en la historia de la televisión, hay un antes y un después en la forma de presentar la información meteorológico, y tiene que ver con la aparición de las teles privadas, que dinamizaron y modificaron los modos de acercar la información del tiempo a la audiencia. Desde los prehistóricos inicios del ínclito Mariano Medina hasta las últimas tendencias, la información del tiempo ha cambiado que es una barbaridad, y lo que era una pequeña ventana a la predicción del meteoro se ha convertido en sección destacada de los más importantes informativos de cada cadena. Los presentadores/as de esta pieza televisiva saben de su papel comunicador y de la necesidad de explicar con claridad y precisión los parámetros meteorológicos que afectarán a la vida de la ciudadanía, de ahí su importancia y necesidad informativa. Así han surgido las figuras de los responsables de este hacer, que se han convertido en pequeñas estrellas de las televisiones de nuestros días. Si la información del tiempo ha crecido en las parrillas de contenidos actuales, algo similar ha ocurrido con las series que inundan las ofertas de las teles, que en un principio eran escasas y de producción norteamericana (en EEUU se producen más de 500 series anuales) y ahora mismo somos excelentes en producir series propias y autóctonas. Esta avalancha de productos seriales en este formato a caballo entre el cine y la tele muestra una vitalidad y creatividad poderosa y expansiva. Un tercer elemento que ha cambiado en el modo de hacer televisión, está en el tratamiento de la actualidad, que ha abierto ventanas en las cadenas de par en par y así ofrecen telediarios, programas informativos especiales y magazines de actualidad modernos, y respetuosos con la libertad de expresión y la concurrencia informativa. Cambios en modos y maneras que terminan mejorando ese pequeño electrodoméstico, al que dedicamos casi tres horas de nuestras azacaneadas existencias.