Las voces de la diáspora
actores y actrices que trabajan fuera de navarra explican sus experiencias y su visión de lo que se hace aquí
nO son ni mejores ni peores. A diferencia de lo que llegó a decir un consejero de Cultura del Gobierno foral en una entrevista, los artistas navarros que un día decidieron continuar su camino fuera de su comunidad natal no tienen más mérito que los que trabajan aquí. Simplemente, manejan otra perspectiva sobre la creación artística en general y, en el caso de los actores y las actrices, de la escena en particular. Ocho de esos puntos de vista se asoman a estas páginas con motivo del Día Mundial del Teatro. Hablan Laura de Pedro, David Elorz, Jorge Gurpegui, Nuria Legarda, Mario Plágaro, Edurne Rankin, Leire Ruiz y Rubén Zamora.
Formada en la ENT y en la École Philippe Gaulier de París, la pamplonesa Edurne Rankin acaba de irse a Chile porque mientras que el año pasado allí realizaron 19 funciones en un mes con La llave maestra, a su regreso aquí apenas sumaron tres representaciones en seis meses. Estas cosas "te hacen pensar", y más cuando "la compañía podía haber crecido mucho más, ya que nos invitaron a festivales de Nepal, Argentina, Perú, la República Checa... y no pudimos ir a ninguno de ellos" por falta de apoyo, ya que, a diferencia de otras comunidades, el Ejecutivo navarro no dispone de fondos destinados a giras. Falta visión, "por eso decidí irme, para intentar abrir nuevos caminos y difundir mi trabajo". En su caso, Laura de Pedro se fue a Madrid cuando optó por estudiar arte dramático. "Podría haberme quedado en la ENT, pero quería complementar mi formación con otros cursos y acceder a castings, y eso en Pamplona estaba muy limitado", cuenta. Así que entró en el Laboratorio de William Layton y después se formó con Juan Carlos Corazza, y aunque casi todo su trabajo hasta la fecha lo ha desarrollado ante la cámara, con papeles protagonistas en largometrajes como Nevando voy (2008) o El amor y otras desgracias (2013), recientemente la hemos podido ver en el escenario del Gayarre con el montaje Una pareja cualquiera, de Miguel Ángel Calvo Buttini, lo cual "ha sido todo un honor" y espera poder volver a pisar un escenario pronto.
David Elorz estudió en la misma escuela que Laura y continuó con Miguel Narros, José Carlos Plaza y John Strasberg, para el teatro, y con Assumpta Serna, Mariano Barroso y Jaime Chávarri, para el cine. Como Elorz, al que ya le picó el gusanillo de las tablas en el colegio, Leire Ruiz también se trasladó a Madrid para formarse en el Laboratorio William Layton después de enamorarse de la interpretación en el taller de teatro de Zizur Mayor. El año pasado debutó en la cartelera madrileña con ¡Sin paga, nadie paga!, de Darío Fo, y su intención no es tanto trabajar dentro o fuera de Navarra, donde ha realizado numerosos montajes "con grandísimos directores", como "abrir horizonte y crecer como profesional" y, para eso, muchas veces "hay que hacer las maletas".
En su caso, Mario Plágaro empezó como modelo, pero ser actor era su sueño desde niño, así que después de ganar el certamen de Míster Navarra en 2010 y de quedar finalista en Míster España ese mismo año, decidió intentar cumplirlo y se apuntó a las clases que imparte Jorge Gurpegui, otro navarro en Madrid. "Es un gran maestro, un increíble actor y un apasionado de su oficio", apunta Plágaro, que insiste en que con dedicación y esfuerzo uno puede alcanzar las metas que se proponga en la vida. Precisamente, de sueños habla también Gurpegui, que agradece a su madre que le ayudara a realizar el suyo "con mucha comodidad". Después de estudiar en la ENT, se licenció en la RESAD, debutó en el Teatro de la Zarzuela y más tarde formó parte de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Una carrera fulgurante que ha compaginado con su investigación sobre los clásicos y los numerosos cursos de formación actoral que dirige en todo el Estado.
