De la tranquilidad, relativa, del trabajo como funcionaria dentro del departamento de Cultura a la vorágine de ser consejera del Gobierno foral, ¿por qué aceptó la propuesta?

- Lo acepté como una nueva etapa dentro de mi trayectoria profesional, desde la misma vocación de servicio público que tengo desde el primer día en que entré a trabajar aquí, en el año 91. Y la acepté tras haber pasado por una serie de experiencias dentro del departamento que me han ido enriqueciendo y creo que puedo incorporar a mi nuevo puesto, siendo consciente también de que este nuevo puesto supone un salto muy grande con respecto a lo que venía desempeñando. La dirección del festival Punto de Vista, la subdirección de la Fundación INAAC o haber participado en una fundación pública son experiencias que, sumadas a mi trabajo como técnico de cultura desde la administración núcleo, han ido conformando una serie de experiencias en mi vida que me he ha llevado a este punto de dar este salto... Salto inesperado para mí porque tengo un perfil técnico, como muchos otros miembros del Gobierno.

¿Qué es la cultura para Ana Herrera y, por ende, para el Gobierno de Navarra, teniendo en cuenta que el acuerdo programático incluye la elaboración de una Ley de Derechos Culturales?

- La cultura, para mí, para todo el Gobierno de Navarra y para todas las personas que han colaborado en la elaboración del acuerdo programático es un eje vertebrador muy importante para la sociedad, la persona y el ciudadano. Y es un motor de desarrollo socioeconómico pero también comunitario, es un eje por el que se vertebran una serie de valores que pueden colaborar a que vayamos hacia una sociedad más enriquecedora, más plural y con valores humanos y sociales más ricos. Para mí, es mi ámbito de trabajo y, personalmente, es una faceta de mi vida de la que no podría prescindir como persona.

Una definición que, lógicamente, apuesta por una sociedad libre que utilice la cultura para pensar y ser crítica, pero no hay que descuidar que la cultura también es una industria y no un pozo sin fondo que solo genera gasto o que solo grita para pedir subvenciones, como parecía ser tratada hasta ahora.

- Con la ayuda de Fernando Pérez, el nuevo director general de Cultura, y del equipo que conformemos todos los agentes que tenemos con nosotros vamos a trabajar sobre la visión de un ecosistema cultural en el que podemos vivir todos juntos. Hablando en términos culturales, concebimos el territorio de Navarra como un ecosistema en el que conviven agentes públicos, privados, instituciones, espacios, prácticas, ciudadanos, visitantes... Hasta ahora, la dicotomía entre público y privado venía marcando mucho el tema de la cultura, pero yo creo que debemos tender a que la relación entre ambos sectores camine hacia la colaboración. Con esto quiero decir que, en este ecosistema, convivimos las propuestas realizadas desde la Administración directamente junto con las que la sociedad civil promueve recibiendo fondos públicos y con todas aquellas iniciativas que son promovidas por entidades o personas que no están ayudadas con dinero público, como es el caso, aquí en Pamplona, de Katakrak, que no recibe dinero público, o la Sociedad de Estudios Aranzadi. Creo que tenemos que partir de esta visión de un ecosistema en el que convivimos y nos alimentamos mutuamente, y desde el Gobierno vamos a trabajar en ir hacia procesos diferentes, en innovar en procesos de gestión, con planes de trabajo que estén escritos y con objetivos a varios años vista. Para mí, hay tres palabras, en este sentido, fundamentales: comunicación, participación y colaboración. Y hay que abrir canales en estos tres sentidos.

El acuerdo programático, en el terreno cultural, incluye diecinueve puntos referenciales. Evidentemente, no se pueden atacar todos a la vez, ¿cuáles van a ser sus prioridades?

- Uno de los primeros objetivos será recuperar la dignidad de la cultura en Navarra y, para ello, dotarla de un presupuesto digno que en los últimos años había ido decreciendo hasta casi un 30% en la última legislatura. Como ya he dicho, hay que construir canales de comunicación con los agentes y, para ello crear las herramientas necesarias, como el Observatorio Navarro de la Cultura o trabajar con planes estratégicos. También vamos a revisar el actual Consejo Navarro de la Cultura, tanto su composición como sus funciones, para convertirlo en un instrumento más participativo.

Precisamente, ¿de qué forma y modo va a cambiar el Consejo Navarro de la Cultura?

