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“Comer, follar, leer, las cosas bonitas y ¿qué más? El resto es un coñazo”

Civivox Iturrama acoge hoy el espectáculo de Elsa Rovayo,‘ La Shica’, ‘De aquí a Lima’. La cita será a partir de las 20.00 horas y el precio de las entradas es de 6 euros

pamplona - Charlar con La Shica es como sin un vendaval de alegría te atravesara los tímpanos y se hiciera fuerte hasta en el capilar más ínfimo de tu cuerpo. La artista ceutí regresa a la capital foral con un nuevo espectáculo, De aquí a Lima. Acompañada por la guitarra flamenca de Josete Ordóñez y la electrónica de Didi Gutman, Elsa Rovayo desvestirá y vestirá de nuevo temas como Una larga noche, Cambia, todo cambia, Piedra y camino, Cardo o ceniza y El árbol del olvido.

El espectáculo es una lectura personal y una selección de canciones que, sobre todo durante su estancia en Perú, ha escuchado por la radio mientras cocinaba, temas que ha aprendido en casas y en conciertos y que ha traído en su maleta de vuelta. Pero lo mejor es que lo cuente ella misma.

Si algo tenemos claro es que La Shica sorprende con cada nuevo espectáculo, la quietud en un mismo espacio musicotemporal no es lo suyo. Además, dice que los viajes le cambian a una. Bien, ¿en qué ha cambiado la Elsa de dos años a esta parte tras su estancia en México y Perú?

-He cambiado en bastantes cosas. Una importantísima, y es que antes, durante toda mi vida, lo único que yo he querido ser es buena artista. Lo otro nunca me han interesado, eso no quiere decir que no tenga mis amigos o haya tenido mis parejas. Pero hace bien poco que la vida real ha empezado a interesarme, ya que antes, el periodo entre bolo y bolo era una especie de purgatorio porque me aburría bastante la vida sencilla. Pero en este viaje he aprendido a vivir de otras maneras y la verdad es que le he cogido el gustillo a esa vida real, lo que no significa que el escenario siga siendo un sitio maravilloso al que ir, un vuelo en primera clase. Pero lo mejor es que, si no lo hago, no pasa nada, he dejado de necesitarlo. Y eso es bueno. ¡Estoy en la gloria, paqué te voy a engañar, estoy encantada de la vida!

En este viaje ha encontrado ritmos hermanos entre el folclore popular latinoamericano y algunos palos flamencos, pero, ¿por qué vestirlos con electrónica?

-Porque a mí me gusta mucho Didi Gutman. Yo quería hacer algo con electrónica para poder trabajar con él porque es muy interesante y muy especial. Y si hacía algo más tradicional, pues igual no pegaba. Cuando estuve en Perú conocí a una tipa, que es una productora muy conocida allí, que había tenido la oportunidad de conocer a Chabuca y que le comentó que le hubiera encantado que su música llegara a sonar en las discoteca para que los chibolos (los chavales), la bailaran. Y yo eso me lo tomé como un encargo personal, vamos, que es lo que tenía en mente y me pareció una cosa bonita de hacer. Y, además, yo tengo ganas de divertirme, de disfrutar y ver a la gente contenta y sonriendo, no tengo ganas de paranoias ni de cosas raras. Y este espectáculo es muy de eso.

Hablamos de estilos, de géneros, pero, no podemos olvidar una parte importante, ¿qué cuentan las canciones?

-La consigna era que no fueran canciones buscadas premeditadamente; es decir, no se trataba de ponerme a investigar el repertorio de Chabuca, por ejemplo. Todas las canciones que están en este trabajo han llegado a mi vida de forma orgánica, natural. Muchas de ellas por transmisión oral. Por ejemplo, cuando yo empecé a viajar por Latinoamérica lo hice por Argentina, donde tengo muchos amigos y ya sabes lo que es allí un asado, juntarte a comer, a beber y a cantar todo el mundo, hasta el que tiene frenillo canta, allí no se corta ni perri. Así he aprendido muchas canciones, otras a través de colaboraciones y otras gracias a las radios folclóricas que me ponían cuando estaba cocinando, algo que hago porque me gusta entrar en el país en el que estoy. Todas las canciones forman parte de mi vida naturalmente.

Ofrece una selección de canciones que ha escuchado o aprendido, pero toda esa pulpa, ¿no ha fructificado en temas propios que conjuguen ambas culturas?