Y de Madrid a Barcelona, donde vive y trabaja desde hace años Nuria Legarda, creadora multidisciplinar -actriz, bailarina, coach, performer, pedagoga...- y artista inquieta donde las haya. Llegó al arte por la música, cursando estudios en el Conservatorio Pablo Sarasate; siguió por la danza en la Escuela del Gobierno de Navarra y con 23 años se fue a la ciudad condal a probar con el arte dramático. A los 25 ya estaba con Els Comediants y allí es donde ha hecho casi todos sus trabajos. "Hay mucho mundo por descubrir y del que aprender", comenta cuando se le pregunta por su marcha de Navarra, cuyo sector teatral la reclama ahora con cierta frecuencia.
Más lejos, a México, se fue Rubén Zamora, que empezó haciendo un papel de camello borracho en el cine Principal de Mendavia a los 6 años y a los 19 ingresó en la ENT, para pasar después por Madrid y por Buenos Aires, entre otros lugares. Desde muy joven tuvo "ganas de aventura" y "sabía que iba a viajar no solo fuera de Navarra, sino también de España", de ahí que, aunque se ha instalado en el país azteca, se mueve mucho y ahora mismo está rodando dos series de televisión para la Fox en Colombia.
contacto con navarra
Muy buenos profesionales y falta de políticas culturales
Respecto a su relación con el sector teatral navarro, la mayoría lo conocen y algunos han trabajado y siguen trabajando en proyectos que se impulsan desde aquí. "En Navarra hay artistas de una calidad altísima que se enfrentan a su oficio con una profesionalidad, una dedicación y una creatividad desbordantes", defiende Edurne Rankin, que sigue trabajando con La llave maestra "desde este otro lado". Sin embargo, lamenta que ante la "falta de políticas culturales coherentes y duraderas" que fortalezcan a los artistas locales, las compañías acaban disgregándose "y los artistas no pueden dedicarse a su proyecto, sino a sobrevivir o mal vivir", trabajando en multitud de propuestas a la vez sin poder centrarse en nada y dando tumbos de una cosa a otra "sin rumbo" fijo. En este sentido, la actriz cree que la actitud de las instituciones forales hacia la cultura es "vergonzosa". "Tenemos una escuela de más de 25 años que ha formado a decenas de actrices y actores que hoy forman parte, en gran medida, del entramado cultural, educativo, artístico y de ocio de toda Navarra, y a la que le están recortando hasta el nombre", denuncia. Y no olvida el fiasco del primer proyecto de Red de Teatros, lo que atribuye a una "total falta de interés en crear un sistema serio, profesional y riguroso que permita que los artistas y la cultura sean de primer nivel y sostenibles en el tiempo". Frente a otros países como Inglaterra, Francia o el mismo Chile, Rankin cree que la Comunidad Foral hoy es un "desierto cultural", de ahí que sea mejor irse para labrarse un futuro en este sector.
David Elorz y Laura de Pedro no lo han tenido fácil en Madrid, "hoy no es sencillo dedicarse a esto en ninguna parte", pero reconocen que allí está la industria y hay más oportunidades. De todos modos, lamentan las injusticias que se cometen con la ENT y, en general, la subida "abusiva" de impuestos como el IVA, que ha causado estragos en la asistencia al teatro. A ambos les encantaría trabajar en su tierra, donde, según David, "hay actores muy buenos a los que admiro". También le gustaría a Jorge Gurpegui, pero no lo espera. "He trabajado en las mejores compañías del país, formo a actores en ciudades de toda España y en mi tierra no me han llamado ni para sujetar la lanza en un espectáculo de tercera categoría. Tan solo la productora María Apesteguía se puso en contacto conmigo y se lo agradezco, pero nada más, y esto me produce una tristeza muy grande", afirma, y opina que quienes "manejan los hilos en Navarra (y no me refiero a los políticos) no tienen interés por seguir creciendo". En cuanto a las instituciones, sabe que su gremio nunca ha estado bien tratado por los gobiernos, "pero también es cierto que jamás los hemos necesitado".