- Lo tendremos que cambiar en breve y debemos velar por que sea un consejo plural y represente a la diversidad cultural y a ese ecosistema del que hablaba, con gente de todos los ámbitos. Y, además, creo que hay que dotarle de más contenido. Es un órgano consultivo y asesor, así nació, y pienso que ese espíritu es bueno, pero debe tener más actividad y participación, hasta el punto de que sea ese órgano asesor que nos ayude a trabajar al departamento, que no se limite a decidir cuál es el premio Príncipe de Viana cada año o a otorgar los sellos MECNA (ley de Mecenazgo). Ya veremos si tendrá esas funciones o no, pero debe ser un órgano vivo que nos traiga la realidad de la calle.

El punto clave de todo, o casi todo, sigue siendo el dinero. Dentro de ese acuerdo programático se trabaja con la citada premisa de dotar de un presupuesto digno a la cultura y, por tanto, mayor que el que hasta ahora tenía. ¿Va a ser posible? ¿De dónde va a salir ese aumento teniendo en cuenta el drástico recorte sufrido en los presupuestos culturales (35 millones en 2011 a los 23 en 2014)?

- Esto es algo que, a día de hoy, no te puedo responder con certeza puesto que dentro del Gobierno todavía no hemos iniciado ese proceso. Estamos en el punto de sacar adelante cada departamento su decreto foral de estructura orgánica, con su organigrama y configuración de equipos; algo que en mi caso tendremos terminado la semana que viene. Una vez que hagamos esto, lo siguiente será acometer el presupuesto de 2016 y ver qué reparto hacemos entre todos los departamentos.

Apostó por Fernando Pérez como director general de Cultura, un nombramiento que ya ha recibido críticas, entre ellas la realizada por Kultura Prekaria, sostén ideológico de Podemos en Navarra, que calificó el nombramiento de "decepcionante".

- Esto fue en un tweet, porque a mí no me han dicho nada. Yo he solicitado una reunión con ellos, que vamos a tener en breve, y desconozco las razones que están detrás de la palabra decepcionante. Espero que en esta reunión nos transmitan el porqué de esa decepción.

Incidiendo en el nombramiento de Fernando Pérez, que hasta ahora desarrollaba su trabajo en la Alhóndiga de Bilbao, ¿se trata de una apuesta por nuevas formas de trabajo frente a un conocimiento previo más exhaustivo de la realidad navarra?

- Creo que el director general de Cultura es una pieza fundamental en el equipo, pero el resto de ese equipo lo conformamos otras personas que tenemos el conocimiento del territorio. Fernando nos aporta un plus que yo he valorado como algo positivo en cuanto a nuevas fórmulas de gestión y experiencias que pueden venir de fuera y que yo veo como algo positivo. De la misma manera, a mí me parece algo absolutamente lógico y razonable que un navarro como Pablo Berástegui sea el director cultural de Donostia 2016 o que Juan Zapater sea el director de Bilbao Arte. Algo que allí ven como algo lógico, por lo que no entiendo por qué no vamos a ver desde aquí, dentro de la lógica profesional, que venga a Navarra un profesional de otro territorio y nos ayude dentro de la concepción de equipo. Enzarzarnos en esto, y hacerlo a priori, sin dar la oportunidad de, no lo entiendo.

Ha hecho referencia al tan ansiado plan estratégico de la cultura en Navarra, plan que ya es más que una necesidad y que requiere de un estudio previo, ¿cómo y cuándo lo va a afrontar?

- La idea es que sea un plan real, planteado desde la tierra, no planteado desde una fórmula de encargo a grandes expertos que vengan de fuera a analizar, sino que partiremos de la colaboración de los que estamos aquí.

Si miramos a los presupuestos, ¿mantendrá el sistema competitivo de adjudicación de ayudas, metiendo, por ejemplo, en el mismo saco a entidades de diferentes tamaños o que incluso ofrecen actividades gratuitas, además de mantener fuera de esa competición a otras como la OSN y el Orfeón Pamplonés?

