“Hoy en día, ‘la realidad supera al porno’ porque todo lo que te cuenten ya lo has visto en la tele o leído en un periódico”
Nacido en Francia pero gallego de adopción, Ulloa es el otro gran protagonista de ‘Invernadero’, además de uno de sus productores. Teatro en su máxima acepción
pamplona - Conciso pero meridiano, Tristán Ulloa vive el teatro al 200%. No solo actúa sino que produce, no solo sube a escena a interpretar sino que busca la reflexión del espectador además de su entretenimiento.
Pinter coloca a los actores, y a los espectadores, bajo el yugo de un gobierno autoritario que casi, y sin casi, convierte al ciudadano en un número... Pero, sin caer en la demagogia, ¿no está muy lejos esta democracia que vivimos de aquella situación?
-No, ¿verdad? Y eso que está escrita en el año 58. Por eso creo que ahí reside también la genialidad de Pinter, en la vigencia que tiene este texto así como el tono sardónico y cáustico que le da, revestido todo de mucho humor... Pero no deja de ser doloroso lo que cuenta.
¿Por qué la comedia nos ayuda tanto a entender los entresijos del poder?
-Porque ya bastante jodido es el fondo como para que en la forma lo subrayemos más. Lo interesante aquí es hablar de algo que puede hacernos pensar, que el espectador se lleve una reflexión a casa... Pero revistiéndolo de algo más digerible hasta el punto de que a veces parece por momentos una comedia negra, una obra de terror, a la vez que una comedia de enredo, de vodevil, de puertas que se abren y se cierran. Para mí, el texto es una genialidad con la que nos encontramos y quisimos levantar.
Reírse de cosas que, aparentemente, son barbaridades, ¿es sano?
-No sé si es sano. Lo que hacemos es que la gente se ría de cosas sin darse cuenta de lo que se está riendo... Pero luego sí que se da cuenta de lo que se ha reído. La primera lectura que haces de los gags es inmediata, es lo gracioso, pero lo que subyace es algo más terrible. Y esa reflexión es la que se tiene que llevar el espectador; el que quiera, claro. Es una obra que tiene varias capas, con una primera en la que aparece un sitio en el que todos están locos y se dicen cosas muy bestias... pero, realmente, si le quieres buscar un fondo, lo tiene, y lo puedes digerir al salir del teatro.
Puede parecer grandilocuente, pero, ¿qué aporta el teatro a la hora de entender situaciones como la que se presenta en la obra o como la que estamos viviendo ahora?
-No creo que sea grandilocuente porque una de las funciones del teatro, además del entretenimiento, es cuestionar... No dar respuestas pero sí hacer preguntas y dejar que el espectador las conteste, si quiere hacerlo. El teatro, más allá de la crítica, debe cuestionarlo todo, porque en el propio cuestionamiento hay una crítica implícita.
Esta obra, con un texto casi de culto, arranca con la vitola de ser uno de los estrenos del año, algo que puede parecer bueno, pero quizá sobre todo sea peligroso...
-Al margen de la expectativa que pueda levantar, creo que el equipaje de responsabilidad lo tenemos a tope porque cada función, a mí por lo menos, me exige una concentración tremenda. Y ya solo con eso tengo bastante trabajo; de lo que los demás esperen de la obra, ya no me hago cargo (risas). He hecho obras como Julio César, interpretando a Bruto con el triple de texto, y yo iba bastante más tranquilo y relajado que en ésta, porque es un pim pan pim pan que no te permite parar. Además, cuando empezamos a ensayar, tenía la sensación de que contaba con un personaje diferente para cada escena... Hasta que le encontré el hilo conductor, cosiendo una escena con otra a través del mismo personaje. Y, posteriormente, también me di cuenta de que no tenía que abordarlo de una forma costumbrista o realista, en absoluto; aquí la propuesta de Pinter va por otro lado, y en ese sentido tienes que confiar en lo que está escrito y en el todo, en la visión global que hace el autor de cada personaje... Que son personajes, sobre todo, amorales, son como animales.
¿Qué le lleva a un actor a involucrarse en la producción de un espectáculo teatral?
-Nunca son tiempos adecuados para el teatro, pero probablemente ahora menos. ¿Qué me lleva? Las ganas de seguir trabajando en lo que me gusta y de continuar generando trabajo. Yo tengo mi propia compañía, con la que también desarrollo proyectos, pero Mario Gas me propuso coproducir esta obra con La Abadía y me pareció una buena idea. Creo que hay que mantener la maquinaria despierta y generar trabajo para otros; creo que esa es nuestra misión ahora, no hay que esperar a que suene el teléfono.
Un nacimiento y una muerte marcan el devenir de la obra. En definitiva, los hechos más básicos de la naturaleza humana son los que producen la revolución...
-Así es, la obra arranca con un nacimiento y una muerte, y con un tono que provoca que nadie se imagine hacia dónde va a derivar todo. Hay grandes hitos de la humanidad que empiezan con un nacimiento o una muerte, son cambios de era y probablemente sea una metáfora de algo lo que ha escrito Pinter... En la obra se atisba ese cambio de era, hay un derrocamiento, un hombre paranoico que piensa que alguien lo quiere matar... Y también hay algo que está a punto de pasar pero no se consigue definir; se siente, se sabe, pero no se puede definir. Pero, bienvenidos estos tiempos de cambio, aunque luego sean sustituidos por otro tiburón.
El absurdo es otra de las claves de la obra ‘Invernadero’. En este caso, ¿qué nos enseña al contraponerlo con la realidad?
-Cuando se hace referencia al absurdo... Yo tengo una frase, que mi chica también dice mucho, y es que la realidad supera al porno. Creo que vivimos tiempos que son mucho más que pornográficos porque cualquier historia que te puedan contar ya la has visto en un telediario o la has leído en un periódico, es terrible. Por eso el trabajo de los dramaturgos hoy en día tiene el listón muy alto porque ya la realidad nos pinta un panorama bastante absurdo. De esta forma, el que se propone hacer género absurdo hoy en día, puede que termine haciendo realismo. La verdad es que todo es muy absurdo.
Más en Cultura
-
“Me parece un milagro que los gaztetxes sigan existiendo”
-
El ilusionista navarro Hodei, Premio Nacional de Magia General en el 40º congreso estatal celebrado en Terrassa
-
Catherine Zeta-Jones rodará próximamente en Navarra
-
La iniciativa gastro-astronómica 'Camino de las estrellas' tendrá diez eventos en Navarra