Realizar un recorrido vital por la obra y trayectoria de Rafael Bartolozzi es el objetivo del Museo de Navarra, que desde el jueves pasado y hasta el 29 de julio expondrá la muestra Bartolozzi 1943-2009, una exposición “casi antológica” del artista navarro, fallecido hace seis años. Considerado el genio del Pop Art y la figuración en el Estado, el artista experimentó a lo largo de su vida otros estilos que ahora el centro navarro busca poner en valor con el objetivo de ofrecer una visión de conjunto de su obra. Una gran parte de las 63 piezas que el Museo de Navarra presenta han sido cedidas por la mujer y el hijo del autor (Nuria Aymamí y Nil), y algunas de ellas son obras inéditas que se exponen por primera vez.
“Fue un artista pródigo tanto por su producción como por su salida de Navarra a Tarragona, donde sus obras vuelven ahora”, explica Mercedes Jover, directora del museo. Y es que, fue hace 17 años, en 1998, cuando este autor expuso por última vez una muestra de su obra (Duguna) en su ciudad natal, concretamente en la galería Lekune de Pamplona. Anteriormente ya había realizado una exposición en los Pabellones de Arte de la Ciudadela, en la primavera de 1970, donde expuso Máscara casa Garden, la única pieza del autor que posee el Museo de Navarra.
Y eso que, tal y como recuerdan sus familiares, pese a construir un hogar en Tarragona, Rafael Bartolozzi siempre se consideró “pamplonica” y navarro. “El Irati le influyó mucho y él siempre que hablaba de Navarra recordaba con amor la vida en naturaleza, especialmente en Irati”, relata su hermana, Marisa Lozano Bartolozzi. “Sus cuadros se han metamorfoseado entre los paisajes de Barcelona y las calles de Pamplona. Él siempre fue muy pamplonica, los dos fuimos dantzaris...”, añade su hermano, Pedro Lozano Bartolozzi, para quien, la tercera vida de Rafael continúa, como decían las coplas de Jorge Manrique, “en la fama y memoria”.
recorrido expositivo Tal y como explica la doctora en Historia del Arte y comisaria de la muestra, Raquel Medina, la idea de organizar una exposición sobre el artista Rafael Bartolozzi comenzó a fraguarse en 2012, “cuando comentamos realizar un homenaje por el aniversario de su fallecimiento”. “Es una muestra casi antológica porque recorre su trayectoria pero no todas sus facetas y posibilidades, por lo que no se agota aquí. Hay que tener en cuenta que era un hombre que trabajó muchísimo y que cambió mucho de estilo. Tenía una manera de trabajar alegre, visceral, auténtica... Lo que hemos querido es hacer un recorrido vital para transmitir su vida, a través de los testigos directos”, afirma Medina. Por eso, se recogen incluso los dibujos que realizó en el hospital antes de fallecer.
La muestra se divide en tres ámbitos, que coinciden con los distintos momentos y estilos artísticos de la trayectoria del pintor y escultor. El primero, Raíces, presenta los orígenes de los que él hizo gala durante toda su vida, y combina los rasgos culturales navarros con los rasgos mediterráneos. “Bartolozzi siempre ha estado muy vinculado a los orígenes. Tenía incluso una colección de txapelas y en muchas de sus obras destaca el conocimiento sobre Navarra y aparece una importante vinculación con la naturaleza, con la etnografía y con los orígenes vascos”, señala la comisaria.
La segunda parte de la exposición, bajo el nombre de Erotismo, poética y metáfora, está marcada por la influencia de la figuración en torno a Eros y lo humano, y es posiblemente la faceta más conocida de Bartolozzi. “Hay que tener en cuenta que la época en la que realizó estas obras coincidió con el final del franquismo, y muchos artistas en Barcelona reivindicaban la figuración inspirándose en el Pop Art inglés, no solo americano, y la figura del desnudo como una reivindicación de la libertad”, apunta Medina.