- Todavía lo tenemos que estudiar, pero, a mí, lo que me gustaría es que, dentro del marco de la ley de subvenciones y del sistema de convocatorias de libre concurrencia, con la modificación que tuvo la ley de subvenciones en diciembre de 2014 para adaptarla a las entidades sin ánimo de lucro, que yo creo que es muy importante y facilita mucho las cosas, me gustaría tender a convocatorias plurianuales que permitan a las entidades, a los agentes, a los grupos y a los artistas trabajar sin esos periodos de incertidumbre tan grandes que les están obligando a que la mayor parte de la actividad cultural se esté concentrando en los últimos meses del año; situación que se debe a que muchas entidades no conocen cuál va a ser la financiación de sus proyectos hasta mediados de año. Ésta es una situación que se ha producido en los últimos años y que espero podamos corregir. Para ello tendremos que contar también con la colaboración de Economía y Hacienda, en el sentido de que pueda crear un Plan Económico General a cuatro años que nos permita trabajar con esa tranquilidad. Hay otra cuestión, que yo aprendí en la fundación INAAC, y que me gustaría implementar dentro del Servicio de Acción Cultural: la atención integral a los sectores creativos. De esta manera, alguien que trabaje en cualquier sector de la cultura pueda tener una interlocución aquí, en el personal de la casa, permanente, en la que puedan hablar de todas las fases de su proceso creativo. Es decir, que no tengan un solo interlocutor con el que puedan hablar de la convocatoria de ayudas, del papeleo o de los justificantes de gasto. Se trata de que se pueda exponer un proyecto antes de su creación, que se le pueda asesorar y acompañar, trabajando la figura del acompañamiento a lo largo de todo el proceso. El sector no siempre se dirige a la Administración a pedir dinero, lo que quieren es que les atiendas, que les escuches, que hables con ellos, que sepas que están... porque no todo pasa por la entrega de dinero, creo yo.

La mayor partida del presupuesto cultural del Gobierno foral se la lleva la Orquesta Sinfónica de Navarra, con una línea presupuestaria prorrogada desde 2012 de hasta 4,6 millones de euros. ¿Es necesaria la OSN? ¿Este Gobierno continuará apostando por ella?

- Ya hemos tenido el primer encuentro con el director gerente de la orquesta y del Orfeón Pamplonés, Joaquín Romero. Tenemos que analizar todos los datos que nos ha entregado pero tengo que decir que la orquesta, en los dos últimos años, está cambiando su visión y su forma de ser gestionada de forma muy importante, y que yo valoro como algo muy positivo. Tienen un proyecto de OSN social, que se implementará el año que viene con los centros escolares, y quieren que la música sea una herramienta pedagógica y de transformación social; de forma que la orquesta no solo sea ese agente que tiene una temporada y que cuenta con una serie de abonados a unos conciertos, y que ahí se acabe su actividad. Tienen un plan estratégico muy interesante pero, en cualquier caso, esto no quiere decir que vayamos a apostar o no, esa es una decisión que deberemos tomar, aunque, en todo caso, la OSN es una activo muy importante de la sociedad que hay que tratar con seriedad.

Aunque, lógicamente, el Gobierno y el departamento de Cultura deben centrar sus esfuerzos en el presente y el futuro, ¿va a levantar las alfombras de la anterior, opaca y polémica gestión de la OSN, de la que hasta su anterior máximo responsable, Florentino Briones, dijo que no había mirado el dinero como se debía?

- Desconozco lo que se ha hecho en legislaturas anteriores, sí que me da la impresión de que se ha instalado un nuevo modelo de gestión desde que está Joaquín Romero al frente, y que tiene la voluntad, porque así nos lo ha comunicado, de ser transparentes, rigurosos y estrictos. Creo que hay un antes y un después; el ahora es el positivo y cómo se gestionaron las cosas anteriormente lo tendremos que analizar. Pero bueno, hay que compaginar el mirar al futuro con esa mirada atrás.

Imagine una ópera programada por la AGAO, por poner un ejemplo, en Baluarte, con la participación de la Orquesta Sinfónica de Navarra. ¿Ve normal que el ciudadano pague cuatro veces por esa entrada: la de taquilla y la parte correspondiente a las tres respectivas subvenciones a Baluarte, AGAO y OSN? ¿No supone esto un agravio comparativo con la mayoría de espectáculo de otras artes y disciplinas?

- Esto que dices sería aplicable a tantos ámbitos... Yo, en realidad, cuando voy a un espectáculo, más que pensar en lo que estoy pagando con mis impuestos, hago una lectura diferente: en el ejemplo que tú pones, pienso en que gracias a ese concierto hay un buen número de profesionales de diferentes ámbitos (escenógrafos, técnicos de luz y sonido, sastres, maquilladores, regidores, etc) que están trabajando para que todo salga correctamente cuando comience el espectáculo; pienso también que hay un personal que trabaja para vender las entradas o acomodar al público; pienso en muchas de esas personas que están en el escenario han podido dedicarse al arte gracias a que alguna institución pública ha financiado en parte su educación, a la que ellos han añadido horas y horas de dedicación y esfuerzo; pienso en el movimiento que generan todas esas personas cuando se alojan en nuestra ciudad, contratan un autobús para que les traslade... Si te soy sincera, pienso más en todo ese movimiento que se genera alrededor que en la cantidad de veces que he pagado ese espectáculo. Las distintas administraciones también ayudan a financiar otros espacios y grupos artísticos; en definitiva, en todos los casos se trata de una inversión que puede traernos beneficios culturales y sociales.

