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Marcando la diferencia - Concierto de Albert Pla

Fecha: Sábado, 19 de febrero. Lugar: Sala Tótem, Atarrabia. Intérpretes: Albert Pla, a la voz y a la guitarra eléctrica, acompañado por Diego Cortés, a la guitarra española. Incidencias: Concierto de presentación de "La Diferencia", 9º CD de Pla. Hora y 45 minutos de duración, bises incluidos. Asistencia discreta, público que disfrutó de la velada.

GENIO, ingenio a raudales y figura, Albert Pla trajo la semana pasada a Iruñerria sus cuentos para mayores con forma de canciones; las mejores de sus ya características canciones-río, en el sentido de composiciones con muchos hilos argumentales que, fluyendo de modo tan aparentemente quedo como intenso, van adornando su desarrollo hasta desembocar en el tema principal. Esas canciones tan intrínsecamente suyas que, interpretadas, presentadas y representadas como si de monólogos se tratara, de manera casi teatral, además de en el lado más bestia de la vida buscan bucear en el del poeta, músico y loco que, según se dice, en mayor o menor medida, todos atesoramos en nuestro ser. Vistiendo una especie de camisón a caballo entre surrealista y roído, y luciendo unos extravagantes y circenses calcetines, Albert, en medio de un ambiente de inusitada complicidad, dio el pistoletazo de salida declamando representando -más que solamente cantando- una personalísima versión del Pepe Botika de Extremoduro, tema que dedicó al patriarca de Marea, presente en la sala dicha noche. Bajo una iluminación tan tenue como sugerente (una de las tónicas de la velada), Pla continuó creando y recreando su característico planeta de canciones con Corazón, de letra tan histriónica, esperpéntica y surrealista como su interpretación. Bueno, y, digámoslo también, tan sobresaliente. A continuación hizo acto de presencia Diego Cortés, maestro de la guitarra que en ningún momento abandonaría ya el escenario y que incluso brindó un mini recital en solitario hacia el ecuador del show, intervención que vino a dotar al pase de una tercera dimensión; a añadir a la mezcolanza de concierto musical y espectáculo de variedades más bien próximo a una representación teatral (he aquí en qué se tradujo la velada, en líneas generales) el sonido de la guitarra de Cortés como nuevo aliciente, reivindicándose lo visto como propio de un recital de flamenco de la máxima división: tanto a la vista del nivel mostrado por el artista (ya haciéndola sonar, ya marcándose percusiones incluso a ritmo de ¡bazucada!, ya dibujando acompasados sonidos propios de una caja de ritmos con su voz) como de los derroteros por los que discurrió, por las mismísimas lindes del Entre Dos Aguas de Paco de Lucía. Acto seguido, con ambos artistas compenetrándose en escena a la perfección, el orden caótico o desorden organizado que vino a ser el repertorio deparó interpretaciones tan lucidas como Lola La Loca (brindada por ambos a las voces mano a mano), La Colilla (de lo mejor de la velada, junto con canciones de idéntico largo recorrido como Enterrador De Cementerios o Carta Al Rey Melchor, ofrecidas en la primera parte del concierto), Ciego (cantada a pie de sala por Albert, con éste paseando entre los presentes tocado con un intento de frontal rematado por tres antenas luminosas), el por siempre referencial hit Joaquín El Necio y, para acabar, el no menos inolvidable Insolación, imperecedero éxito que dio paso a unos bises rematados por El Sol De Verano, nana cantada a capela por Albert y la sala en general.

Marcando la diferencia, como siempre ha sido y siempre fue, el polifacético y en todos los sentidos diferente Albert Pla pasó por Tótem, y lo hizo una vez más presentando como fácil lo difícil (ahí tiene que ser nada mantener todo el tiempo el nivel de concentración exigido por semejante puesta en escena de canciones), y llenando la sala, si no de gente, sí de buenísimas sensaciones. Bueno, y diferentes. Claro está.