A Dani Rovira la han dado mucha caña por la presentación de la Gala de los Goya el pasado sábado. Dice que tantas críticas e insultos no le han merecido la pena. Lo cierto, es que el espectáculo ya arrancó mal porque el primer número debía ser una copia de otra gala norteamericana. Una cosa es hacerlo mal y otra muy distinta que en una fiesta donde se premia la creatividad y la excelencia artística vayan los tíos y se la bajen tal cual de internet. Así que no me extraña que Rovira esté molesto, aunque la palabra que mejor definiría su estado sería: avergonzado. La crítica a la piratería y a los impuestos de la cultura no tiene mucha credibilidad si quien los reivindica copia el arranque de la gala de los premios Toni de 2013, copia el número de magia de otro espectáculo y hasta la coreografía final la toman de los premios del teatro. No me extraña que a Dani Rovira la experiencia no le haya gustado. La fiesta del cine no se merece el recurso facilón de cortar y pegar de cualquier sitio. Claro que tampoco la ciudadanía y la inteligencia se merece al ministro Jorge Fernández Diez y ahí está en funciones. Un tipo cuya mayor habilidad ha sido la de ponerse la insignia y tachar de etarra todo lo que se mueva. Ahora que el estado de derecho ya puede encarcelar a sindicalistas y actores, me imagino que el resto no estaremos muy lejos. Dani si hablas con tus colegas los titiriteros verás como los insultos por el truño de los Goya son puro cine en estado mudo.