bilbao - La actriz Teresa Ruiz Penella, conocida como Terele Pávez (Bilbao, 1939), murió ayer a los 78 años en el hospital de La Paz de Madrid a causa de un derrame cerebral, según informó Aisge (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión). Bilbaína de pro -ejercía de ello aunque se marchara de muy pequeña a Madrid-, Terele Pávez atesoraba una extensa carrera como actriz de teatro, televisión y de cine, donde debutó siendo una niña de apenas 12 años en la película Novio a la vista, de Luis García Berlanga.

Hasta el último momento, ha estado en activo. Acababa de estrenar hace unos meses El bar, la última película de Álex de la Iglesia y séptima que la actriz compartía con el director bilbaíno, para quien se había convertido en su musa. Precisamente, en 2014 ganó el Goya a la mejor actriz de reparto por su papel en Las brujas de Zugarramurdi, dirigida por Álex de la Iglesia, un premio que recibió de manos de Javier Bardem, tan emocionada que apenas pudo hablar.

Hija del diputado de la CEDA durante la Segunda República Ramón Ruiz Alonso y de Magdalena Penella, provenía de un linaje de artistas. Terele Pávez era la menor de las tres hijas actrices que tuvo el matrimonio, aunque cada una utilizó un apellido artístico diferente. Su hermana Emma Penella falleció en 2007, mientras Elisa Montés, que tiene 82 años, se retiró del mundo de las cámaras. Incluso su sobrina, Emma Ozores, emulaba a su tía.

grandes papeles Reconocida como una de las más grandes intérpretes estatales de reparto, dejó su huella en papeles como Mauricia en Fortunata y Jacinta (1969), de Angelino Fons, su Celestina (Gerardo Vega, 1996) o la Régula, de Los santos inocentes (1984), de Mario Camus.

No obstante, pese al reconocimiento obtenido con estos trabajos, tuvo etapas oscuras en lo profesional, destinada a papeles muy secundarios. Fue Álex de la Iglesia quien le devolvió la luz con su papel de Rosario, la regenta del hostal donde va a parar el cura Ángel Berriartua (Álex Angulo) en El día de la bestia (1995). Ella siempre le estaría agradecida. “Álex contactó conmigo en un momento en el que yo no trabajaba y nos caímos bien desde el principio: los dos somos zurdos y de Bilbao y tenemos sentido del humor. Siempre ha sido muy tierno conmigo, pero también es respetuoso con todo el mundo, algo que me gusta, eso es amor para mí”, remarcó en una entrevista en octubre de 2016.

Desde entonces, su filmografía iría en paralelo a la del cineasta bilbaíno. Le seguiría La comunidad (2000), 800 balas (2002), Balada triste de trompeta (2010); sería Maritxu, la cabeza de familia de Las brujas de Zugarramurdi (2014); la madre de Pepón Nieto, en Mi gran noche (2015); y finalmente, fue Amparo, la dueña de El bar, estrenada este mismo año.

En la pequeña pantalla, por su parte, participó en obras de Estudio 1, Fábulas o Teatro de siempre, los icónicos teatros filmados de la época, y tiempo después en Cañas y barro y La barraca. Y más recientemente, sería doña Pura Barbadillo, madre de Antonio Alcántara (Imanol Arias) en la popular serie de televisión Cuéntame.

Terele Pávez, con cerca de cien títulos en su filmografía para cine y televisión, también destacó en la escena y una de sus últimas interpretaciones fue en ¡Mamáááá! (2010).

La intérprete, que se denominaba “una jubilada con pensión”, no escondía que siempre había sido una mujer de izquierdas, una “zurda arreglada”, porque de pequeña no le dejaban escribir con su mano izquierda y le enseñaron a coger el lápiz con la derecha, lo que para ella fue algo muy duro. “Me salvó el ballet”, decía.

En la última edición del Festival de Cine Fantástico de Bilbao-Fant, que se celebró en mayo, recibió el premio de honor por toda su carrera. La actriz no pudo acudir a recogerlo.

Trayectoria. Debutó en la gran pantalla con 12 años, en la película de Luis García Berlanga ‘Novio a la vista’, y desde entonces su carrera estuvo marcada por la falta de continuidad, con periodos de alejamiento de las pantallas y regresos con papeles importantes. Entre otros, dio vida a Pilar Prados, la última mujer ajusticiada por el garrote vil en 1959, en ‘Las envenenadoras de Valencia’ (1984), de Pedro Olea; a Mauricia en ‘Fortunata y Jacinta’ (1969), de Angelio Fons o a Régula en ‘Los santos inocentes’ (1984), de Camus.