La verdad es un truco de la tele

El estreno de Viajando con Chester de Risto Mejide con entrevista a Zapatero y el montaje de Jordi Évole sobre el 23-F es el mundo al revés. Se supone que lo suyo fuera que el Follonero hubiera hecho una entrevista algo macarra al expresidente que con tanto esfuerzo escondió la crisis y que Risto hubiera llegado con una innovación radical en su estreno. Pero no. Fue al revés. Y todo tiene su explicación aunque le falte la lógica. Risto es el enésimo intento de Vasile por descabalgar a Évole y en su estreno quiso usar sus mismas armas. La entrevista desenfadada pero con red. Y puede que lo consiguiera. Pero no lo suficiente. El 23-F era un día señalado para arrancar un programa con algo más. Esa pólvora mojada que supuso la charla de Risto en un diván con Zapatero fue algo previsible. Quizás por ese temor a que Mejide hiciera un truco genial o contara con una varita mágica es cuando Évole y sus colaboradores (no hay que olvidar que pertenecen a El Terrat, la misma productora de Buenafuente que fue capaz de llevar al Chikilicuatre a competir en serio a Eurovisión) se pusieran manos a la obra. Y ahí estaba la fecha evocadora del 23 de febrero para darles ideas. Lo cierto es que la recreación del 23-F que ha colado el Follonero en televisión ya se había contado. Para empezar porque históricamente nunca quedó claro que la pantomima de Tejero y los guardias civiles no fueran meras marionetas de algún titiritero mayor. Hay muchos candidatos. Y la historia de los últimas décadas tiene varios episodios que harían realista cualquiera de las hipótesis. Yo me creería que Salvados entrevistara a Felipe González y éste asumiera toda la responsabilidad en los GAL. Sería creíble que el rey abdicara en el diván de Mejide contando al mundo una historia de amor con una aristócrata alemana. Me pasaría como con el 23-F de Évole, son historias creíbles basadas en la realidad.