A pesar de que desarrolla su carrera entre Madrid y la CAV, Leire Ruiz sí está muy en contacto con los profesionales que desempeñan su labor escénica en Navarra, a quienes expresa "todo mi respeto". "Hay muchas ideas y proyectos ilusionantes que se quedan guardados en un cajón por falta de apoyos", indica, y, aunque critica el "abandono" de la cultura por parte de las instituciones, se muestra esperanzada hacia el nuevo proyecto de la Red de Teatros. "En Navarra hay mucho talento, pero no brilla como debería". Es lo que opina Mario Plágaro, que coincide con el resto de voces de este reportaje en que fuera de Navarra "hay más oportunidades, aunque también más competencia", por eso recomienda luchar y "trabajar mucho sin pensar en los resultados, pero sí motivado por ellos". Y respecto al papel de la Administración foral, cree que no se valora del modo adecuado el trabajo de los artistas "que nos hacen sentir y soñar".
Para Rubén Zamora, los recortes a los que se ha visto sometida la ENT en los dos últimos años son propios "de bárbaros y de incultos". Por eso reprueba a quienes ostentan cargos de responsabilidad en la cultura navarra, que "están más preocupados por la foto y por lucrarse, ya sea política o socialmente, que en dar apoyo a lo que realmente importa". En estos tiempos, la cultura es el mejor instrumento "para que cada pueblo siga siendo lo que es" y no se pierda en el laberinto de la globalización, señala el actor. Para Nuria Legarda, Navarra tiene por delante el "desafío" de "apostar por la cultura como un trabajo continuo, integrado en su cotidianidad, no como algo extraordinario y aislado", sobre todo porque "hay mucho talento". En Cataluña tampoco lo están pasando bien ahora por el "descenso a los infiernos" que han provocado los recortes de los últimos años en todos los ámbitos, "pero en el sector hay una conciencia de resistencia y de que la creatividad y el teatro no pueden parar, y menos en estos momentos de dificultad y desánimo".
un mensaje para hoy
Necesidad de encuentro
La actriz navarra afincada en Barcelona también quiere reservar un hueco de su intervención para celebrar que hoy es el Día Mundial del Teatro, una disciplina que para ella es "un espacio de reflexión en el que la emoción, el pensamiento y la libertad, así como la apertura y la conciencia van de la mano del entretenimiento". Y Edurne Rankin opina que el teatro "hace pensar, conmueve, emociona, activa todos esos puntos importantes en la convivencia entre seres humanos, esos que no se plasman en las estadísticas económicas y de crecimiento de un país". Leire Ruiz es directa: "¡Que la gente vaya al teatro!", exclama, preocupada por el descenso de 1,8 millones de espectadores desde la subida del IVA. "La profesión se siente ahogada y sentimos cada vez más desasosiego, pero es labor de todos recuperar a ese público y ganar más", dice. Mario Plágaro también anima a la gente a ir a las funciones para sentirse "transportado a un mundo mágico" y, en estos momentos difíciles, ser capaz de "escapar de la rutina y convertirnos en aquel apuesto caballero que libera a la princesa de las garras del dragón".
Por su parte, Rubén Zamora considera que el teatro es "una de las primeras expresiones artísticas del hombre" y desea que las personas se animen a ir y dejen de lado por un rato el cine, el bar "¡o el fútbol!" En un día como el de hoy, David Elorz pide honestidad y capacidad de ilusión para transitar este camino artístico: "No nos dejemos doblegar por las injusticias y el cinismo y, sobre todo, no dejemos de apasionarnos; que la verdad y la humildad nos acompañen en este maravilloso mundo imaginario".
Jorge Gurpegui usa unas palabras de Tony Kushner para mostrar su postura: "El arte de la ilusión es el arte del amor, y el arte del amor es el corazón rojo de sangre que mueve el mundo". Laura de Pedro también toma prestadas otras palabras, esta vez de Arthur Miller: "El teatro no puede desaparecer porque es el único arte donde la humanidad se enfrenta a sí misma".
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