mérida - La historia de fuerza y amor del semidiós mitológico Hércules sirve de materia prima para que durante hora y media el Teatro Romano de Mérida pase a ser el Circo Olimpus, un circo colorido y nostálgico, que “tras su gira triunfal por el mundo y el inframundo” se estrena en el Festival en forma de musical. Bailarines, acróbatas, cantantes y hasta la mujer barbuda acompañan en este montaje de la 61 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida que, en su recta final, ha llegado a su parte más regional, con el estreno de dos producciones extremeñas, pues a este musical le seguirá El Cerco de Numancia, que clausurará el festival.
Ayer era el turno del musical original Hércules, dirigido por Ricard Reguant, coautor del texto junto al extremeño Miguel Murillo, un montaje muy visual, bello, divertido y alegre con una iluminación muy cuidada y una fabulosa música con ritmos estudiados y letras hilarantes.
Hércules engancha desde el primer momento, cuando el brillante placentino Paco Arrojo aparece como un maestro de ceremonia elegante que constantemente rompe la cuarta pared y nos invita a imbuirnos el mundo del Circo Olimpus, en el que un veterano y algo decrépito Hércules (Pablo Abraira) participa como espectador y supervisa las hazañas vitales de un heroico Hércules más joven (Javier Pascual). El montaje pone al descubierto la trampa y el cartón intencionadamente, quizás inspirado en ese cine épico de los 60, denominado péplum, al presentarnos algunas de las 12 pruebas que la diosa Hera (la emeritense Noemí Gallego) encarga a Hércules para conseguir la recompensa del amor. Desde este circo, donde todo es posible, se narra de forma divertida desde la concepción de este semidiós por Zeus y la mujer de Anfitrión hasta los 12 trabajos de Hércules, pasando por el porqué de su nombre. -Efe.