pamplona. Transmitir a los ciudadanos navarros la idea de que el arte se puede consumir y tener en casa, que es un valor y una inversión viable; y al mismo tiempo acercar la obra de creadores locales a la sociedad, fomentando el encuentro informal entre público y artistas. Es el doble objetivo con el que echa a andar El Cubo Blanco, una nueva galería de arte contemporáneo alejada del concepto tradicional de este tipo de negocio, que apuesta por extender en Pamplona y comarca algo de la vida cultural que palpita en Berlín, donde desde hace ya tiempo funcionan iniciativas como ésta.
El impulsor de este proyecto, que fue presentado ayer en el Restaurante Ábaco del Centro Huarte -uno de los locales que colaboran en la iniciativa-, es el artista y empresario Miguel Pueyo. A diferencia de una galería de arte tradicional, El Cubo Blanco no cuenta con un lugar expositivo fijo, sino que desarrolla su actividad -la exhibición y venta de obra, y la celebración de cafés-coloquio- en 7 locales comerciales de Pamplona y comarca "que han sido seleccionados por su estilo de vanguardia, la calidad de sus productos y su sensibilidad hacia la estética, el diseño y el buen gusto", comentó Pueyo. Además de Ábaco, participan los restaurantes Baluarte, Deboca, Síbaris y El Colmado, así como La Barbería de Maite Arbea y la zapatería VI2. Los artistas con los que echa a andar la galería son Pedro Salaberri, Carlos Cánovas, Koldo Sebastián, Jokin Manzanos, Fermín Alvira, Belén Puyo, Verónica Eguaras, Miguel Pueyo, Gonzalo Nicuesa y Miguel Leache. De varios de ellos ya se pueden contemplar obras en dichos locales mientras se disfruta de una buena comida o de un tratamiento capilar, o a la vez que se miran unos zapatos. Cada local acoge obra de un artista, y las creaciones irán rotando de espacio cada uno o dos meses.
Además de exhibir y vender arte, El Cubo Blanco celebrará cafés-coloquios -uno al mes- que darán la oportunidad al público general de conocer de primera mano a los artistas. "La intención es establecer una relación que hasta ahora no se ha dado, romper esas barreras elitistas en torno al arte, llegar a un público distinto del que es habitual de las galerías", comentaba ayer Miguel Pueyo. El director de El Cubo Blanco explica que esta idea ya existe en Berlín, "donde muchos artistas no necesitan de grandes galerías ni grandes proyectos internacionales para vivir del arte, porque en el día a día venden la suficiente cantidad de obras. Se trata de que esa idea de mercado, de consumo diario, llegue a calar en esta sociedad". Pedro Salaberri, quien a través de esta nueva galería acercará al público por primera vez la obra abstracta que guarda en su estudio, destacó que El Cubo Blanco "va a exhibir arte con un criterio. No se trata de poner cualquier cosa en cualquier lado, sino de que se pueda disfrutar de la obra dignamente". Ese criterio, incidió Pueyo, es "la calidad, presente tanto en los artistas veteranos como en los más jóvenes de la galería". Para Fermín Alvira la iniciativa supone "una comodidad. Normalmente el artista, además de trabajar en su estudio, tiene que buscarse la vida, coger el machete y pelear en el mercado, y aquí de eso se encargan otros". Jokin Manzanos calificó la idea de "estupenda, porque cada vez está más separada nuestra obra del público, cada vez entra menos gente en las galerías, parecen sitios vedados... Este proyecto es una forma de quitarle ese excesivo respeto a la obra".