pamplona. En su búsqueda teórico-estética de la unicidad del espacio, el creador guipuzcoano Iñaki Ruiz de Eguino ha concebido nuevas obras que descubre al público en este caso en Madrid, en la galería Quórum, de la que es artista habitual.

Bajo el título Huella y espacio, la exposición recorre hasta el próximo 10 de mayo una serie de esculturas y pinturas que dialogan con el espacio, en un orden geométrico que interrelaciona dimensiones. "La forma volumétrica parece acrecentar contenidos en estas piezas escultóricas, que se nos presentan, por momentos, esenciales constructivamente, a la par que misteriosamente enriquecedoras, porque en ellas está el atributo", destacan desde la galería Quórum (Costanilla de los Ángeles 13, Madrid) sobre el trabajo de Ruiz de Eguino (San Sebastián, 1953), de cuya trayectoria de más de cuarenta años subrayan la "coherencia" y la "entrega vocacional". El conjunto escultórico que se presenta en la muestra, integrado por 13 piezas -la mayoría de ellas realizadas en acero, algunas en acero lacado, además de una pieza fundida en bronce- recoge formulaciones en obras como Existencia anclada, Diedro con apertura vertical, Construcción relacional nº 80, Silencio o Susurros, en las que el autor indaga en la formulación arquitectónica, traza caminos de luces, combina planos, ordena, y señala huecos donde el eco del vacío se escucha.

En cuanto a las pinturas, los fondos uniformes, las líneas -rectas y curvas- y los colores primarios son característicos de unos lienzos en los que se distinguen diferentes texturas y en los que el autor juega con tramas de signos. Las formas escultóricas se introducen en estos cuadros, fundiéndose ambos lenguajes.

Y entre la escultura y la bidimensionalidad del lienzo se encuentran los Signos espaciales (Sinfonía nº 1 y nº2), una parte de la obra del artista que se centra en la indagación de la luz hasta hacerla pura esencia. Se trata de dos superficies caladas por una formulación geométrica, obtenida a base de trazos vaciados en la materia. Frente a la opacidad originaria del material, las formas lineales favorecen la liberación de la luz. La luz de estas piezas parece emanar del interior de la propia materia.

una capilla de signos de luz Iñaki Ruiz de Eguino, cuya obra posee el eco de la tradición aportada por la Escuela Vasca, de la que formaron parte Oteiza y Chillida, con quienes el artista guipuzcoano mantuvo relación, define su arte como una "investigación constante". "En eso soy muy oteiziano", apunta. Ese trabajo, dice, va "por ciclos". Y en estos momentos se está centrando sobre todo en la luz. "En el comportamiento que tiene la luz en el espacio, y en cómo un espacio está condicionado a un grado de luz, a las formas que conforman ese espacio...", cuenta. En esta investigación se enmarca su proyecto Capilla, que ocupa actualmente sus horas de trabajo y que tendrá como destino un edificio de Gipuzkoa -no quiere adelantar cuál, aunque sí detalla que el espacio en el que se ubicará es ovalado, y de ahí el nombre del proyecto, Capilla-. "Es una capilla de signos de luz de más de 22 metros lineales, a modo de instalación", cuenta Ruiz de Eguino, quien continúa experimentando con formas y dimensiones hacia "la integración total del arte plástico en el espacio para que, juntos, creen un solo cuerpo".