Arbeláez: "Sólo la educación puede sacar de la pobreza y la violencia a Colombia"
el realizador colombiano estrena hoy en pamplona 'los colores de la montaña'El filme, una mirada cotidiana al conflicto armado, se verá en el marco de la Muestra 'El Mundo y los Derechos Humanos'
pamplona. Los colores de la montaña demuestra que se puede hablar directa y honestamente de la violencia sin recurrir a mostrar violencia. Y con toda probabilidad ese lenguaje poético e intimista, y esa mirada sensible y conmovedora que emplea el realizador colombiano Carlos César Arbeláez, son más eficaces que todos los tópicos con que nos bombardean los medios de comunicación juntos. Porque el hombre se reconoce en el hombre, y de humanidad está hecha la película que se pasó ayer a la prensa en el marco de la VII Muestra de Cine El Mundo y los Derechos Humanos que organizan Amnistía Internacional, IPES y Golem. El público general podrá verla hoy, a las 19.45 horas en Golem Baiona, a precio de día del espectador (5,50 euros) y presentada por su propio director, quien charlará en el coloquio posterior con el público asistente.
El filme, exhibido en más de 40 festivales y avalado por una docena de premios, entre ellos el de Nuevos Realizadores del Zinemaldia 2010, traslada al espectador el drama de los desplazados en Colombia, según Arbeláez "una tragedia humanitaria muy grande allí", desde una visión cotidiana. En este caso, la de Manuel, un niño campesino de 9 años que sueña con ser futbolista, y sus dos amigos Julián y un niño albino entrañable, Poca Luz. A través de su mirada ingenua y limpia, y del contraste entre ésta y la realidad adulta de sus familias, el filme muestra la dureza de la problemática del conflicto armado, una preocupación latente en la población colombiana, entre la que Los colores de la montaña ha tenido un gran éxito "inesperado". "Esta película ha roto el estereotipo de que los colombianos no quieren ver más cine sobre violencia", asegura Carlos César Arbeláez (Antioquia, 1967), quien no cree que una película pueda cambiar una realidad social -en este caso la del desplazamiento, que afecta a cinco millones doscientos mil colombianos de los cerca de 45 millones que habitan el país-, pero sí piensa que "puede abrir una ventana de sensibilidad al público". Y así ha sucedido en este caso: el primer largometraje de Arbeláez ha superado los 400.000 espectadores en su país, donde lleva más de diez semanas en cartelera. El pasado 27 de abril se estrenó en Francia con 40 copias, y se comercializará en la gran pantalla en otra veintena de países del mundo. "Al ser una película tan pequeña, con bajo presupuesto como casi todas las colombianas, que se están haciendo con alrededor de 500.000 dólares, estamos sorprendidos del éxito", decía ayer el realizador, quien reconoció con humor el "honor" de haber podido llegar a todo tipo de espectadores gracias "a la gran aceptación de la película por parte de la piratería. Se vende en todos los semáforos", dijo.
Los colores de la montaña es una obra antibélica que no apela a mostrar la guerra. Que no hace política ni ideología. "Por primera vez los colombianos han visto desde una visión cotidiana, sencilla, qué es lo que pasa cuando en una comunidad campesina llegan los grupos armados y sacan a la gente de sus casas y de sus tierras. Todo lo que pierden", comenta Arbeláez sobre su primer largo, que ante todo, apunta, "es una historia de amistad. De esa amistad que sucede en la etapa de la infancia, y que no sé por qué nunca más se vuelve a dar tan fácilmente". La amistad la encarnan en esta historia Manuel, Julián y Poca Luz, tres "actores naturales" -así se llama en Colombia a los actores no profesionales- que "aportan toda la naturalidad y poesía que pueda tener la película", dice su director, quien tardó dos años en dar con los niños que quería para su historia, un proceso de búsqueda que llevó a cabo entre 7.000 alumnos de 20 escuelas diferentes de Medellín a quienes hizo el cásting. A los elegidos, en ningún momento les proporcionó el guión: "Nunca supieron de qué trataba la película; de lo contrario hubieran perdido mucha naturalidad y obviado muchas cosas", dice el realizador, quien afirma que estos pequeños-grandes actores, a quienes convirtió en amigos para dar mayor realismo a su obra, "deben sentirse orgullosos de haber contado una historia que tantos colombianos han vivido y sienten como propia".
las escuelas y el 'no futuro' La educación está muy presente en la historia de Los colores de la montaña, que homenajea "a todos esos maestros y maestras que están siempre yendo y viniendo; a esas escuelas hermosas de las veredas (asentamientos rurales) que están trabajando por construir otro país, libre de violencia", dice Arbeláez. Él conoció de primera mano los testimonios de tres profesores que vivieron el mismo drama que refleja la película: la impotencia de no poder ejercer sus funciones por culpa del conflicto armado que pervive en Colombia. "Lo que les pasa es muy triste, es el no futuro de acá, porque la única manera en que uno puede salir de la pobreza es a través de la educación", dice Arbeláez, quien destaca que Colombia vive ya la sexta década consecutiva de violencias, "ya que se han sucedido la de los 50, la bipartidista, la del narcotráfico, ahora la de los paramilitares y la de la guerrilla", lo que ha hecho que sea un asunto muy recurrente que ha terminado por acostumbrar mediáticamente a la sociedad.
La Colombia que muestra aquí Arbeláez es "la de los niños que tienen que caminar cada día hora y media por los campos en medio de los aguaceros para llegar a la escuela". Y la escuela en Colombia es el centro de la vereda: "Es el lugar de reunión donde las comunidades toman decisiones. Si hay algún desplazamiento, lo primero que hace la gente es irse allí", dice el realizador, quien añade que en su país "la escuela también ha sido tomada como trinchera por muchos grupos armados, e incluso minada, como muestra la película. Algo terrible, absolutamente impensable", dice el director de Los colores de la montaña, que también es un homenaje a las mujeres: "Yo adoro su mundo, he sido criado por mujeres. Ellas, junto con los ancianos y los niños, son las desplazadas en mi país. Los hombres no porque están en la guerra o los han matado, así que son las mujeres las que levantan ellas solitas los hogares de los desplazados en Colombia".
Más en Cultura
-
“Me parece un milagro que los gaztetxes sigan existiendo”
-
El ilusionista navarro Hodei, Premio Nacional de Magia General en el 40º congreso estatal celebrado en Terrassa
-
Catherine Zeta-Jones rodará próximamente en Navarra
-
La iniciativa gastro-astronómica 'Camino de las estrellas' tendrá diez eventos en Navarra