pamplona. Después de más de seis años de intenso trabajo, el fotógrafo Carlos Cánovas presentó ayer su historia de la fotografía en la Comunidad Foral, un extenso volumen de 520 páginas en el que realiza un recorrido por esta disciplina desde los años 40 del siglo XIX hasta la actualidad, ofreciendo abundante información sobre cada autor y su contexto, así como sobre las distintas propuestas estéticas, desde las imágenes más propias del ambiente rural hasta las de tono etnográfico pasando por las documentales, realistas, vanguardistas, informativas, sin olvidar la nueva hornada de creadores ligados al arte contemporáneo.

Editado por el Gobierno de Navarra, el libro, con un precio de 30 euros, surge de la inquietud de Cánovas por conocer a sus antecesores. "Cuando empecé a hacer fotografía, en los años 70, pregunté, pero nadie sabía decirme nada", dijo. Ahí nació una "preocupación" que se ha materializado en distintos trabajos como Apuntes para una historia de la fotografía en Navarra, publicado en 1989, y en las entradas de esta temática en la Gran Enciclopedia Navarra. Y es que, para este fotógrafo "conocer lo que pasó antes de nosotros es importante para saber situarnos hoy y ver hacia dónde vamos". Así, y aunque advirtió que no es un historiador, está claro que sí es un gran investigador, habida cuenta de lo compleja que era la tarea de documentar la "gigantesca cadena de imágenes fotográficas, inmensa incluso en una comunidad pequeña como la nuestra", a lo que se añade la dificultad de hacerlo desde dentro, es decir, como parte de esa historia. Algunos dirán que Cánovas podría haberse alejado en un intento de obtener la máxima objetividad posible, pero a él siempre le ha interesado la opinión, "la idea desde dentro", con los riesgos que conlleva. Es por eso que esta es una historia "interpretada, razonada a la luz de las personas que han utilizado las fotografías con la pretensión de ir un paso más allá de su simple disfrute para el recuerdo, de su dimensión como una actividad de bricolaje, incluso de su mera función profesional como ganapán". En ese sentido, el autor se apoya en el concepto de autor como noción básica de este estudio, y a partir de él traza un mapa para situar a cada fotógrafo en su contexto histórico, aunque también estético. Nuevamente, Cánovas no evita los juicios, "aunque en ningún caso pretendo herir a nadie", sino más bien favorecer la difusión y el análisis de su labor. Además, "la fotografía no puede realizarse sin el desarrollo de una capacidad crítica".

los esenciales Por supuesto, en este repaso, el investigador se apoya en unos cuantos "fotógrafos esenciales" que "ejemplifican el trabajo de muchos otros", dedicándoles más comentarios e imágenes. Son los casos de Julio Altadill, José Ortiz Echagüe, Nicolás Ardanaz, Agustín Zaragüeta, Miguel Goicoechea, Félix Mena, auténticos pioneros, o, más tarde, de Koldo Chamorro o José Luis Nobel, que ilustra la portada del libro. De este modo, a lo largo de su medio millar de páginas, este volumen se refiere a unos 600 fotógrafos. Muchos de ellos o sus descendientes han colaborado directamente con el autor cediéndole sus imágenes; el resto proceden de archivos de numerosos ayuntamientos navarros, de las dos universidades de la Comunidad Foral, así como del Museo de Navarra y de coleccionistas particulares. Con todo este material, Carlos Cánovas ha elaborado una cuidada compilación cuyo propósito es ofrecer "una mejor comprensión de la peripecia de la fotografía en Navarra".