hA pasado por las baquetas de grupos como Barricada, Malos tratos o Los Dinosaurios, actualmente milita en No More Blues y participa como voluntario en Motxila 21. Hablamos de Jose Landa, uno de los bateristas referenciales de la música en Navarra que ahora, sin abandonar su pasión musical, la ha redirigido hacia su vertiente más social, la ayuda a personas con diferentes discapacidades a través de su propio programa de musicoterapia.

Tras haber realizado en Barcelona un máster en Musicoterapia, cuya tesina final fue La percusión como terapia en el síndrome de Down, Landa se ha decidido a implantar en Pamplona sus propios talleres. "En Barcelona, principalmente, he aprendido a utilizar la música, y elementos como el ritmo, la melodía o la armonía, para que, aplicada al trabajo con personas que, por sus condiciones tienen ciertas limitaciones, te permita abrir nuevos canales de comunicación, propiciando que puedan expresar sus emociones, mejoren su autoestima o se estimule su desarrollo cognitivo. Podemos decir que esta es la base principal del trabajo que realizo", apunta Jose. "En mi caso, partiendo de otros modelos ya experimentados, como los de Alvin o Nordoff-Robins, he creado mi propio método centrado en la percusión y dando mucha importancia a la improvisación, tanto en grupos como de forma individual".

Para desarrollarlo, Jose Landa utiliza instrumentos de percusión y pequeña percusión como tambores, cajón, djembé, panderos, panderetas, claves, cajas chinas, platillos y toda una variedad de artilugios que los pacientes pueden empezar a tocar "sin tener que aprender complicados mecanismos, lo que hace la actividad muy atractiva y aumenta considerablemente el grado de participación".

objetivos "Habitualmente, las sesiones comienzan con una audición para posteriormente aprender a expresar a través de lo que estás escuchando. Posteriormente se cogen los instrumentos y es cuando entra en juego la improvisación, ya que a través de su observación puedes ver si uno toca poco rato, o muy fuerte o lo hace únicamente cuando los demás no tocan, aspectos que te dan pistas muy interesantes para un trabajo posterior. En este sentido, hay que tener en cuenta que el objetivo no es la perfección estética, evidentemente, sino que todo tiene una finalidad terapéutica: por ejemplo, en el autista, la comunicación, o en un paralítico cerebral, la coordinación. Todas las sesiones son muy tangibles: se trata de escuchar, tocar y sentir con la percusión", explica Jose Landa a la vez que matiza que "los avances no son inmediatos, de hecho suelen ser lentos, pero es que en estos pacientes, un pequeño avance es muchísimo".

El caso de Motxila 21, banda en la que Landa toca desde hace algo más de un año, salta todas las barreras. "Se puede considerar como musicoterapia en cuanto a los objetivos conseguidos, pero esta actividad va mucho más allá, ya que se ha dado el salto a crear canciones y ofrecer conciertos".