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Crystal Fighters, 'rave' histórica, musical y sin freno en las cuevas de Zugarramurdi

el grupo británico destapó su tarro de la esencias y extasió a los 300 afortunados El grupo navarro Wilhem and the Dancing Animals fue el encargado de abrir la velada musical en la cueva

Crystal Fighters, 'rave' histórica, musical y sin freno en las cuevas de ZugarramurdiOndikol

zugarramurdi/san sebastián. Según remarcó Sebastián Pringle (vocalista y guitarra) en la rueda de prensa previa al concierto, que tuvo lugar en San Sebastián, presentar su nuevo disco, Cave Rave, en un lugar tan "inspirador", ligado a la naturaleza, al origen de las cosas en una época marcada por las estructuras sociales "cuadriculadas" es un "sueño".

Pringle, admirador confeso de muchas bandas españolas de los ochenta, entre ellas Eskorbuto y Aviador Dro, recordó que fue una cantante que acompañaba al grupo en sus principios, Laure, cuyo abuelo vivía en Navarra, la que les contagió su amor por esta tierra, donde han compuesto las letras de las canciones de su segundo álbum, grabado en Londres y producido en Los Ángeles, que es ya "menos dance" y "mucho más grande".

'Cave Rave' en Zugarramurdi Tras las rueda de prensa, los afortunados que se hicieron con alguna de las pocas entradas que salieron a la venta así como la mayoría de los periodistas acreditados e invitados, embarcaron en autobuses para llegar a Zugarramurdi a primera hora de la tarde, donde les esperaba un planing de actividades antes del concierto que incluía un concierto de txalaparta a cargo de Ugarte Anaiak.

Con algo más de media hora de retraso sobre el horario previsto, los navarros Wilhem and the Dancing Animals fueron los encargados de abrir la rave musical en las Cuevas de Zugarramurdi. Su disco The War of the Species ha hecho de este un grupo una de las promesas más sobresalientes del indie estatal, como ayer demostraron en directo.

Tras los navarros acaeció el concierto de Belako, cita previa e inevitable antes de que Crystal Fighters reventaran la cueva tanto con las canciones del trabajo que dio lugar a este concierto, Cave Rave, como, su predecesor, Star of Love.

Con un público entregado al desenfreno, sobre todo en las primeras filas, Sebastian, parapetado tras unas oscuras gafas de sol (dio rienda suelta a los ritmos electrónicos que fusionados con la txalaparta (tocada de forma muy poco ortodoxa, a modo del golpeo de la queta sobre la batería) y la voces femeninas de Mimi Borelli y Ellie Fletcher arrastraron al respetable hacia un trance musical sin freno. Al grito de "from London to País Vasco", recordando el comienzo de su exitosa trayectoria, Sebastian, se lanzó al éxtasis desde el minuto uno -"gracias por celebrar esto con nosotros"- e intentó conectar con el público en todo momento, algo que hubiera resultado más fácil todavía de no haberse colocado el grupo en un escenario más cercano. Luces estroboscópicas y continuos loops musicales bajo ritmos frenéticos y contundentes marcaron una velada no exenta de melodías más accesibles y poperas dulcificas por el ukelele.

Una noche que será recordada por muchos años tanto por el grupo como por los afortunados asistentes. Pero la fiesta no terminó con el concierto, ya que la mayoría de los asistentes tomaron rumbo a San Sebastián donde la fiesta continuó en la sala Gazteszena, escenario en el que los miembros de Crystal Fighters pincharon hasta altas horas de la madrugada.