¿Recuperará el Instituto Navarro de Artes Audiovisuales y Cinematografía?

- A día de hoy, tampoco está tomada esa decisión... Pero no es tanto recuperar la institución en sí como coger la herencia de lo que aportó el INAAC al sector audiovisual y del cine. Creo que se hicieron cosas muy buenas, y a mí lo que me gustaría es extrapolar esa buena experiencia al resto de las áreas, y a partir de ahí, trabajar no solo con el sector del cine sino con todos los sectores. Recuperar como tal la institución, lo veo más complicado desde el momento en que desde hace más de un año hay dos trabajadores del INAAC en la plantilla de NICDO desarrollando, de forma correcta, dos de las áreas que llevaba el INAAC: Filmoteca de Navarra, la parte de programación; y Navarra Film Comission. No es lo mismo recuperarlo al día siguiente de la disolución que un año y pico más tarde, y con la situación que tenemos ahora.

¿Va a mantener la estructura de NICDO y a su actual director gerente, Javier Lacunza?

- Sí, a su director gerente lo voy a mantener. Y la estructura de NICDO, en principio, también, aunque habrá que revisar al detalle cada una de las áreas de NICDO, ver cómo se funciona y en qué se puede mejorar, pero creo que es una sociedad pública que aporta mucho y confío plenamente en Javier Lacunza.

¿Qué va a suceder con ese espacio llamado Centro Huarte de Arte Contemporáneo, ejemplo de la aberrante cultura del ladrillo, que propugnó la construcción de grandes espacios olvidándose de que había que dotarlos de contenido?

- Todavía no he tenido ocasión de estar con Javier Manzanos, que es el director. Sé que el convenio con el Ayuntamiento de Huarte para la gestión del Centro termina en diciembre de 2015, por lo cual tenemos un plazo breve, así que nos pondremos a trabajar en ello en septiembre. Hablaremos con el Consistorio de Huarte para ver si se renueva ese convenio, en qué términos y qué hacemos con el Centro. Eso sí, creo que con el poco presupuesto que tienen están haciendo todo lo posible.

Otra de las entidades que sufre graves problemas económicos es la Fundación Oteiza, ERE incluido, ¿cómo va a acometer su relanzamiento y revitalización, teniendo en cuenta la importancia de la obra que atesora?

- Oteiza es una fundación privada que se financia en buena medida con fondos públicos. Otra de las personas con las que vamos a estar en breve es con Gregorio Díaz Ereño, para que nos exponga la situación actual del museo y veamos cómo podemos mejorarlo. Desde luego, es otro de los activos que tiene que estar y que tiene que mejorar, y que va a ser importante para este Gobierno.

En cuanto a la polémica ley de Mecenazgo, que, por ejemplo, solo otorgaba el sello MECNA, que da acceso a los mecenas a entidades sin ánimo de lucro, ¿piensa reformarla?

- Hay que revisarla y, precisamente, el principal objeto de revisión será quién puede recibir ese mecenazgo y por qué las empresas culturales no pueden ser receptoras. A día de hoy tampoco tengo la solución, hay que iniciar el proceso de revisión de análisis... Pero todos estos procesos de revisión no dependen solo de mí ni yo quiero ser la única persona que diga: vamos a hacerlo así. En todos los procesos quiero contar con la gente de la casa, de mi casa, de los técnicos, de mis compañeros de trabajo; ellos son los primeros a los que tengo que implicar, así como al resto de los agentes. Esto no es en plan: "la consejera ha decidido".

Abramos los ojos, en lugar de cerrarlos, como se ha hecho hasta ahora, y miremos al Reyno de Navarra Arena, tanto por el lado deportivo como por el cultural. Cerrado a cal y canto, con todo lo que ello implica, ¿tiene prevista su apertura, al menos a través de programas de llave en mano, que permitan la celebración de eventos deportivos o culturales de forma inminente?

- Lo primero que hay que acometer con el Navarra Arena es si podemos aportar el dinero necesario para que esté en condiciones de ser abierto, y estamos hablando de un mínimo de tres millones de euros para abrirlo con lo básico. Esa es una cantidad de dinero importante y hay que ver si este Gobierno está en condiciones de hacerlo. Y una que vez que decidamos si se puede acometer la apertura habrá que abrir un diálogo con los operadores que están dispuestos a participar en nuevos modelos de gestión, puesto que también habrá que hablar del modelo que regirá el pabellón: si será totalmente pública, privada, mixta...

