario..., elementos que ponían de manifiesto "la virtud imperecedera de la obra".
Como todas las artes, el teatro "tiene el poder de transmitir conocimiento en el más amplio sentido de la palabra, desde el más personal hasta el más social, histórico o autorreferencial", a juicio de Eguaras, que destaca que esta manifestación artística "permite al espectador provocar un sentido crítico imprescindible para que una sociedad sea libre, así como un sentido creativo, que es lo que permite a las sociedades avanzar". De la situación que viven las artes escénicas en la Comunidad Foral, considera que tenemos "muy buenos profesionales y compañías", que "con una innovación en el modelo de apoyo institucional podrían poner a Navarra en el puesto que se merece culturalmente". De otro modo, "el concepto de la cultura basado en los Sanfermines como estandarte, llegará a quedarse obsoleto".
literatura
Hasier Larretxea
Al escritor de Arraioz, el dramaturgo Bernard-Marie Koltés le resulta interesante "por esa búsqueda en los márgenes de lo social: con un cinismo puntiagudo e inersubjetivo teje con aristas todo un mundo periférico a la realidad supuestamente pomposa". Y cita títulos "deliciosos" como En la soledad de los campos de algodón o Regreso al desierto, publicados por la editorial vasca Hiru. De lo que ha visto hace poco, escoge el Marat-Sade, de Peter Weiss, en una coproducción entre el Centro Dramático Nacional y Animalario y, en general, cree que la escena "debería aportar la intensidad de personas que conciben el teatro con la magnitud de pensar que van a morir en la escena siguiente".
Larretxea lleva años en Madrid, donde asiste a numerosas funciones de todo tipo, y por eso recomienda la creación de salas alternativas, como Cuarta Pared, por su "compromiso" y "alta calidad". También subraya la actividad del Centro Dramático Nacional, por su "sello de calidad", y el festival Escena Contemporánea.
moda
Edurne Ibáñez, en defensa de los trovadores de sueños
Para la diseñadora pamplonesa, la "creatividad", la "fluidez" y la "coordinación humana" son algunos de los grandes valores del teatro, que, en su opinión, requiere "valentía, frescura y espontaneidad". Y eso de que cada representación sea "única e irrepetible" le encanta.
En el apartado de preferidos, citaría varios montajes, como las adaptaciones a las tablas de Trainspotting o La naranja mecánica; la adaptación de Carmina Burana del Orfeón Pamplonés y la Fura dels Baus, "una acertada fusión entre ambas compañías", y Luces de Bohemia, de La Ortiga TDS. Y defiende el "buen nivel" de los intérpretes navarros, que, al igual que las compañías, "luchan cada día por defender sus proyectos". Y es que, para Edurne Ibáñez, los actores son "trovadores de sueños, gente con mucha fuerza interior y con el cometido de convencer a los espectadores", que, por supuesto, tienen la última palabra.