pamplona. Como participante en la primera edición del Salón del Cómic de Navarra, ¿qué se le puede augurar a esta iniciativa para que pueda tener una continuidad?
Yo les doy mi bendición, claramente. Cuando me llamaron y me contaron la idea, me encantó, desde el principio pensé que es una buena iniciativa.
El Salón descubre una faceta suya poco conocida, la de ilustrador.
Yo he venido aquí a animar el cotarro, por mi faceta televisiva, como un mono atado a una pianola. Realmente los dibujantes interesantes son los otros... Desde luego, dibujar me gusta más que nada en el mundo. Eso es así. Podría dejar de trabajar en la tele, pero no de dibujar.
¿Entonces sigue dibujando, saca tiempo para ello?
Sí, sigo cogiendo encargos de ilustración, y también están las animaciones del programa (Muchachada Nui), que es una cosa que desde el principio, ya cuando estábamos en La Hora Chanante, hicimos, y es una de nuestras señas de identidad. Con lo cual, me siento una persona bastante realizada. A lo mejor esto a la gente le da asco, dirán qué asco, le va bien en la vida, tiene éxito, trabaja en lo que le gusta, con sus amigos, no parece que les cueste mucho hacer el idiota... Tal y como está realmente la situación, la gente me envidia. ¿Pero qué puedo hacer yo? También cargo con el peso del talento, que es una cruz... Ser brillante a veces es una maldición.
¿Qué tiene el cómic que hace que haya adictos en todo el mundo?
Pues mira, el cómic por ejemplo no le gusta a Sánchez Dragó. Eso ya da una idea del valor que tiene. Al cómic tampoco le gusta Sánchez Dragó, no se gustan mutuamente. Es que una vez le preguntaron por los cómics y él dijo: yo solamente leía tebeos para hacerme pajas en la cárcel... El cómic es un lenguaje muy especial, no sabría decir qué tiene, a mí de los cómics me gusta todo, me gusta olerlos, tocarlos... Este es otro debate, el del cómic electrónico y el cómic en papel, a mí me gusta el papel, dónde va a parar... Cuando abro un cómic y empiezo a leerlo me siento muy bien.
¿Qué opina acerca de las posibilidades que hay en España de trabajar sólo en cómic, sin alternar este oficio con otros?
Yo creo que ahora el cómic está viviendo una segunda época dorada, después de los 80. Hay más editoriales que nunca sacando cosas, la gente compra cómics, el cómic ha llegado a un sector de la población que lo ignoraba, ha llegado a las librerías no especializadas... es una buena época. Ahora, vivir del cómic es bastante jodido. Como dice la mesa redonda que va a haber en este Salón, es una historia de superhéroes. En general la ilustración está muy mal pagada, con respecto a cómo se paga la televisión. Yo quitaba dinero a la gente de la televisión y se lo daba a los dibujantes. Pero bueno, lo que sí es cierto es que se están publicando cosas bastante chulas y hay gente muy interesante haciendo cómic ahora mismo en España.
Como lector empedernido del género, ¿tiene preferencia por algún tipo de cómic?
Leo bastante cómics americanos, lo que se llama novela gráfica, que queda muy fino decirlo. Por ejemplo, el último cómic que estoy leyendo es La vida secreta de los jóvenes, del dibujante francés Riad Sattouf, y es muy gracioso. También hace poco ha llegado un cómic de un español que se llama David Sánchez, Tú me has matado, muy americano en la forma y en el fondo; está como una regadera este muchacho, me ha gustado. Lo dejo ahí como sugerencia.
¿Cómo dio el salto de un oficio solitario como el de ilustrador a trabajar en la tele, rodeado de gente y a un ritmo mucho más frenético?
Pues sí, realmente son trabajos bastante dispares entre sí. Yo empecé a trabajar en la editorial SM como diseñador/ilustrador. Me iban poniendo a hacer cosas y cambiando de sitio, porque no hacía nada bien, y un amigo mío de la facultad de Bellas Artes de Cuenca, donde yo siempre había hecho mucho el idiota de forma amateur, trabajaba en Paramount y me dijo ¿por qué no te pasas?, que están buscando muchachicos desenvueltos. Y nada, fui allí, vieron que era realmente un idiota de categoría, y así empecé a trabajar en Paramount haciendo La Hora Chanante. Nunca creí que me fuera a dedicar a esto, la verdad. Fue producto del azar. Yo era feliz dibujando. Y fíjate, he terminado de payasete en la tele. De bufón.
¿Y cómo se les ocurrió incoporar la jerga manchega al humor que hacen en televisión, tanto en "La Hora Chanante" como en "Muchachada Nui"?
Pues eso fue casi lo primero que hicimos, y fue porque nos parecía que la jerga manchega era graciosa y que el acento manchego tenía posibilidades cómicas... Como casi todo lo que hemos hecho en la televisión, fue por intuición, nada reflexivo. La sorpresa es que a la gente le ha parecido gracioso. Podíamos suponer que la gente de la Mancha le iba a hacer gracia, pero a un asturiano... pues sí, le hace gracia. Ha gustado.
Al final el humor es universal...
Nosotros hacemos muchas veces un humor bastante local, pero en el fondo luego hay una serie de resortes que a todos nos hacen reír, seas quien seas; el humor físico, eso es... todo el mundo se ríe si ve que se cae alguien. En Papúa Nueva Guinea, un papú ve cómo se cae otro papú y se ríe. A lo mejor luego va a ver si le ha pasado algo, pero lo primero que hace es reírse.
¿Qué le parece la expresión cómico de culto que tanto se le aplica?
Hombre, mola ser de culto, ¿no? Cuando te ve poca gente, pues... Yo entiendo que lo de culto viene también, y lo digo con modestia, porque hemos hecho humor con otras referencias. O sea, en el caso de las imitaciones nosotros no imitamos al personaje de actualidad, sino que buscamos en otros sitios. Nos podemos permitir parodiar a Lars von Trier o a Alan Moore. Personajes minoritarios, y claro, eso tiene un riesgo, y es que no puedes gustar a todo el mundo. Pero mientras nos dejen trabajar como nos gusta... Mola ser de culto. Mejor que te digan cómico de culto que cómico chabacano.