pamplona - Luz viaja a Europa en busca de un futuro mejor para ella y su hijo, a quien ha dejado en Bogotá. Primero se instala en un postoletto: una habitación patera para emigrantes que, como ella, sueñan con rehacer sus vidas y comienza a trabajar como limpiadora en un hotel, con unas compañeras que se convierten en su conexión con el mundo. Todo fluye con normalidad hasta que, inesperadamente, conoce a Fran. Los objetos amorosos es una road movie sin coche, un viaje en el que Luz y Fran viven bajo sus propias reglas.

El realizador asistirá a la proyección de esta tarde y participará en el coloquio posterior. La entrada cuesta 3 euros.

¿Cómo se le ocurrió la idea de Los objetos amorosos, de la que también es guionista? ¿Era la historia que quería hacer para su primer largo, una especie de declaración de principios?

-Creo que no. La historia se fue forjando poco a poco, a raíz de circunstancias casi azarosas. Mis películas suelen estar precedidas por un proceso de investigación práctica, con un grupo o comunidad que va a ser representada y que necesito conocer a fondo. Digamos que empiezo en blanco, con tan sólo un tema de fondo y muchas preguntas por resolver. Con esta comunidad realizo una serie de talleres de intercambio de experiencias. Son sesiones muy participativas, basadas en el diálogo y el debate, donde analizo sus puntos de vista sobre distintos temas. De ahí surgen las ideas y así voy construyendo el guión.

¿Por qué dos mujeres, por qué inmigrantes y por qué Roma?

-Siempre suelo trabajar con mujeres, me interesan sus puntos de vista y me resulta fácil comunicarme con ellas, no lo veo como un desafío o una complicación; todo lo contrario. En cuanto a Roma, es una ciudad que conocía bien porque años atrás hice mi beca Erasmus allí. Mis dos proyectos anteriores trataban el tema de la migración, en España y Cuba, con enfoques diferentes. Esta vez buscaba una ciudad europea que pudiera ser un destino atractivo para gente que migra desde Latinoamérica. Roma es una ciudad de postal, que por un lado seduce y sugiere una idea de prosperidad, pero que también esconde un lado crudo que, de algún modo, no les deja integrarse del todo en este escenario de ensueño.

¿Le gusta la estética del documental aplicada a la ficción; diría que su estilo va en esa línea?

-Es una práctica que he seguido desde mis primeros cortos, y hoy prácticamente se ha convertido en mi statement, e incluso estoy impartiendo talleres en esta materia: cuestionar los límites entre la ficción y el documental y hacer trabajar a actores profesionales con personas reales. Trato de igualar a todos en un mismo nivel dramático para que el espectador no distinga muy bien la realidad de la ficción. Es un proceso intuitivo y a veces complicado, pero cuando funciona es muy satisfactorio.

¿Es lo que ha sucedido en este caso?

-Laura y Nicole son dos actrices muy talentosas y generosas. Desde el primer momento se implicaron al 100% en la película, más allá de su roles como actriz, preocupadas por que todo saliera a la perfección, convirtiéndose en mi aliadas. Para mí esto ha sido un regalo. Las dos están siguiendo de cerca todo el recorrido de la película, asistiendo a los festivales que han podido. Laura ya ha sido premiada tres veces, y Nicole, una. Y cada vez que sucede, lo celebramos con la misma ilusión.

El título de la película se inspira en una obra de Erich Fromm.

-El propio título hace alusión a un capítulo su libro El arte de amar, que plantea que amar debería ser una capacidad para relacionarnos con el mundo en su totalidad. En cambio, muchos seres humanos tendemos a escoger un objeto amoroso para proyectarnos ciegamente en él, hasta el punto de convertir el amor en una forma de egocentrismo aumentado. Quise partir de esta idea para reflejar la necesidad de amar en un contexto de soledad y desarraigo, y paradójicamente, la dificultad de hacerlo libremente. La precariedad puede hacer que dos personas se unan y sin embargo, también puede imponerse y hacer que el amor pase a un segundo plano. Solamente en ese contexto Luz y Fran viven su historia de amor. Y es ese mismo contexto el que acaba destruyéndola.

¿Cómo ha recibido el público la película allí donde ha podido verse? ¿Ha tenido dificultades para el estreno comercial?

-La reacción del público ha sido en general bastante positiva. La distribución para una producción como esta, realizada en los márgenes de la industria, siempre es complicada, pero no nos podemos quejar. Tras un largo recorrido por festivales internacionales de cine, la película pudo estrenarse comercialmente el pasado mes de febrero en la Cineteca de Madrid gracias al premio Rizoma de Cine (un premio de distribución en la red de filmotecas, salas de cine, DVD con CAMEO y VOD con Filmin).

¿Ha aprendido algo sobre la felicidad haciendo esta película? O sobre otras cosas...

-He aprendido sobre las múltiples razones que puede tener una mujer para migrar, y sobre sus condiciones de vida, sus miedos, sus deseos, sus puntos de vista. Hacer un largometraje también supone sortear un sinfín de obstáculos y aprender más sobre el oficio.