Primavera de 1464
Alessandro Manzoni escribió su Alegato contra la novela histórica para dar a conocer la importancia del rigor histórico en este tipo de novela, todo un ensayo del siglo XIX ahora reeditado que separa el grano de la paja para reconocer en el lote a las "novelas históricas" más dignas. Viene esto a cuento de otra novedad, La reina blanca, nueva obra de Phillippa Gregory, una de las más destacadas autoras del viejo invento, que ya ha probado las mieles del reconocimiento gracias a novelas como La otra Bolena, historias que, en realidad, pretender entretener al aficionado sin abandonar del todo el interés por la época elegida para desarrollar de un modo realista la trama elegida.
Este último libro, la historia de Isabel Woodville, supera la prueba de veracidad que requiere toda novela ambientada en un pasado ya desaparecido, virtud que no la convierte en un relato glorioso pero sí la aleja de aquellas otras hermanas en armas que apenas muestran interés por el entorno en el que dibujan sus atormentados personajes y sacan a bailar a las damas en edad de merecer como si de un proyecto de la factoría Disney se tratara. Un lenguaje conciso y unas escenas fáciles de asimilar trasladan de inmediato al lector a la Inglaterra del siglo XV, partiendo de la primavera de 1464 en su viaje por las batallas de la Guerra de las dos rosas, trasiego de gentes varias que a veces marea (al soldado) y en ocasiones abruma a quien ha elegido esta obra original de hace dos años para dejarse llevar por las serias desavenencias entre la casa de York y la de Lancaster.
Pero Phillippa Gregory ha dado a la desagradecida labor de documentación una importancia semejante a la del propio Manzoni, cuando escribió su citado ensayo, obra sobre la clase de novela que él mismo, en cualquier caso, había cultivado con anterioridad.