Sevilla - El cantaor flamenco José Menese falleció en la noche del pasado viernes en su casa de su localidad natal, La Puebla de Cazalla (Sevilla), a los 74 años, por causas que todavía no han sido dadas a conocer, confirmó el crítico flamenco Manuel Martín. Menese fue encontrado muerto sobre las 23.00 horas y aun está por saber si el fallecimiento se ha debido a un agravamiento de los problemas de salud que padecía. La capilla ardiente se abrió ayer a las 16.00 horas en la localidad, donde a las 18.00 se rezó un responso y casi al anochecer se incineraron sus restos en la intimidad.

José Menese estaba considerado uno de los más grandes cantaores no gitanos de la historia, con un estilo elogiado no solo por sus colegas y críticos, sino por escritores como Rafael Alberti, Fernando Quiñones o Antonio Gala. Algunos expertos lo situaban a la altura de El Lebrijano, fallecido el 13 de julio, en unos días negros para el flamenco, que también perdió el 30 de junio al guitarrista Juan Habichuela y tres semanas antes a la cantaora Juana la del Revuelo.

Menese era un cantaor que bordaba la seguiriya, uno de los pocos payos que han destacado en un arte que parece reservado para los calés. Y es que Menese no cantaba seguiriyas, sino que las usaba para comunicar, para contar de una forma personal, en un estilo definido por él mismo como “puñetero”, y que suponía para él “un sufrimiento psicológico y físico”. Menese nunca se cortaba, ni para cantar ni para opinar. Se sacó el carné del Partido Comunista en 1968 y siempre estuvo al día de las cuotas, y cuando le preguntaban por la situación de España lamentaba que era el trabajador de base el que sufría la crisis y al que había que proteger.

Generación del 60 Casi se despedía el año 1942 cuando el cantaor nacía en el pueblo al que siempre estuvo vinculado, La Puebla de Cazalla, donde cantaba por afición desde muy pequeño, hasta que el pintor y letrista Francisco Moreno Galván gestionó que el joven emigrase a Madrid para abrirse hueco en el mundo del flamenco. Sin quererlo, se estaba empezando a formar la Generación del 60, con flamencos que despuntaron en esa época, como El Lebrijano, Antonio Fernández Díaz Fosforito, José Sánchez Bernal Naranjito de Triana, Antonio Núñez Montoya El Chocolate, Antonio Cortés Pantoja Chiquetete y José Monje Cruz Camarón de la Isla. Una generación irrepetible en la que el joven entró con fuerza con solo 21 años, cuando comenzó a cantar en el Tablao Zambra, junto a gente como Pericón de Cádiz o Perico el del Lunar.

Ya nunca dejó de triunfar. Moreno Galván hizo las letras de su primer disco, cumpliendo la norma de la época de que se llamase igual que el artista, y ese mismo año consiguió el Premio de Honor Tomás El Nitri. Su sombra flamenca se iba extendiendo, hasta el punto de que España se le quedó pequeña y en 1973 se convirtió en el primer artista flamenco en actuar en el Teatro Olympia de París. A las más de 1.700 personas que aquella noche le escucharon les debió parecer poco, por lo que un año después repitió. En 1985, la guitarra de Enrique de Melchor le acompañó con la Orquesta y Coro Nacionales de España en el Concierto del Día de las Naciones Unidas en Nueva York. La lista de premios, discos o recitales daría para una enciclopedia como la Larousse, que cuando Menese tenía solo 25 años lo incluyó entre sus páginas, algo impensable para un flamenco de la España del 600 y la tele en blanco y negro. - Efe