ha sido uno de los grandes directores de la historia del cine, para algunos el mejor en virtud de sus aportaciones técnicas y estéticas y de su sentido de la narratividad. El próximo 6 de mayo, Orson Welles hubiera cumplido 100 años, un centenario que bien sirve para recordar su carrera, en la que tuvo tiempo para conocer Navarra, donde rodó nada menos que una película entera y partes de otra. La primera fue Campanadas a medianoche, una genial adaptación de los textos Enrique IV, Enrique V, Ricardo III y Las alegres comadres de Windsor, de Shakespeare, que, causalmente, en 2015 también celebra su propia efeméride, ya que se filmó hace 50 años. La segunda, Don Quijote de Orson Welles, no finalizada, contiene secuencias filmadas en el recorrido del Encierro de Pamplona.
Campanadas a medianoche se rodó en distintos emplazamientos del Estado, entre ellos Madrid y Soria, y en Navarra se desarrolló fundamentalmente en el Valle de Larraun, Lekunberri y Lesaka. Fue una grabación accidentada, ya que Welles no dispuso apenas de presupuesto y tuvo que hacer malabarismos para terminarla. De hecho, se dice que apenas filmó una toma de cada plano. Además, la actriz protagonista, Jeanne Moreau solo estaba disponible cinco días, así que todos los planos en los que no se le ve la cara fueron realizados por una doble. Y John Gielgud, cuyo papel era mucho más extenso, solo tenía diez días, y la Catedral de Soria apenas se la prestaron durante una semana. A pesar de todas las dificultades, el director de Ciudadano Kane siempre la consideró su película favorita. En ella, encarnó a Falstaff, un tipo orondo y bebedor, propenso a las exageraciones y a los chistes, y amante de la diversión por encima de todo. En opinión del mismo Welles, “un hombre bueno”. Pues bien, la amistad de Falstaff con el príncipe Hal (Keith Baxter) es mostrada a través de los juegos y bromas que ambos comparten durante la primera parte del film, y cuyas profundidad y espontaneidad se verán traicionadas cuando Hal sea coronado como el Rey Enrique V, tras la muerte de su progenitor, Enrique IV (Gielgud), en una de conmovedora escena.
Con posterioridad, Orson Welles regresó a Navarra para rodar algunas secuencias de su Don Quijote, una peculiar adaptación de la obra de Cervantes en la que el director pretendía hacer recorrer a los personajes de Quijote y Sancho fiestas populares como los Sanfermines, las fiestas de moros y cristianos, la Semana Santa, etcétera. Welles murió sin terminar la película. Su amigo el director español Jess Franco se encargó del montaje, siguiendo las indicaciones que dejó escritas el propio realizador. Antes, eso sí, se ocupó de buscar materiales que estaban diseminados por medio mundo, de modo que la película no estuvo lista hasta 1992.
estrellas en territorio foral Estos no son más que dos de los numerosos títulos de estrellas de Hollywood que se han llevado a cabo en distintas localizaciones de la Comunidad Foral. En la página web de la Navarra Film Commission (www.navarrafilm.com) aparece un listado en el que se da cuenta de algunos ejemplos, casos de Fiesta, con Tyrone Power y Ava Gardner, que se filmó en Pamplona; Robin y Marian, con Audrey Hepburn y Sean Connery, que se filmó en Artajona; Patton, con George C. Scott, en Urbasa, etcétera.