Aboga también por la revisión de la gestión de los programas artísticos que dependen directamente de la Dirección General de Cultura como el Festival de Teatro Clásico de Olite o el de Música Antigua de Estella, ¿en qué sentido?

- A veces nos obcecamos en confrontar lo público y lo privado, yo no he hablado en ningún momento de privatizar ni de externalizar nada. Si tú analizas los modelos de gestión de los principales festivales de música, de cine, de artes escénicas, en el Estado o en el extranjero, te encontrarás con que la inmensa mayoría tienen unas fórmulas de gestión en la que se aportan fondos públicos, de diferentes instituciones, junto con el dinero aportado por patrocinios privados, de forma que todos los ingresos vayan a la caja única de Hacienda, junto con la taquilla, de manera que tú solo tengas un único presupuesto de gastos, que es lo que te tiene que dar el Gobierno de Navarra, en el caso de Olite, por ejemplo. Se trata de formas de gestión diferentes pero en ningún caso se trata de externalizar ni regalar el festival a una empresa privada.

Llegado el momento, ¿subvencionará este Gobierno con dinero público al Museo Universidad de Navarra, como recla-maron en la pomposa presentación del espacio?

- Actualmente no hay ninguna convocatoria para museos en la que hayan tomado parte. La financiación de todos los museos de Navarra es algo que también debemos acometer porque hay centros de titularidad pública, dependientes del Gobierno de Navarra, otros que dependen de ayuntamientos y una red de pequeños museos que están gestionados desde entidades sin ánimo de lucro. Yo creo que hay que ordenar la red museística de Navarra y cómo nos vamos a relacionar con ella.

El programa Encuentros de Arte joven, tras un auténtico maremágnum de idas y venidas, cambios de fecha o polémicas con los artistas participantes ha cosechado un notable decrecimiento de inscritos y ha dejado de ser un programa referencial, cuando debía ser un puntal que impulsara la creación artística, otro de los puntos fuertes del acuerdo programático. ¿También acometerán su reforma?

- Habrá que analizarlo y ver cómo se puede recuperar la dignidad de esos Encuentros, pero yo iría más allá... Yo creo que los jóvenes no solo necesitan que les convoquen concursos y les den premios, que también, sino crear espacios de encuentro en los que puedan desarrollar su talento y su creatividad; espacios que no solo les propongan una fórmula de consumo cultural, del tipo vas a un espectáculo, o de formación, del tipo apúntate a un curso.

La red de bibliotecas ha sido otra de las grandes recortadas por el Gobierno anterior, con notorias quejas de los bibliotecarios por falta de personal y de dinero para adquirir fondos. ¿Qué tipo de soluciones tienen para afrontar una merma de tal calado en un servicio vital para cualquier sociedad?

- Es algo que me preocupa y que debemos acometer, que tiene su reflejo en el acuerdo programático, y que pasa por tener una dotación presupuestaria para hacerle frente. Tanto las bibliotecas como las casas de cultura de todo el territorio garantizan esa cultura de proximidad, ya que son agentes culturales activos, no son solo espacios a los que se va a leer libros, son centros dinamizadores socioculturales y hay que trabajar para permitir que continúen con ese trabajo y lo mejoren, solucionando el tema de personal y de los horarios, principalmente.

Hablando de cultura de proximidad, en líneas generales, ¿cómo va a acercar la cultura a los ciudadanos y viceversa?

- En esos procesos de comunicación con los diversos agentes es cuando iremos descubriendo juntos que nuevas vías se pueden abrir. En este sentido, hay cosas que no requieren tanto de presupuesto como de abrir nuevas formas de trabajo, incluso de forma transversal con todo el Gobierno. Vías que comunican, por ejemplo, el arte y la cultura con la educación, la salud o el mundo empresarial. Por ejemplo, de la misma forma que todo el mundo considera que el deporte está vinculado con la salud, mental y física, el arte y la cultura creo que también. A mí me encantaría que las empresas vieran el arte o a los artistas como algo que les puede aportar un plus.

¿Es posible la gestión participativa de los espacios culturales públicos?

- A día de hoy, desde el Gobierno de Navarra, y de la experiencia de sus centros, creo que la gestión participativa será posible. El concepto de autogestión es el que me tendrán que explicar mejor, y tendré que entenderlo dentro de los ámbitos de la competencia del Gobierno foral. Y en esas conversaciones tienen que participar los ayuntamientos.