madrid. Entrevistar a psicólogos, terapeutas y víctimas de abusos durante la infancia, elegir un punto de vista y una historia que trasladar al cine y adoptar un tono "alejado del morbo, de lo truculento y del amarillismo", son solo algunas de las difíciles tareas a las que Armendáriz se ha enfrentado durante los dos años de trabajo que ha dedicado a esta dura película. Y es que, para el director navarro, "el cine puede divertir y entretener, pero también puede mostrar realidades que necesitamos cambiar y ha de cumplir esta misión".

Protagonizada por Michelle Jenner (Silvia), Lluís Homar (padre y abusador de la protagonista) y Belén Rueda (madre), No tengas miedo llega el próximo viernes a los cines, no solo para denunciar un tema que en muchos casos aún resulta tabú, también "para hablar de la lucha de una de una persona que cada día, con fortaleza y un coraje encomiable, se enfrenta a la necesidad de rehacer su vida".

Libros, otras películas que abordan el tema y testimonios, sobre todo testimonios, han ayudado a Armendáriz a componer este estremecedor relato sobre los abusos a menores y a crear un personaje, el de Silvia, que consigue hablar más a través de sus silencios que de sus palabras. "En la mayoría de víctimas hay una ocultación de todo lo que está pasando, no verbalizan sus emociones y sentimientos, algo que solo cambia tras un proceso de terapia y mucho tiempo", explicó ayer Armendáriz, que consigue trasladar al cine ese recorrido con una víctima que solo con los años acaba reconociendo que su vida es un vaso hecho añicos que se siente incapaz de recomponer.

Con el objetivo de mostrar que los abusos a menores en el ámbito familiar es una situación más común de lo que generalmente se piensa, el director decidió situar la acción de No tengas miedo en el seno de una familia de clase media alta. Según Armendáriz, si hubiera elegido una familia "marginal o desestructurada" el espectador podría pensar "eso en mi familia no pasa", un error, porque "este tipo de hechos tremendos y horrorosos ocurren en las mejores familias".

Los personajes Un padre ejemplar de cara a la galería, una madre que prefiere mirar hacia otro lado y una niña cuyo retraimiento nadie comprende, componen el particular ambiente familiar de una historia que se ayuda de los testimonios de víctimas de abusos para contar todo aquello que Silvia no es capaz de verbalizar por sí misma. "Esos personajes están basados en testimonios reales, cada uno es una mezcla de casos para dejar claro que la historia de Silvia no es un caso único", relata Armendáriz.

Uno de estos personajes lleva al espectador al otro lado de los abusos, al del abusador, que en muchos casos fue víctima durante su niñez y que con los años se rebela contra ese sufrimiento haciendo nuevas víctimas. Según Armendáriz, para comprender, nunca justificar, los motivos de quienes abusan de niños, "tienes que dar un gran salto y ponerte en su lugar. No los puedes juzgar desde tu punto de vista, porque ellos actúan desde una realidad absolutamente distorsionada: para ellos lo que hacen no es monstruoso, sino que forma parte de su vida".

Los actores Belén Rueda destacó la capacidad que ha tenido Montxo Armendáriz para contar un tema "tan tremendo" en tan poco espacio y conseguir conmover. Es una "denuncia sin juzgar", señaló la actriz, para quien en este filme se entiende aquello que no se dice "aunque la protagonista no hable".

La actriz se mete en la piel de la madre de Silvia, un personaje que no deja indiferente al espectador y para el que Rueda tuvo que crear una historia que le ayudase a comprender. "Las víctimas pueden tener más odio hacia la madre que hacia el abusador, porque existe en ellos una esperanza de que haya alguien que les saque de ahí", explicó.

En este sentido, el director se sirve de la sutileza para dejar que sea la mente del público la que construya las imágenes violentas en su cabeza. Según indicó Lluís Homar, Montxo Armendáriz "propone al espectador un trabajo activo". "Estamos acostumbrados a lo obvio, a buscar imágenes cuánto más escabrosas, mejor. Esta película, sin embargo, es elegante e incluso hermosa", destacó el actor.

Esta ha sido, en palabras de Homar, una película "necesaria e indispensable". "Dentro del ámbito familiar, los abusos gozan de una impunidad terrible. En los casos en los que sucede, nadie lo quiere ver, es tan difícil aceptarlo que es fácil no querer verlo. Armendáriz ha sido valiente al dar este paso", destacó el intérprete.

Seis años desde 'Obaba' Hacía seis años, desde Obaba, que Armendáriz no volvía a la gran pantalla, un lapso de tiempo que justifica por "un par de proyectos que al final no salieron" y por los dos años dedicados a esta cinta, que vuelve a servir al cineasta como herramienta de denuncia social, un tipo de cine que él comprende que no siempre encaja con el gusto del espectador. "Así es la sociedad que tenemos. Ante los gustos y las decisiones del espectador no se puede hacer nada. Lo que hay que preguntarse es por qué la gente va a ver determinado tipo de cine. Marketing, promoción, distribución..., hay una serie de elementos que condicionan la decisión del espectador", dice Armendáriz, que, pese a todo, no renuncia a contar "historias que es necesario contar".