-En eso estamos, cariño, en eso estamos, pero no me metas prisa (risas). Lo que pasa es que yo ahora voy más lenta, necesito tiempo para mis fiestas, para mis paseos con mi marido, tiempo pa pintar... Yo no voy a correr, solo me interesa disfrutar. Esto son como los regalos del viaje, porque tantos millones de pulseritas no me iba a poder traer en la maleta porque me iban a detener (risas). Por lo tanto, este espectáculo es lo que he podido traer para todo el mundo; y mientras estoy trabajando con mis chicos, estamos componiendo y en breve sacaremos el disco, pero no me metas prisa que he vuelto muy latina (risas).

Sujeta por este nuevo formato de guitarra, teclados y programaciones, ¿ha redefinido los temas más añejos o no tienen cabida en este espectáculo?

-No soy muy de grandes éxitos. Yo me peleaba con mis managers porque me decían que tenía que hacer siempre la Zíngara rapera, pero es que ese tema no pega conceptualmente con lo que estoy haciendo. Yo soy de respetar la idea, y si encaja, claro que la pongo, pero si no encaja, no. Y a mí me parece que esta onda va por un lado muy distinto a lo que he venido haciendo siempre... Y así me va, como no tengo estrategias comerciales, no canto los singles ni lo que me dicen los managers, pues no triunfo, pero estoy la mar de bien, que es lo que importa (risas).

Cuando en una cabeza como la suya hay una carpeta con el título de música en la que caben tantas melodías y ritmos, cuando una ha visto y escuchado tantas cosas... ¿qué definición le otorga a esa cosa que le da de comer y le hace disfrutar?

-De muchas maneras. Para mí es un instrumento de liberación, de auto conocimiento... porque, a veces, las canciones dicen cosas que tú sientes pero no sabes cómo decirlas. Me parece que es algo mucho mejor que primera clase para volar, no hay dinero para pagarlo, es como la gracia y el sabor de la vida. Al margen de comer, de la música, de follar, de leer y de las cosas bonitas, ¿qué más? El resto es un coñazo.

Los espectáculos de La Shica, ¿carecerían de sentido si no fueran en espacios reducidos en los que el cara a cara necesita de una cercanía máxima con el público?

-Más que los espectáculos tiene que ver con el artista. A mí no me gustan los sitios grandes, yo no me divierto. Si lo tengo que hacer, lo hago...

Como dentro de unos años La Shica esté llenando pabellones, volveremos a hablar de esto...

-Eso no lo vas a ver tú en tu vida (risas). No me gustan ni los pabellones ni los estadios, yo no quiero esos sitios de cemento tan feísimos, con lo pequeña que yo soy, que no se me ve bailar ni na. No, no, no me gusta y no me pone. A no ser que sea un teatro, porque esos recintos no sé cómo están pensados pero tienen intimidad. Un teatro de 3.000 personas me lo hago, encantá, mientras haya intimidad. Pero ya un sitio abierto, con las propagandas, con esos bares que dan de comer fatal, con la cerveza en vaso de plástico... eso no me ha gustado nunca ni me va a gustar ya de mayor. Si eres Queen, igual si te viene bien, pero el tipo de artículo que yo vendo no luce en sitios grandes, está más bonito en chicos.

No puedo evitar preguntarle, ¿qué sucede en su interior cuando se juntan Lola Flores, Los Chichos y Las Grecas con Bjork o Anthony and the Johnson?

-Pues que me subo en una mesa, me pongo a bailar, acabo sin bragas y las lanzo a modo de boomerang (risas).

Recuerdo que hace ya unos años, en una de sus anteriores visitas, definía a El Drogas como un peluche muy abrazable. Bien, ese peluche se marcó un concierto histórico el pasado 2 de julio, ¿le invitará a colaborar en su actuación de Pamplona?

-Ya sé que viene hoy al concierto. Al principio me dijo que no podía, que tenía bolo, pero al final está en Pamplona. Así que le escribí y le propuse hacerse una conmigo, y no me ha contestado todavía (risas). Y es que siempre lo meto en follones, lo pongo a cantar por bulerías (risas). Pero yo creo que algo haremos, aunque sea una de él. Yo, si tengo oportunidad de juntarme con gente tan enorme, hago todo lo posible, canto lo que sea, la tarara, lo que tú quieras, Drogas. Lo admiro.