a lo largo de seis episodios, la superproducción de National Geographic Channel (NGC) ofrecerá una alternativa a la narración televisiva de la mano de un relato que recoge el presente y el futuro gracias a una combinación innovadora del drama de ficción -con efectos especiales propios del cine-, y el documental de alta calidad narrativa y visual. A medida que la ficción avanza, la serie intercala la historia con la parte documental. Con astrofísicos como Neil deGrasse Tyson, científicos de la NASA implicados en programas de misiones espaciales, astronautas, profesores universitarios, miembros del museo aeronáutico de Washington y personalidades como Ann Druyan, viuda de Carl Sagan e impulsora de la nueva versión de Cosmos, da a conocer informaciones sobre proyectos presentes y futuros que podrían hacer realidad el sueño de mandar una nave tripulada a Marte en torno a la fecha manejada por la serie, 2033.
En la parte de ficción, filmada hace meses en Budapest (interiores y chroma) y Marruecos (exteriores), trabaja Alberto Ammann. El actor hispano-argentino es Javier Delgado, un hidrólogo y geoquímico español que forma parte de esa tripulación pionera con científicos de distintas nacionalidades que también integran la coreana Jihae y los actores Ben Cotton, Clementine Poidatz, Sammi Rotibi y Anamaria Marinca. Completan el reparto los actores que interpretan a los responsables del seguimiento desde la Tierra: Olivier Martínez, Cosima Shaw y John Light, dirigidos por el cineasta mexicano Everardo Gout.
Ammann, de 37 años, despuntó gracias a Celda 211, que le supuso el Goya al Mejor Actor Revelación por su papel de joven funcionario de prisiones. Nacido en Córdoba (Argentina), la familia se trasladó a España cuando él apenas tenía un mes, entre 1978 y 1982 durante la dictadura militar. Los abonados de Netflix también le conocen por su intervención en la segunda temporada de Narcos, donde interpreta a Pacho Herrera, uno de los narcotraficantes que tenía derecho de suministro y distribución con el cártel de Cali en Nueva York. Según el propio actor, su personaje “no es sólo un delincuente, sino también un psicópata”. Durante la guerra del terror realizada por Escobar, se cree que un sicario intentó matar a Herrera mientras asistía a un evento deportivo. Pronto se podrá ver a Ammann también en Antena 3, en la miniserie Apaches basada en la novela de Miguel Sáez Carral. En esta ocasión será un chico nacido en el barrio de Tetúan (Madrid), un periodista con una pareja estable y una vida encaminada. De repente, su padre sufre un infarto y al ir a arreglar sus papeles descubre que está en quiebra y que acumula varias deudas.
Un apasionado Alberto Ammann explica que “la serie se basa en cómo se cree a día de hoy que va a ser el primer aterrizaje de una nave tripulada en Marte y todos los objetivos que hay que cumplir: el primero, salir vivo del aterrizaje. El segundo, poner en funcionamiento una base muy pequeña, que ya estará construida por robots; y empezar a generar la energía suficiente para poder potabilizar agua, crear un huerto y ampliar esa base. Todo está alimentado por distintas cajas de generadores en diferentes puntos del planeta cercanos pero que hay que sostener, reparar... La tripulación está a diario en peligro”.
A la pregunta de si no peca de optimismo un objetivo y una tripulación tan internacional y multirracial tal y como se encuentra ahora el mundo, el actor recalca a este periódico que “el proyecto de ir a Marte es inmenso, requiere muchísimo dinero. No hay ningún país que pueda hacerlo por su cuenta, lo que es positivo. A diferencia de la carrera espacial en la Guerra Fría por ver quién colocaba primero su bandera, ahora hace falta la unión de diez países por lo menos y la aportación de mucho dinero privado, de empresas que ahora tienen el avance tecnológico más grande. Es indispensable la cooperación”. Añade que “los científicos son bastante humanistas y esperan que esto sirva para que la Humanidad se una en un propósito común para ampliar los límites de nuestra existencia y de evolucionar como especie. Unidos en la diversidad y en el propósito de abrir nuevos horizontes. Pero todo tiene sus pros y contras, Stephen Petranek, autor del libro Como viviremos en Marte, en el que nos hemos basado mucho, nos avisó de que esto también puede derivar en una carrera espacial para ver quién expolia los recursos de Marte. Es un asunto muy delicado”. Sabiamente concluye que “como toda iniciativa humana puede ser usada tanto para construir como para destruir. Será un momento interesante para que la Humanidad se plantee algunas cosas: o repetimos patrones del pasado o damos un salto evolutivo. Petranek me dijo que no tenemos ni idea de la fragilidad de nuestro planeta”.