concierto de benito lertxundi Fecha: sábado, 6 de septiembre. Lugar: polideportivo Hermanos Induráin, Atarrabia. Intérpretes: Benito Lertxundi, a la guitarra y a la voz, acompañado por Juantxo Zeberio, al piano y a los teclados; Fernando Ederra, al bajo; Ángel Unzu, a la mandolina, al bouzouki y a la percusión; Pello Ramírez, al chelo y al acordeón; Kutxo Otxoa, al violín; Gurutz Bikuña, a las guitarras acústica y eléctrica; Olatz Zugasti ,a la voz, a los sintetizadores y al arpa, y Gratxina Lertxundi, a los coros. Incidencias: presentación de Oroimenaren Oraina, último CD del artista. 2 Horas y 20 minutos de duración, bises incluidos. Muy buena asistencia, público de edad madura -mayoritariamente- que se mostró participativo.
Uno de los activos por excelencia de la música del país, el atemporal Benito Lertxundi (Orio, 1942), visitó Nafarroa el pasado fin de semana, para satisfacción -principalmente- de la población euskaldun y euskaltzale de Iruñerria; para la de ese importante sector sistemáticamente ninguneado en las programaciones musicales estivales. Y lo hizo inundando el polideportivo de Atarrabia con la queda y preciosista sensualidad de sus canciones; llenándolo con su acostumbrada exquisitez? Por partida doble: haciendo gala Lertxundi de su contrastado poder de convocatoria e, igualmente, de su contrastada solvencia musical. Organizado el concierto con motivo del Atarrabiako Eguna 2014, el legendario autor ofreció a sus incondicionales una vibrante actuación, centrándose el repertorio, con permiso de las interpretaciones de algunos temas de su último CD (el número 16, publicado en 2012), en las de temas del resto de su discografía, perfecto botón de muestra de los más de 40 años de trayectoria del oriotarra.
En un ambiente un tanto cargado, marcado por el calor y, por momentos, ceremonial, propio de las grandes ocasiones; brillantemente secundado Benito por el pequeño orfeón que forman los músicos que le acompañan, los primeros compases del concierto brindaron interpretaciones de temas de estreno como Nor da erromesa o Suaren bila, con la característica impronta del artista grabada a fuego en los mismos. De modo imborrable, arrullando con su latir sinfónico, con su carga de musicalidad a los presentes. Con su queda y pausada belleza natural. Y todo ello bajo una Iluminación sobria, pero suficiente.
Pasados 45 minutos de concierto, tras un primer tema instrumental de aires folk y naturaleza festiva seguido con palmas por el respetable, sonó el primer hit de la noche, Baldorba, recibido con aplausos y cantado por todos a petición del artista, dando lugar a un primer momento de complacencia mutua entre ambas alturas del escenario. Y de manos de dicha composición la magia, en constante revoloteo alrededor del polideportivo desde antes de que se iniciase la velada, terminó de hacerse realidad.
Desde dicho punto de inflexión del concierto hasta el final, la presencia de Lertxundi al frente del micrófono se fue dosificando más y más, alternándose interpretaciones de temas instrumentales de pálpito inherentemente festivo (de lo más acertada su inclusión para contrarrestar la gravedad musical de otros) con las de composiciones más al uso; con las de canciones ya más conocidas, como Udazken koloretan, Kaixo ardizain o, extraída directamente del baúl de los recuerdos, Orbaizetako arma olaren kantua, antes de acercarnos a la conclusión bajo los sones de Oro irriño bat y Kantuz, en lo que fue todo un homenaje a Mikel Laboa.
Pero, a la vista de que faltaban clásicos por sonar, estaba claro que habría bises, deparando dicho tiempo extra hasta 6 nuevas canciones: las populares Erribera, Xalbadorren heriotza (cantadas con verdadero sentimiento por los asistentes) y Zenbat gara -entre ellas-, puerta de salida esta última de la actuación.
De un concierto que, toda una fiesta dentro de un día de fiesta, dejó plenamente satisfechos a todos en general.