La tercera parte, Naturaleza: símbolo y fabulación, concluye en un mundo cosmológico, que él desarrolló en su imaginario. “Creó su ecosistema y su paraíso propios”, afirma la comisaria, para quien el tema principal de la muestra es “todo lo que conforma la vida humana”. “La exposición tiene como leitmotiv la celebración de la vida, pero la muestra habla de todo, de la alegría de vivir, de la salvación de la vida, de la muerte, de naturaleza, de mitos, de ritos ancestrales, de cosmología... Es un oxímoron, ideas contrarias entre sí”, comenta.
¿figura desconocida? “Rafael siempre decía que él había hecho más cosas aparte de Pop Art”, asegura Marisa, hermana del artista, para quien la figura de Rafael “no se conoce suficientemente” y la categoría de su obra “está todavía por descubrir”. “Existe la tendencia a escoger entre cuatro o cinco artistas o cuatro o cinco momentos de la vida de un artista y olvidarse del resto”, afirma.
En su opinión, existe además “poca cultura artística” y “no se educa a los niños en reconocer el arte”. “Hay mucha facilidad para el olvido y se atiende más a figuras extranjeras”, añade. La comisaria Medina, de la misma opinión, señala que “la transmisión de los valores de nuestros artistas es una asignatura pendiente”. “Muchos han tenido que desarrollar su obra en el extranjero o relacionarse con marchantes extranjeros para ser reconocidos”, resume.
La muestra, que estará abierta hasta el 29 de julio en el Museo de Navarra, se exhibirá entre noviembre de 2015 y febrero de 2016 en el Museo de Arte Moderno de Tarragona (MAMT), que ha coproducido junto al centro navarro la exposición. Además, con motivo de este homenaje a Bartolozzi, se ha editado un catálogo que recopila la mayor parte de sus obras, a un precio de 20 euros.
Entrada. El horario de visita de la muestra es de martes a sábado, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 19.00 horas; y los domingos y festivos de 11.00 a 14.00 horas. La entrada es gratuita.
Visitas guiadas. Los domingos de abril y mayo (incluso el día 1, festivo), Aurora Patús llevará a cabo visitas guiadas a la exposición a las 12.30 horas. La entrada es gratuita hasta completar aforo.
Talleres infantiles. Del 7 al 10 de abril, en horario de 11.00 a 12.30 horas, se llevarán a cabo talleres infantiles en torno a esta exposición.
Formación. Rafael Bartolozzi, hijo de los pintores Francis Bartolozzi y Pedro Lozano de Sotés, y nieto del célebre y dibujante escritor Salvador Bartolozzi, se trasladó de Pamplona a Barcelona en 1964, donde estudió en la Escuela de Pintura mural de Sant Cugat del Vallés. Pertenece a la generación de los 60, integrada por artistas que preconizan la recuperación de la figuración y el Pop Art, movimiento del que es considerado figura clave en el Estado.
Símbolo a la naturaleza. Su participación como representante español en la Bienal de Venecia (1980) cerró una etapa. Se instaló en Vespella de Gaià y se casó con Nuria Aymamí (1983) con quien tuvo a su hijo Nil. La vida familiar y el entorno rural influyeron en su obra y evolución, que incorpora la abstracción, la fabulación y la naturaleza.
Oxímoron. A partir de los 90, sus piezas se basan en una constante dialéctica de contrarios. Sus obras resultan exultantes de vitalidad y recursos expresivos.
El expresionismo. La destrucción de su idílico paraíso por un trágico incendio forestal en 1993 le provocó un fuerte impacto emocional que se refleja en obras desgarradoras y que constituyen un paréntesis expresionista.
Última etapa. Su última etapa, que se extiende hasta su fallecimiento en 2009, la conforman obras enigmáticas, abstractas, en las que domina un simbolismo hermético y cierto esoterismo.