PAMPLONa - José Ignacio Agorreta (Pamplona, 1963) abre durante el mes de junio su estudio al público para mostrar las obras en las que ha trabajado durante los últimos tres años. Se trata de 23 piezas en las que el autor mantiene una temática constante en sus cuadros anteriores: los objetos, espacios y arquitecturas que tienen que ver con lo cotidiano; pero introduce un protagonismo mayor al juego de luces y sombras y al dibujo. La muestra, distribuida en dos partes (planta baja y primer piso) se divide en cuadros en los que “prevalecen los espacios con la luz y la sombra como elementos claves”, y en piezas en las que el elemento fundamental son objetos “muy reconocibles, de nuestro pasado más reciente”.

“En estos momentos es evidente que hay un mayor cuidado por el dibujo y los objetos, que son perfectamente reconocibles y que se mantienen en proporciones mucho más acordes a su propia naturaleza que lo que antes me interesaba”, explica Agorreta sobre su evolución. Eso sí, el artista señala que sigue manteniendo su preocupación por lo que, en su opinión, es lo más característico y la seña de identidad de su trabajo: “Esa atmósfera que, de alguna manera, convierte a la obra en un artefacto casi emocional, que provoca y genera emociones en el espectador”. Con esta intención, el artista busca que su obra actúe como “catalizador” para que el espectador activo “se encuentre con su mundo interior y con emociones propias”. Como ejemplo, cita la bombilla que aparece en una de las piezas que ahora presenta: “Todos hemos visto muchas bombillas, pero a cada espectador le traslada a su propia experiencia”.

“entender el mundo” Agorreta explica que no tiene pretensión de hablar “de nada” en particular a la hora de desarrollar su trabajo. “No quiero hacer literatura con él, no quiero establecer un relato, ni quiero convencer a nadie de nada”, precisa. Pero reconoce que el paso del tiempo y la memoria son los temas que articulan su discurso de forma no intencionada. “Nunca he ido a priori buscando sobre qué pintar. Veo el mundo que me rodea, reparo en las cosas que, por lo que sea, activan mi capacidad pictórica, y las pinto. No me pongo a pensar en qué cosas hablo a la hora de pintar la obra. Después, como espectador, porque yo soy el primer espectador de mi obra, sí que me doy cuenta de que me interesan determinados temas, como el paso del tiempo o la memoria”, expone.

Por lo tanto, aunque su obra “tiene una coherencia y una evolución artística que tiene que ver con mi evolución vital”, no hay un plan determinado en su trabajo. Eso sí, el artista cumple determinadas pautas o premisas a la hora de elaborar y desarrollar sus piezas, como representar los objetos tal y como se los encuentra (después de fotografiarlos). “No hago una composición ni tengo ningún tipo de idea previa de cómo deben ser. Los pinto tal y como están porque creo que le aporta verosimilitud a mi trabajo”, asegura. Con respecto a los colores, pese a que tienen que ver “con el mundo de las emociones y de los recuerdos”, de nuevo Agorreta insiste en que esta forma de proceder no es algo premeditado. “Los colores no son reales pero la sensación que aportan es que se representa el mundo absolutamente real. Para mí la elección cromática es muy importante, y lo que hago es mezclarlos mucho para conseguir muchos matices”, añade el artista.

técnica de trabajo Para Agorreta, no es importante que su gesto o su “mano” se hagan visibles en el resultado final del cuadro, por eso, trabaja con óleo sobre lienzo, en distintas capas, con papeles de periódico y un rodillo. “En las distintas capas pongo periódicos encima y presiono con un rodillo. Así la pintura queda adherida al papel y parte de la pintura se desprende y se queda en otra parte del cuadro”, comenta. En ocasiones, esto provoca que algunas partes del cuadro queden ocultas o que se “estropeen” partes interesantes, pero para el artista navarro esta forma de trabajar y este proceso es fundamental porque entra en juego el azar y la emoción, lo que influye a la hora de crear “la atmósfera” que busca. “A través de este proceso surgen cosas del azar, de la emoción, que son las que dotan de expresividad al cuadro, nada premeditado”, reitera.

En este sentido, también sin pretenderlo, cree que su trayectoria vital es la que le ha llevado al momento artístico en el que se encuentra. Y es que, Agorreta comenzó pintando arquitecturas industriales (el exterior de edificios), y jamás pensó en pintar su interior hasta que, casi por casualidad, empezó a encontrar elementos que le interesaban dentro de estos edificios. “Insconscientemente fui abandonando las arquitecturas vistas y pintadas desde el exterior por lo que hay en su interior. Cuando lo observo con perspectiva lo ubico en momentos vitales, en momentos de tu vida, que ves que coincide, como el nacimiento de mi hija; es una teoría, pero se repite”, resume el artista.

Visitas. Hasta el 28 de junio, José Ignacio Agorreta abrirá su taller y su espacio de trabajo al público, para quien quiera acercarse a contemplar la exposición de 24 obras que presenta. El horario de apertura será de 18.30 a 21.00 horas todos los días excepto los domingos, en los que el artista navarro estará en su taller entre las 12.00 horas y las 14.00 horas.

Ubicación. El estudio del artista Agorreta se encuentra en la avenida de Pamplona 23 (trasera), en Barañáin.