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Pastora Vega y Juan Ribó ofrecen un viaje "pornográfico" entre el amor y el recuerdo

ambos representan "una relación pornográfica" hoy y mañana en baluarte

Pastora Vega y Juan Ribó ofrecen un viaje "pornográfico" entre el amor y el recuerdoFoto: unai beroiz

pamplona. Los actores Pastora Vega y Juan Ribó viajarán sobre el escenario del Auditorio Baluarte de Pamplona dando vida a la obra Una relación pornográfica. Las dos funciones de este montaje, dirigido por Manuel González Gil y basado en el texto original de Philippe Blasband, tendrán lugar hoy y mañana a las 20.00 horas. Todavía quedan entradas para las dos funciones al precio de 20 euros.

Vega y Ribó comparecieron ayer ante los medios de comunicación para presentar la obra y ofrecer alguna de las claves que presenta la versión realizada por González Gil.

"Una relación pornográfica es una obra que cuenta la relación de una pareja de mediana edad que surge a raíz de que la mujer tomará la iniciativa para exorcizar un fantasma sexual con alguien. Ella coloca esta proposición en Internet y contacta con el personaje masculino, que coincide en la misma fantasía. El tema es que ellos se reúnen parapetando cualquier tipo de relación amorosa e incluso se ocultan sus nombres", explicó Juan Ribó. Un tipo de relación sobre la que, además, el autor "no da ninguna referencia ni antecedente de los personajes. Esta situación se mantiene hasta el final, aunque, durante el desarrollo de esta relación pornográfica y sexual, a los protagonistas les asalta el amor y la pasión; algo que no controlan y que se les escapa de las manos", resumió vehementemente Ribó, quien también quiso puntualizar que, para él, Blasband "habla de los miedos al compromiso, cuestión que creo está en todas las edades, sobre todo en una época como la actual en la que el miedo nos asalta en cualquier lugar. Se trata de una obra rabiosamente contemporánea en el sentido de que cuenta con una estructura muy especial, ya que los actores hablan directamente con una tercera voz, que es la aportación especial que ha hecho González Gil. Esta voz es la que pregunta y provoca que ellos rompan la cuarta pared y, además, llega un momento en que la voz también es el público, es la conciencia y, definitivamente, nos damos cuenta de que es el recuerdo. Es decir, que lo que está pasando es algo que ya ha ocurrido pero que se revive con un gran intensidad". Precisamente, sobre el recuerdo, el director del montaje, González Gil, ha escrito que "este puente entre presente y pasado nos hizo plantearnos distintos niveles de emoción. El estado de enamoramiento en sí y lo que se siente al recordarlo. Y al poder reflejarlos y enfrentarlos frente a un espejo escénico, redescubro que el nivel más intenso y emotivo siempre es el del recuerdo. Lo que permanece después de una historia de amor no es el amor, sino la historia. Todo lo que de ella recordamos y todo lo que de ella hemos olvidado".

Pastora Vega, feliz Por su parte, Pastora Vega quiso apuntar que se encontraba feliz por formar parte de esta propuesta, "que es mi vuelta al teatro tras muchos años sin pisar un escenario. Quería volver pero con un personaje que me motivara a la par que sintiera que era como un guante hecho a medida; y precisamente esto es lo que he sentido en las casi 50 representaciones que ya hemos realizado". Respecto a su personaje, Vega incidió en el hecho de que "me ha permitido expresarme mucho yo misma, darle toda mi personalidad desde la situación que vive ella pero siempre con mucha verdad y con una manera de interpretar muy cercana y moderna".

Por otra parte, Pastora Vega resaltó la importancia de una escenografía "eficaz, simple, pero que le da a la historia la posibilidad de ser un flash back, ya que continuamente estamos pasando del presenta al pasado". A este respecto, Ribó matizó que "la naturaleza de la obra serían dos actores y una cámara negra, lo que ocurre es que de esta manera, la escenografía mueve y articula mucho mejor la obra a través de un recorrido visual. Por otra parte, la utilización de la iluminación, junto con la música, tiene un sentido dramático y forma parte de la emoción que quiere transmitir el director: ambas forman una especie de maridaje. Además, en el escenario de Baluarte, por la distancia que hay con respecto al público, creo que la parte visual va a adquirir una especial importancia para poder sostener la citada comunicación e intimidad con el público".