pamplona - Con decenas de personas congregadas desde muchos minutos antes de que dieran las 12.00 horas, la ya plaza Marea albergó ayer un acto que tuvo de todo; emotividad, rock and roll a raudales, compadreo, fiesta, y sobre todo, justicia a la hora de reconocer el mérito de un grupo que ha llevado el nombre de Berriozar a lo largo y ancho del planeta, henchidos de orgullo y dignidad.
De hecho, el alcalde de Berriozar , Raúl Maiza, antes de inaugurar la plaza con el tradicional corrimiento de cortinilla, calificó el día de ayer como “histórico”. “Hoy inauguramos la plaza Marea y es un orgullo para el Ayuntamiento contar con el grupo hoy aquí, una banda que siempre ha defendido el nombre de Berriozar allá por donde ha ido”, apuntó Maiza, antes de terminar su escueta pero certera e intensa intervención con un “zorionak, y a disfrutar”.
Por su parte, Kutxi Romero, vocalista de la banda, en nombre del grupo, tomó la palabra ante las cientas de personas congregadas, que no paraban de corear el nombre del grupo, para dar, en primer lugar, “las gracias a todos. Siempre Berriozar por el mundo... ¡Gora Berriozar!”. Palabras que dieron lugar a lo que todos los allí presentes estaban esperando como agua de mayo, ya que el escenario instalado en el centro de la plaza hacía presagiar lo evidente. Que los cinco Marea regalaran una actuación que ya quedará para los anales.
Un concierto que arrancó con Bienvenidos al secadero y La majada, bajo un inesperado sol latiente que hizo sudar a los presentes más de lo deseado mientras los pelos se erizaban al volver a escuchar los clásicos de la banda en directo, tras cinco años oficiales de ausencia.
Mierda y cuchara, La luna me sabe a poco, Manuela canta Saetas y Que se joda el viento, con todo el personal ya botando sin control, protagonizaron el segundo bloque de la actuación para dar paso a Trasegando, canción en la que tomó las riendas del micro el Piñas mientras Kutxi, como es habitual, tomaba un respiro.
La recta final fue auténticamente demoledora, con pelos como escarpias por doquier al ritmo de Corazón de mimbre, La rueca o Como el viento de Poniente. Las cervezas volaban, las caras de emoción se congelaban y el grupo, sobre el escenario, como si fuera una piña, segregaba rock and roll de verdad a raudales. Se les notaba, a la legua, las ganas que están conteniendo de salir de gira mientras preparan el nuevo disco.
Romance de José Etxailarena, Como el barniz y Perro verde fueron marcando el final de un concierto que pasó como un suspiro, mientras los asistentes se deshacían en elogios y comentarios del tipo: “Podíamos estar así horas”. Y, cómo no, el broche final fue la canción Marea, cuyo estribillo fue coreado a pleno pulmón por todos los presentes, entre los que se pudo ver a numerosos músicos como Aurora Beltrán, Pedro La Fuga, Flako Txarrena, Brigi Duke, Gabri Coke Desván, Luter o Ruben Antón (trompeta de Vendetta), e incluso al expelotari Irujo, que se torraban bajo un sol que no dio tregua.
Una vez terminada al actuación, el grupo puso a disposición de todos los presentes un libro de firmas en el que cada cual fue plasmando lo que significaba Marea para ellos. Y es que tanto el acto como el concierto se convirtieron en una reunión familiar, con las emociones a flor de piel y los abrazos repartidos a mansalva. Pero no solo se contaba gente de Berriozar entre los asistentes; Madrid, Santander, Logroño y diversas comunidades del Estado estuvieron representadas por amigos, músicos y allegados de la banda, que posteriormente convergieron todos ellos en una pantagruélica comida.
Y, como no podía ser de otra manera, las apuestas volaban de oreja a oreja para saber quién sería el primero en hacerse con las placas colocadas. Algo que Kutxi tenía muy claro: iba a ser él.